Notas Centrales, San Luis, Tertulias de la Aldea

UN BUEN RECUERDO

En 1875 llegaba a Villa Mercedes el doctor Juan Bautista Benjamín Dupont. Sus acciones sanitarias, ambientales y de progreso cuidando al otro, hoy adquieren mayor relevancia

Por Oraldo Britos

Los años a veces influyen con fuerza sobre nuestros pensamientos conformados en nuestra juventud, y buscan dar respuestas a los distintos problemas que la vida nos plantea. Y aquellos que de alguna manera supimos comprometernos, debemos, aún con muchos años, colaborar con nuestra experiencia acercando no sólo preocupaciones, sino los valores que la vida nos ofreció y supimos disfrutar gracias al bien común, que en mi caso se dio con toda la comunidad puntana, dejando de lado ideologías o credos religiosos, convencidos y persuadidos de una frase trascendente que decía: 

“Somos una parte importante de la sociedad, pero no somos todos”. 

No sólo deseo ocuparme del difícil y grave problema que significa la pandemia, que no solamente destruye la salud de millones de ciudadanos en el mundo, sino que también termina con nuestros sueños, y en especial deja sin ningún tipo de defensa a los más humildes. 

Debo confesar que no he podido escapar a los distintos comentarios sobre este virus que debemos soportar, sino que también escuchar a todos aquellos que se han convertido en “biólogos” expresando con absoluta irresponsabilidad, su sentido común, cuando todos sabemos que miles de infectólogos buscan valientemente poder encontrar la solución definitiva para derrotar a este enemigo de la humanidad. 

En lo que podríamos decir que es mi escritorio, puedo destacar un viejo baúl donde atesoro libros, diarios, folletos, fotos, recuerdos, en especial de los pueblos de mi querida provincia puntana, y también, naturalmente todo lo concerniente a mi Villa Mercedes. 

Entre los papeles encuentro que, cuando finalizaba el siglo diecinueve, el General Julio Roca organizaba su cuestionada Campaña al Desierto designando al Coronel Racedo para hacerse cargo de la columna de la región de San Luis. Fue entonces que decidió convocar a un médico francés que había conocido en París mientras hacía un curso en su grado de Coronel del Ejército Argentino.

Jefe de la Frontera Sud del Interior, Coronel Eduardo Racedo.

Se trataba del doctor Juan Bautista Benjamín Dupont, médico civil y militar, terrateniente, empresario y emprendedor, y además, a pesar de que la Revolución Francesa en 1789 había terminado con la nobleza, Dupont ostentaba el título nobiliario de Barón de Chessat. 

Nació el 18 de agosto de 1851, en un pequeño pueblo del sudeste de Francia, completó sus estudios secundarios en el Liceo Imperial de Limoges, ingresó a la Facultad de Medicina de París, justo cuando Napoleón III marcaba aquellos años de estrecheces para todas las clases sociales. 

Antes de los 20 años había sido nombrado Caballero de la Legión de Honor por su actuación en la guerra franco-prusiana, prestando servicio en el campo de la medicina. 

Fue entonces que presentó su tesis sobre: “Heridas con armas de fuego”. 

También fue condecorado por la Legión de Honor de Francia y otras órdenes de mérito, honrado por concurso con varias medallas por trabajos científicos en Europa, miembro de la Academia de Medicina de Río de Janeiro, de la Sociedad Francesa de Higiene y de otras Sociedades Científicas de Europa y de América. 

La llegada a Villa Mercedes 

A Villa Mercedes llegó el 17 de septiembre de 1875, cuando también llegaba el ferrocarril Andino de Río Cuarto, incorporándose como médico cirujano a la Guarnición de la Frontera Sud de San Luis que estaba a cargo del Coronel Racedo en la Conquista del Desierto

Se radicó y prestó servicio no sólo a los integrantes de la fuerza militar sino también a los civiles, adquiriendo un gran prestigio en su profesión, e integrándose a la vida social de la pequeña Villa. 

En 1878 contrajo enlace con María Menvielle, conformando una familia ejemplar y reconocidos por el vecindario, al que le va mostrando y enseñando el tratamiento de una futura tierra productiva en hortalizas y legumbres, mientras convocaba a realizar un censo que registró la presencia de 4.549 pobladores, con marcado crecimiento desde la llegada del ferrocarril en 1875. 

El 9 de noviembre de 1880 colaboró durante la gestión de Ardiles para adquirir la casa Municipal, ubicada en la calle Belgrano casi Potosí, que había sido la antigua residencia de la familia de don Pedro Homaeche. 

El 1° de agosto de 1881 se incorporaron los concejales Rufino Barreiro y Jerónimo Ramallo, no lo hizo el Dr. Benjamín Dupont que también había sido electo en Villa Mercedes, aunque se incorporó el 6 de octubre de ese año y hasta 1886. Se caracterizaba su gestión por el empeño en la plantación masiva de árboles, siendo su mayor preocupación la preservación de la salud pública, el mejoramiento edilicio de la Villa, el trabajo y riego de las quintas, chacras y huertas familiares. 

Es de destacar que estableció la vacunación obligatoria de todos los habitantes, preveía riesgos de contagios en la salud de la población por cuanto distintos virus se habían afincado en el país desde la fiebre amarilla en la década del 70, en la ciudad de Buenos Aires, el cólera, la viruela, y se encontraba también preocupado y ocupado por la desnutrición en la niñez, entre otras problemáticas. 

Como complemento controlaba la higiene en las viviendas, eliminaba los charcos y pantanos de las calles, y retiraba sus basuras, cuidaba la forestación de plazas y paseos, y hacía llegar el agua de riego a todos los terrenos donde se cultivaban hortalizas y frutas que eran base de alimentación de la población. 

El Dr. Benjamín Dupont revalidó su título en la Universidad de Córdoba y prestó su concurso en las epidemias de cólera y viruela, siendo mencionado como benefactor. Publicó algunos trabajos en revistas médicas y geográficas y propició la fundación de diversas asociaciones de asistencia social, como el Patronato de la Infancia y el Asilo de Mendigos, entre otros. 

Estamos los puntanos cumpliendo 140 años de este trascendente e histórico hecho, donde un profesional galo supo velar por la salud de la población de una humilde Villa

No solo nos corresponde imitar ese ejemplo, sino también sumarnos a la honrosa tarea a la cual están abocados los profesionales de la salud, médicos, enfermeras, mucamas, personal de servicio, choferes de ambulancias… Y ser, junto a Dios, solidarios con el dolor que sufren aquellos que perdieron a sus seres queridos.