UN EJEMPLO DIGNO DE IMITARSE
Viernes 10 de septiembre de 1920– Publicado el el Diario La Opinión
Afirma Cicerón que la caridad es una virtud universal en el género humano, y en efecto era así en el mundo romano donde la organización del gobierno, al menos en los primeros tiempos hacía innecesaria la existencia de hospitales y demás establecimientos filantrópicos.
En nuestra vida moderna, agitada y azarosa las cosas ocurren de diferente modo, una gran parte de la población carece de una existencia asegurada de antemano, lo que hace necesario la intervención de la caridad privada, no muchas veces bien entendida.
En nuestro medio, y especialmente en nuestra vida de provincia, no abundan, por cierto, las iniciativas particulares para mejorar o aliviar en parte la situación de los menesterosos; de ahí que cuando una persona que se distingue por una obra tendiente a mitigar el sufrimiento humano, se haga necesaria la publicidad de su nombre, a fin de que su ejemplo sea imitado.
Tal deseo nos mueve a escribir estas líneas consignado el nombre de la señora Francisca Sosa de Núñez distinguida y acaudalada matrona de Villa General Roca, localidad que debe mucho a su noble filantropía.
Encontramos en el carácter de la dama que nos ocupa, algo de la austeridad y nobleza de las matronas de antaño siempre listas a sacrificarlo todo por la patria o por el bien.
Retirada en Villa General Roca donde reside hace años, heredó de su malogrado esposo don Cipriano Núñez, a la par que su cuantiosa fortuna, todas las bellas prendas de carácter de este ciudadano honesto y virtuoso que sembró el bien a manos llenas.
La señora de Núñez costea la educación teniendo gratuitamente en su domicilio a numerosos niños pobres que al fin del año escolar los despacha para recogerlos al año siguiente.
En los hogares del pobre la distinguida matrona es la salvadora de sus necesidades.
En épocas de epidemia es la que provee gratuitamente de medicamentos. Esto y mucho más hace la señora de Núñez en bien de la humanidad.
