Notas Centrales, San Luis

Sarmiento y las tradiciones coloniales

Dos actas de bautismo, marcadas por un contexto con gran influencia de la Iglesia, certifican que el estadista y escritor recibió como nombres Valentín Faustino, pero eligió utilizar Domingo por respeto a su madre

Por Guillermo Genini

La vida de Domingo Faustino Sarmiento ha concitado el interés de una multitud de investigadores de diversas disciplinas científicas de Argentina, América y de todo el mundo.

Sus múltiples facetas y la profundidad de sus escritos suscitan debates y controversias de una actualidad permanente. Las circunstancias que rodearon su nacimiento no podían ser diferentes.

Para muchos aficionados a la Historia el nacimiento de Sarmiento parte de un error. Es un hecho conocido que nació el 14 de febrero de 1811 bajo el nombre de Faustino Valentín, tal como figura en su partida de bautismo.

Sin embargo, pocos han reflexionado sobre el porqué de la discrepancia con la fecha de nacimiento y el nombre que usó Sarmiento en su vida pública. Pese a lo que se afirma vulgarmente y con ligereza, no se trata de un error de los historiadores sino una clara muestra de la fuerza que tenían las tradiciones en la sociedad colonial.

Sarmiento nació en la ciudad de San Juan que por entonces formaba parte de la Gobernación Intendencia de Córdoba del Tucumán, la misma unidad política-administrativa que San Luis, a comienzos de 1811.

Por la fecha de nacimiento le tocó comenzar su vida en el mismo momento en que iniciaba el movimiento revolucionario que destruiría los fundamentos del Imperio Español en el sur de América.

Pero la Revolución, que había comenzado pocos meses antes en mayo de 1810 en Buenos Aires, lejos estaba de cambiar las arraigadas costumbres y tradiciones que dominaban la sociedad colonial en San Juan y en todo el ex-Virreinato del Río de la Plata.

La sociedad estamental

La sociedad colonial americana estaba regida por fuertes estructuras seculares y religiosas que se fueron modelando en siglos de vida comunitaria donde la Corona y la Iglesia Católica tenían un rol fundamental.

En la América Española la sociedad colonial fue el resultado de un proceso de combinación de diversos grupos étnicos unidos en una organización jerarquizada y desigual de origen europeo: la sociedad estamental.

El asentamiento colonial inicial se realizó en el siglo XVI sobre base a la población indígena, llamados indios por los españoles, que tenía una distribución desigual según las condiciones naturales y culturales en América, siendo el grupo más numeroso. Sobre ella se asentaron los españoles, quienes fundaron ciudades como centros de control económico y político. Los distintos grupos étnicos (indios, españoles y esclavos africanos) cambiaron su número y composición desde el siglo XVI a comienzos del XIX.

De la combinación de estos grupos surgieron otros que no existían originalmente, como mulatos y mestizos, que le dieron una característica única diferente a la sociedad europea. Hacia comienzos del siglo XIX la sociedad colonial era más compleja que en el pasado, principalmente por el avance de los españoles americanos, también llamados criollos.

Teniente Coronel Domingo Faustino Sarmiento, Oficial de Estado Mayor en el Ejército Grande.

Las ciudades crecieron y se afianzaron, predominando en ellas los sectores hispano-criollos, es decir los españoles o blancos nacidos en América.

La familia de Sarmiento pertenecía a este sector social.

La sociedad colonial o hispano-criolla era desigual porque la Corona española diferenciaba a las personas por su nacimiento, origen étnico, trabajo y privilegios frente a la ley.

Todos los sectores sociales, desde los esclavos a los españoles peninsulares y americanos, se regían por una fuerte influencia religiosa de la Iglesia Católica y sus instituciones (conventos, registros, misiones, colegios y universidades).

No era extraño en este contexto que el registro de las personas fuera cedido por la Corona Española a la extendida estructura de la Iglesia indiana. Cuando nació Sarmiento no existía una organización similar al Registro Civil, lo que hubiera significado un avance del Estado.

En esta sociedad tradicional el registro de las personas se realizaba por medio de las actas de bautismo que realizaba la Iglesia Católica, que era la única religión permitida en el Imperio Español, en las parroquias que tenían libros especiales para realizar esta tarea. En cada una de ellas había un cura o párroco encargado de certificar el nacimiento y sólo su firma validaba el acto.

Dos nombres y dos nacimientos

Recientemente se ha descubierto que Sarmiento tuvo dos actas de bautismo realizadas en dos libros diferentes. Según lo afirmado por el genealogista sanjuanino Antonio Díaz Ariza, una era el borrador de la otra, pues la primera no estaba firmada por el cura José María de Castro, el encargado de llevar el registro bautismal, y la segunda sí.

Sin duda la validez del acta de bautismo corresponde a la conocida por los biógrafos de Sarmiento, ya que la nueva acta descubierta contiene los mismos datos que la anterior.

El texto del acta de bautismo de Sarmiento dice:

“En el Año del Señor de mil ochocientos once; en quince días del mes Febrero; en esta Iglesia Matriz de San Juan de la Frontera y Parroquia de San José; Yo el teniente de Cura puse óleo y crisma a Faustino Valentín de un día hijo legítimo de Don José Clemente Sarmiento, y de Doña Paula Albarracín. Bautízalo el otro teniente Fray Francisco Albarracín. Padrinos Don José Tomas Albarracín, y Doña Paula Oro; a quienes advertí el parentesco espiritual, y para que conste lo firmamos. José María de Castro” 

El nacimiento de Sarmiento fue asentado en el Libro de Bautismos de Nobles, es decir de españoles, en este caso por el origen y condición de su familia, como español americano o criollo, de la Iglesia Matriz de San Juan y Parroquia de San José. Como la casa donde nació de Sarmiento, hoy Museo Histórico Nacional Casa Natal de Sarmiento, se encontraba a pocas cuadras de la Iglesia Matriz de San Juan, evidentemente se correspondía con esa parroquia para su bautismo.

Sobre la condición social de español de Sarmiento, tampoco existen dudas, pese a que sus padres, José Clemente Quiroga Sarmiento y Paula Albarracín, fueron de posición poco acomodada. La condición de español americano no dependía de la cantidad de bienes que se poseía sino de los antecedentes étnicos y sociales de cada familia. 

El peso de la tradición religiosa sobre la sociedad colonial de Cuyo también se hizo sentir sobre el nombre de Sarmiento.

En el acta de bautismo, que hoy se conserva en su estado original en el archivo de la Iglesia La Merced de San Juan, figura como nombre del ilustre sanjuanino “Faustino Valentín”. Uno de los nombres corresponde a la tradición de colocar a los niños el correspondiente al santoral católico. Como Sarmiento nació el 14 de febrero, y fue bautizado el 15 de febrero (en el Libro de Bautismos figura “Yo el teniente de Cura puse óleo y crisma a Faustino Valentín de un día”), ese día correspondió a San Valentín.

Sin embargo, la estrecha vinculación de la familia de su madre con la Orden de los Predicadores, le llevó a llamar a su hijo Domingo en el ámbito íntimo. En efecto, en la familia de Paula Albarracín se contaban varios miembros que habían formado parte de los Dominicos.

Por el uso de la costumbre y el respeto que le tuvo a su madre, Sarmiento tomó como suyo el nombre Domingo que combinó con Faustino, el otro nombre con el que fue bautizado, quedando en el olvido Valentín.

Nuevamente se pone de manifiesto el peso que tenía en la sociedad colonial la Iglesia Católica y sus instituciones. En igual sentido, Sarmiento adoptó como su fecha de nacimiento el 15 de febrero (fecha de bautismo) en lugar de la fecha real cuando nació, el 14 de febrero.

Sin duda, la vida de Domingo Faustino Sarmiento estuvo llena de conflictos y contradicciones que comenzaron desde el momento mismo de su nacimiento y registro bautismal.

Tal como afirma el historiador argentino Roberto Di Stefano, la cristiandad colonial se manifestó en múltiples formas en los orígenes de la sociedad argentina, algunas tan sorprendentes como las circunstancias que rodearon el nacimiento de Sarmiento. Esa realidad histórica sería la misma que el sanjuanino trataría de cambiar años después.