Expresiones de la Aldea, La Aldea y el Mundo, Notas Centrales

Tras la conquista de derechos

La historia de Julieta Lanteri, una pionera en los movimientos y las luchas feministas

Por Pilar Laje (*)

El 9 de septiembre de 1947 se convirtió en Ley el voto femenino. Eva Perón fue su principal impulsora y por primera vez, en las elecciones de 1951 las mujeres votaron colectivamente ejerciendo un derecho que desde ese momento empezaba a estar sustentado por una ley.

La mayoría de nosotros conocemos esta historia, pero no sabemos, o nos olvidamos, de que esta ley, que el peronismo materializó, tiene sus antecedentes en las persistentes batallas y conquistas que llevaron adelante, desde principio de siglo XX, mujeres organizadas en agrupaciones feministas, socialistas y radicales.

La mayoría luchadoras anónimas, algunas de ellas figuras importantes de su época que, con el paso del tiempo, fueron quedando en el olvido o, aunque lograron sobresalir, son poco reconocidas como es el caso de Julieta Lanteri.

Ella fue la primera mujer que votó en Latinoamérica en elecciones municipales más de treinta años antes de que se promulgara la ley del voto femenino.

Nació en 1876 en Italia y falleció en Buenos Aires en 1932; durante el primer tercio del siglo XX en Argentina se dedicó a transgredir el rol que la sociedad de esos años le asignaba a las mujeres, eso es lo que la convierte en una figura memorable. Llevó a cabo acciones impensadas en pos de la igualdad de derechos, aún para nuestra época.

Julieta fue una mujer profesional, se recibió de médica en la década de 1910 convirtiéndose así en la quinta médica y en la primera italiana en alcanzar un título universitario en Argentina. En los años del centenario de la Revolución de Mayo, las mujeres de clase media solteras podían ser empleadas, oficinistas, maestras o vendedoras, pero no se concebía a una madre de familia trabajando fuera de la casa.

Se pensaba que el trabajo profesional ponía en peligro el orden doméstico, pues alejaba a las mujeres de las funciones maternales a las que estaban por naturaleza destinadas.

Las que pertenecían a clases menos privilegiadas, en la mayoría de los casos, debían salir a trabajar en las fábricas o talleres porque las apremiaba la necesidad económica.

Para todas, el principal deber era la crianza de los hijos y no tenían derechos civiles propios, ya que no estaban emancipadas de los varones; hasta 1926, la ley las consideró incapaces.

“La Lanteri” como la llamaron, luchó incansablemente por cambiar esta situación social de la mujer, conquistar derechos jurídicos que la igualaran al varón, dignificar sus condiciones laborales y permitirle el acceso al mundo de la política.

Julieta Lanteri en 1905. Archivo General de la Nación Argentina.

En una de sus frases más célebres se sintetizan sus batallas:

“Arden fogatas de emancipación femenina, venciendo rancios prejuicios y dejando de implorar sus derechos. Éstos no se mendigan, se conquistan”.

Las mujeres se unen para luchar

A los 36 años, se casó con un hombre 14 años menor, Alberto Renshaw, esa unión fue doblemente disruptiva, no sólo por la edad de su esposo, sino porque a las mujeres se las consideraba grandes para casarse después de los 30.

Su matrimonio fue la llave que la convirtió en la primera mujer de origen italiano que se nacionalizara argentina. Al poco tiempo se separó de su marido.

Las primeras décadas del siglo XX, la encuentran junto a otras desafiantes y atrevidas pioneras como Cecilia Grierson, Elvira Rawson, Petrona Eyle, Alfonsina Storni, Alicia Moreau, Carolina Muzzili y las hermanas Elvira y Ernestina López, entre otras, impulsando movimientos y asociaciones femeninas.

En esos años de efervescencia, la Primera Guerra Mundial generó un cambio en el rol de las mujeres en la sociedad y el mundo del trabajo. El género femenino, tanto en Europa como en Argentina, comenzó a tener un protagonismo mucho mayor y a exigir derechos y condiciones de igualdad con los varones.

En 1910, para el Centenario, todas ellas fueron promotoras del desarrollo en nuestro país del Primer Congreso Femenino Internacional de Argentina, encuentro en el que confluyeron la mayoría de los movimientos feministas de ese momento.

Julieta Lanteri fue la secretaria del Congreso. Se trató y peticionó sobre diversos temas, algunos de los cuales aún siguen vigentes como: la complicidad de estamentos gubernamentales en la explotación de la prostitución, la disparidad salarial entre hombres y mujeres, la “esclavitud doméstica”, la educación mixta, laica e igual para ambos sexos, el divorcio.

Una cuestión importante era la de la maternidadasociada a la figura de la mujer;por eso también bregaron infatigablemente por los derechos de los niños. En 1912 fundaron laLiga por los Derechos del Niño y se organizó el “Primer Congreso del Niño” en Buenos Aires.

La contienda por el voto femenino

También Julieta peleó incansablemente por los derechos políticos de las mujeres; específicamente el derecho al voto.

Después de obtener su carta de ciudadanía en 1911 fue a inscribirse al padrón electoral de la Ciudad de Buenos Aires y votó en noviembre de ese mismo año en la Iglesia de San Juan Bautista frente a la mirada estupefacta de los varones.

Se convirtió en la primera mujer que logró manifestar su voluntad electoral en Argentina y Sudamérica.

Un año después se sancionó en nuestro país la ley electoral, conocida como Ley Sáenz Peña, cuyo objetivo era evitar el fraude que reinaba en esos años en la política argentina.

Esta ley promulgó el voto secreto, obligatorio y universal, pero la universalidad solo contemplaba al género masculino.

Los padrones electorales se empezaron a confeccionar basándose en el empadronamiento militar, de esta forma se trataba de evitar cualquier injerencia del gobierno en los comicios y obviamente, en modo alguno incluía al sexo femenino.

En vísperas de las elecciones de 1919, Julieta descubre que su nombre no figuraba en los padrones y le prohíben expresamente el voto por ser mujer.

La médica Julieta Lanteri votando en la Parroquia San Juan Evangelista. Buenos Aires, noviembre de 1911. Archivo General de la Nación Argentina.

Una vez más, Julieta no se dio por vencida,no podía votar pero nada le impedía ser candidata: “Siendo ciudadana argentina, por nacionalización y, en virtud de sentencia de la Corte Suprema no figura mi nombre en el padrón electoral, no obstante las gestiones que he realizado con tal propósito.

Creo sin embargo, que ello no constituye impedimento alguno para la obtención del cargo de diputado, y ya que la Constitución Nacional emplea la designación genérica de ciudadano sin excluir personas de mi sexo, no exigiendo nada más que condiciones de residencia, edad y honorabilidad, dentro de las cuales me encuentro, concordando con ello la ley electoral, que no cita a la mujer en ninguna de sus excepciones”.

En 1919 “la Lanteri” fundó el Partido Feminista Nacional y lanzó su candidatura a diputada. Hizo su campaña en las calles, hablando en las esquinas y también en los intervalos de las funciones del cinematógrafo. Empapeló la ciudad con afiches, su slogan era: “En el parlamento una banca me espera, llevadme a ella”. Obtuvo 1.730 votos, paradójicamente todos de votantes hombres, porque las mujeres no votaban, pero no le alcanzó para ser electa.

Durante la década de 1920, se presentó varias veces más como candidata en elecciones legislativas pero nunca tuvo la cantidad de votos necesaria.

Logró convertirse en la primera candidata a diputada de la historia argentina, pese a que nunca llegó a acceder al cargo.

Corrían los años 20’, hasta el golpe militar de septiembre de 1930, el período de mayor activismo político de los movimientos feministas.

El mismo día de las elecciones legislativas de 1920, se hicieron simulacros de votación femenina en los que participaron más de 4.000 mujeres. En esos años se presentaron más de 20 proyectos legislativos en el Congreso para el voto femenino. En 1928, en la provincia de San Juan, gracias a una reforma de la constitución provincial, las mujeres tuvieron acceso al voto.

Julieta Lanteri con su coraje y convicción ayudó a construir este camino contra la injusticia y la desigualdad hacia el género femenino. Falleció a los 59 años, en un extraño accidente, en el que fue atropellada por un automóvil en febrero de 1932, en la esquina de Diagonal Norte y Suipacha.

Hoy, en un aniversario más del Día Internacional de la Mujer, queremos rescatar la causa por la que luchó incansable. Fue una mujer decisiva en la vida del resto de las mujeres argentinas. Según sus propias palabras:

“Yo, Julieta Lanteri, declaro que mis actos son una afirmación de mi conciencia, una afirmación de mi independencia y una afirmación de mi sexo del cual estoy orgullosa. Por eso lucharé en el Movimiento Feminista, hasta lograr todos los Derechos Civiles y Políticos, que nos permitan a las mujeres construir junto a los hombres una patria justa libre y soberana. Esta es mi causa”.

(*) Profesora de Historia recibida en la UBA