Expresiones de la Aldea, La Aldea y el Mundo, San Luis

POR LOS QUE LLEGAN ÚLTIMOS

Gabriela Pereyra

Encuentro un poco de mi pasado en un texto y me invade esta sensación de que esto también pasará y los últimos… ¿quedarán?

San Luis, 4 de julio de 2009, 5:34 AM. Cuando Crónica TV, se apiadó y quitó su contador de muertos en vivo por la Gripe A, cuando batimos otro récord mundial, 100 mil casos sospechados de gripe A en nuestro país (ojo no hay que descuidar el récord que encabezamos de muertes en accidentes de tránsito), cuando ningún medio habla del aumento desorbitante de precios de la última semana, cuando dejaron de cuestionar por qué se cayó un avión de Air France, una de las empresas de vuelo más seguras del mundo. Cuando el dengue descansa, y no en paz, pero nadie está advirtiendo sobre las medidas que tomarán en un eventual rebrote, veremos qué noticias pueden generar impacto para cuando esto suceda.

Cuando se adelanta la feria judicial y nadie aclara cuántos juicios quedarán “sin resolver” hasta nuevo aviso, cuando lavarse las manos es como lo esperado, lo instituido y por tanto no es cuestionable que algunos referentes públicos se encuentren abocados a esa tarea. Cuando se habla de ganadores, perdedores, presidenciables, oposición y nada se dice de irresponsabilidad en la no suspensión de los comicios en medio de una supuesta pandemia, excepto la OMS que nos colocó como un buen ejemplo de “lo que no se debe hacer”. Cuando “la grip” (dirá la Legrand), y la crisis mundial jueguen de aliadas para justificar en cada mandatario los desbarajustes económicos, recayendo obviamente, sobre los que desde siempre padecen con o sin “grip”, con o sin crisis.

“Científicos identificaron una nueva cepa de gripe en China con el potencial de convertirse en una pandemia. La enfermedad es transportada por cerdos, pero existe la posibilidad que se la transmitan a humanos. Aseguran que es similar a la gripe porcina de 2009, pero con algunos cambios nuevos”.

Cuando continúa el sistema de salud cuestionado sobre su estado real y simbólico. Cuando abrazar y besar es condenable, y estornudar te coloca al borde del abismo social. Cuando sigue la discusión en torno a Michael Jackson, sobre si era negro, blanco o gris, si se drogó, suicidó o se le superpusieron malas praxis de sus cirugías estéticas. Cuando el Glaciar Perito Moreno sufrió nuevos desprendimientos titulados como ‘espectaculares’, y la mayor mina de oro con sede en territorio argentino será explotada para bienestar de otros y desgracia nuestra.

Cuando un titular avisa que un hombre mató a su suegra porque la odiaba y no tardan en llegar los chistes machistas sobre suegras.

Cuando el fútbol no se detiene pese a los contagios.  A esta hora, es cuando escribo, cuando siento que no hay CUANDO posible para mi hijo, que no puedo garantizárselo, que nos arrebataron el cuándo, el dónde, sumergiéndonos en una vida instantánea del ‘mañana vemos’, ‘sobre la marcha’, ‘estamos analizando’, convertidos todos en mutantes sospechosos del No Ser. Digan ahora, si no viene bien un poco de catarsis…”

La palabra pandemia etimológicamente ha referido a “reunión del pueblo”, contrario a lo que se pide en estos tiempos, aunque al tomar acepciones médicas referirá a una enfermedad epidémica que afectará a “todos” los “pueblos”. Por supuesto que en los planes de ninguna persona está pasar por una, dos, y menos tres pandemias, pero recorrer un texto del pasado genera resquemores sobre qué hicimos y cómo lo empeoramos.

“Huérfanos”, por Thomas Kennington. (1856–1916)

Hace unos días amanecimos con otra noticia, mezclada entre la sobredosis de datos del coronavirus: “Científicos identificaron una nueva cepa de gripe en China con el potencial de convertirse en una pandemia. La enfermedad es transportada por cerdos, pero existe la posibilidad que se la transmitan a humanos. Aseguran que es similar a la gripe porcina de 2009, pero con algunos cambios nuevos”. El mundo no se recupera del coronavirus y ya está la amenaza velada de nuevos problemas, con viejos protagonistas. ¿Será? 

Imagino que hoy me desvelo a la 5 de la mañana y observo lo que pasa, podría decir que Argentina reaccionó sanitariamente mejor que en aquella otra pandemia, que lo medioambiental ha empeorado, que las chicanas políticas y económicas no se toman cuarentenas, que la frivolidad no pasa de moda y que los femicidios, hoy con nombre propio, también son pandémicos pero una fuerza imparable ya no descansará hasta darles fin. Que mi hijo construye su cuándo y su dónde sin esperar la llegada de garantías. Y que los últimos siguen allí, más vulnerables que ayer, recibiendo consignas de una “nueva normalidad” que otra vez no los incluye, cuando, por ejemplo, en la ausencia de un grifo con agua se escurre una vida.

Desvelada comprendo que no se trata de prepararse para otras pandemias como “el loop” en el que conviene atraparnos, sino que el riesgo mayor es olvidar estar para el otro cercano, y reaccionar por los que llegan últimos, que sin un nosotros, tal vez, no llegarán.