Tribuna Pública

NUEVAS VACUNAS: ENTRE ESPERANZA Y DECEPCIÓN

Adela Eva Borgionni

Esta pandemia, aparte de habernos invadido con miedo y desesperación, nos trajo lo único que compartimos todos: esperanza, en esa estamos todos de acuerdo, estamos viviendo en este presente histórico y queremos pensar que vamos a superarlo.

Y es por eso que no creo que haya un ser humano que no haya festejado la creación de la vacuna que va a producir Argentina y México para toda Latinoamérica, quisiera creer que no hay opositores a este posible descubrimiento científico, que tanta presión ha tenido en estos últimos meses.

A pesar que la pelea existe por ver quien la descubre o la produce primero entre los países más poderosos del planeta, esta vez eso directa o indirectamente nos beneficia a todos, porque estamos hablando de la cura a una enfermedad que tiene una mortalidad muy superior a otras pandemias ya existentes.

La guerra entre los laboratorios rusos y el de EE. UU nos ha traído vientos de esperanza, y es algo para celebrar, más aún si un laboratorio argentino está involucrado.

Pensar que hace un año atrás a los científicos se los echaba del país y a los que se quedaban a pelearla se les rebajaba el presupuesto anual, porque según el gobierno anterior había otras prioridades, hoy debemos sentirnos orgullosos de nuestros científicos, como también de todos los que la han peleado en esta pandemia, médicos, enfermeros y todo aquel que ha estado cara a cara con este virus.

Tengo fe que cuando se empiece a producir desde nuestros gobiernos se arbitren las formas para que nos llegue a todos a bajo costo, y esto sea un tiempo de aprendizajes y no de olvidos.

Américo Ponce Castro

En nuestro país estamos tan acostumbrados a recibir noticias que al principio parecen fascinantes y luego resultan terribles decepciones, que no me gustaría entrar en ejemplos.

Esto de la vacuna me parece una total farsa, primero salen todos los científicos a decir que para encontrar una vacuna se tarda más de un año y resulta que ahora con tan solo unos meses de prueba ya tienen todo listo, díganme si por lo menos no les resulta algo extraña la situación.

Muchos festejan el logro de que la vacuna se vaya a producir en nuestro país, pero en realidad puede ser contraproducente si somos como conejillos probando primero algo sin tantas pruebas. Lo mismo les va a pasar a los rusos. Y si algo sale mal, los mexicanos se lavarán las manos diciendo que ellos solo envasan.

Hay una guerra muy grande entre los países más poderosos del mundo para ver quién larga la vacuna primero al mercado, es como una nueva Guerra Fría, pero ahora el triunfo es de los que se erijan como salvadores. Espero que, en estas mezclas, el populismo no festeje antes de tiempo. Los científicos argentinos son muy buenos, pero acá los intereses en juego son de mayor tamaño, fuerzas inmanejables. China ya prueba una, Rusia ya la tiene, Inglaterra se hace la seria y Trump está esperando para ver a quiénes compra y desabastece. Prudencia, eso se necesita en estos tiempos, está bien no quedarse en la retaguardia, pero todo lo que se ve en la historia de las farmacéuticas, son grandes negociados. No es que no quiera tener esperanza, pero me he llevado más decepciones que alegrías en estos idas y vueltas que hay sobre el coronavirus.