Expresiones de la Aldea, Notas Centrales

BITÁCORA DE PANDEMIA


Hojear sin juzgar el cuaderno de bitácora de viaje en esta pandemia en el que diferentes y distantes personas escriben reflexiones y sentires de esta historia

La Opinión/ La Voz del Sud

Espiamos esta vez en el cuaderno de viaje de Víctor Montes, médico psiquiatra de San Luis:  Pandemia, palabra vieja, experiencia nueva. Aisla-miento, distancia-miento, dictados imperativamente, y aceptados pasivamente. El miedo no es zonzo, aunque menguado por la universalidad de la vivencia. La consecuencia inmediata y necesaria es el recogimiento físico y mental, un convite a pensar. El limite a la acción, lleva a la reflexión.

¿Qué me ha llamado la atención?; la tendencia inicial a continuar inercialmente con el modelo de funcionamiento anterior, buscar la acción en el espacio físico limitado, o en el amplio espacio virtual, ya sea individualmente o con el grupo. Algunos experimentando una nueva modalidad de trabajo, otros aumentando su presencia en las redes, todos organizando maratones de series, leyendo, cocinando, entre otras. Esto suponiendo que tengan trabajo y ambiente favorable, ya que la pertenencia a grupos sociales vulnerables condiciona forzosamente la respuesta. La consigna, mantenerse compulsivamente hacia fuera, hacia la superficie. Un tiempo estuvo bien, pero, la prolongación del estado de retracción del mundo trajo nuevas vivencias, ya no se puede huir de la atracción de los laberintos de la interioridad, ahí está la fascinación, el asombro y lo temido. ¿Quién soy?, ¿qué somos? Cuestionamientos, dudas, extrañeza ante las propias certezas y verdades, y miedo a develar cómo afronto la idea de la enfermedad y la muerte. Algunos pueden más, otros menos, pero en algún momento, por mínimo que sea, enfrenta a este desafío.

¿Cómo seremos después de esta nueva experiencia? La capacidad adaptativa de nosotros, los humanos, se ha revelado ilimitada. Por lo que se puede inferir que lo que nos ocurre, necesariamente se va a incorporar al acervo individual y grupal. Y la posibilidad de cambio va a estar dada por lo que podemos aprender de la experiencia, al menos las generaciones contemporáneas van a recibir el impacto y pueden revalorizar valores y principios. Pero creo que, en el devenir histórico, no va a haber demasiados cambios, como nos enseña la historia de sucesos similares.

Desde Villa Mercedes, el locutor y músico Alejandro Bustos escribe sus reflexiones: como decimos comúnmente, en situaciones normales, por llamarlo de alguna manera, podemos CARETEAR nuestras conductas, nuestra manera de comportarnos en sociedad, disimular nuestra manera de ser como personas… Ahora, en situaciones extremas, como esta inesperada y tremenda pandemia de Covid-19, no hay lugar para especulaciones, para disimular en cuanto a cómo somos realmente.

“Compras en el supermercado durante una pandemia” (2020), por Oshkosh Leif Larson.

Sin ningún lugar a dudas, la virulencia, lo sorpresivo y avasallador de esta realidad que de virtual no tiene nada, aunque a veces parezca una película futurista y fantasiosa, ha desnudado todo aquello que por mucho tiempo la humanidad ha sabido y podido disimular y hasta manipular.

Por un lado, se evidencia la apabullante y angustiante fragilidad del ser humano ante algunos giros de la madre naturaleza. Cuando creíamos estar en un punto cúlmine en cuanto al desarrollo tecnológico y científico, sumado a que entendimos, de manera brutal, que la llamada GLOBALIZACIÓN nos podía jugar una tan mala pasada al exponernos en muy pocas horas a un tenebroso e incontrolable enemigo.

Pero, según mi entender, lo más revelador del caso que nos convoca a la reflexión, es la más nítida radiografía mundial y global del comportamiento humano, es decir, esta situación inédita mostró ¡las peores MISERIAS y las más conmovedoras GRANDEZAS que jamás podríamos haber imaginado!

Actitudes miserables como el egoísmo del “yo me salvo como puedo”, la mezquindad de solo pensar en los intereses materiales, monetarios, financieros, económicos por encima del bienestar general, inclusive por encima de la vida misma de mi prójimo, resumido en el “Que se mueran los que se tengan que morir”.

La VIDA es tan, tan maravillosa, tan sorprendente que nos tira en el rostro el accionar de cientos, de miles, por qué no de millones de hermanos que nos ofrendan cada día lo mejor de sí, con acciones un tanto temerarias, solidarias, bellas, por el bien de todos, aun muchas veces a riesgo de lo más preciado…sus propias vidas…

Creo, que después de esto, el miserable, el egoísta, el insolidario seguirá siéndolo como siempre y las buenas personas, las almas buenas seguirán su camino, su paso por este mundo, tranquilos, inmutables, sembrando esperanza, convencidos que solo han hecho lo que debían hacer, así de simple lo veo …¡¡lo demás …es puro cuento!!