Reportajes

Diego Alejandro Barrionuevo-11/04/2021

Me llamo Diego Alejandro Barrionuevo, soy médico del Servicio de Urgencias del Policlínico Regional Juan Domingo Perón de Villa Mercedes. Tengo 46 años de edad, y nací en un pueblito al sur de la provincia de La Rioja que se llama Ulapes. Hijo de Aldo y “Tuca”, quienes aún viven ahí, tengo además dos hermanos: César y Néstor. Actualmente estoy casado con Natalia que también se desempeña como médica del Policlínico, específicamente en el servicio de tocoginecología. Tenemos una hija, Emilia, de 5 años.

Mi niñez transcurrió en mi pueblo, ubicado al pie de una sierra, siempre rodeado de amigos con los cuales jugábamos “a la pelota”, un término más apropiado que si dijéramos “al fútbol”. Nuestro espacio de juego era en las calles de tierra donde se improvisaban las canchitas al igual que en tantos sitios de nuestro país, con dos arcos formados de piedras y remeras en el suelo. Esa época fue sana, sin maldad, inocente. Paralelo a eso hacía muchas otras actividades de esas que nunca faltaban en un pueblo: concretamente en mi caso ir a una academia de folklore, motivo por el cual participaba bailando en todo acto escolar o municipal.

Hice todos mis estudios, primario y secundario, en mi pueblo, con excelentes maestros y profesores. Los universitarios en Córdoba capital, en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional.

Siempre quise ser médico, siempre lo tuve bien en claro, no recuerdo algo puntual que me haya hecho decidir por esta profesión.

Doy gracias a Dios de haber tenido la experiencia de haber ejercido en zonas rurales o pueblos donde aprendí a valorar y reconocer las necesidades y las simplezas de las cosas. Mi primer trabajo fue en un pueblito de La Rioja, donde íbamos por las sierras a las salitas de los parajes, lugares en que se atendía a gente que realmente necesitaba de un médico profesional al cual accedían quizás solo una vez al mes, y también a otras personas que solo necesitaban conversar o invitarte a comer o a tomar mates a sus casas o ir a ver a un familiar que no podía moverse. Se hacía “palmografia”, como decía un viejo profe de la facultad.

Luego con mi señora nos fuimos al sur de San Luis, a Unión, donde trabajábamos en el hospital y también atendíamos en Fortuna y Bagual, y en los centros de salud que correspondían a la zona (Nahuel Mapá, Navia, Bajada Nueva, Martín de Loyola y Los Overos). Finalmente terminamos aquí en Villa Mercedes, donde estamos radicados definitivamente.

Me defino como una persona agradecida por lo que tengo, trabajadora, responsable, honesto, sincero, simple.

Me molestan algunas actitudes como la falta de respeto y también las injusticias. Me emociona mucho ver crecer a mi hija y sus ocurrencias, sus dudas, sus preguntas, también me movilizan los actos solidarios de la gente. Me da mucha satisfacción y orgullo cuando un paciente te dice “gracias doctor” y cuando me quedo solo pienso “la pucha, con lo poco que hice le estoy cambiando la vida a alguien”. Esos pequeños gestos hacen bien.

Esta profesión te da muchísimas alegrías desde ayudar y conocer a personas hasta trabajar con colegas y compañeros con los cuales terminás formando una gran amistad.

En mi tiempo libre disfruto de mi familia, de mis amigos, de juntadas (cuando se podía, ahora retomándolas de a poco y con protocolo), de viajar. Hago algo de ciclismo y últimamente empecé a salir a pescar, es algo relajante que te desenchufa de todo, terapéutico. Con respecto a mis preferencias en el ámbito de la música podría decirse que escucho de todo tipo y género musical, pero lo que me gusta mucho es el folklore argentino.

Algo que me ha quedado marcado como herencia de mis padres es el esfuerzo que hicieron para que mis hermanos y yo estudiáramos, en el seno familiar, siempre nos decían que teníamos que ser personas de bien, respetuosas, honestas, trabajadoras y agradecidas, ayudar al que lo necesita realmente. Son ejemplos que ellos nos dieron y nos siguen dando.

En mi vida el vínculo de la amistad es importante. Conservo los mismos amigos desde mi infancia en Ulapes, se sumaron los de la época universitaria y actualmente los que me dio el trabajo y la vida aquí. Siempre es bueno compartir momentos con los amigos.

San Luis me dio mucho de lo que tengo. Soy un agradecido de esta provincia. Me considero un sanluiseño más, un mercedino más. De acá no nos vamos.