Andalgalá Resiste
Por Majo Corvalán
Andalgalá es una ciudad ubicada en el centro norte de la provincia de Catamarca. Lleva 27 años en lucha por el cuidado de sus aguas, aire y tierras. Lo que en un principio creyeron sería progreso y fuente de trabajo pronto se transformó en aumento de enfermedades, despojo, pobreza y represión. Por estos días la noticia de doce detenidos de la Asamblea El Algarrobo recorrió los medios, pero la historia es mucho más larga que ese titular.
Laura Vizcarra, activista feminista y periodista de las Eulalias en Catamarca, hace un claro paralelismo sobre lo que pasa en su comunidad y la violencia por razón de género.
“Hace rato varias de las activistas feministas que estamos en diferentes luchas territoriales venimos planteando la analogía entre el macho violento y el estado que se comporta como un macho violento”. Laura entiende que Catamarca dijo NO a la megaminería en el territorio y que incluso se logró una ordenanza municipal que prohibía las explotaciones mineras en Andalgalá, pero ninguna de las dos instancias se respeta.
“Dejaron sin efecto al Consejo de la Magistratura, que es el órgano que designa jueces para poder nombrar dos jueces de su arco en la Corte de Catamarca, quienes declararon como primera medida la inconstitucionalidad de esa ordenanza que les prohibía operar en nuestra tierra”.
Los y las abogadas que acompañan la lucha apelaron pero, hasta que la Corte Suprema de Justicia de la Nación no resuelva, el Proyecto MARA logró entrar al territorio a hacer exploración y llenaron los cerros de máquinas”.
“Esto es un delito, no deberían haber empezado las actividades, por eso los y las vecinas estaban haciendo cortes informativos en la zona, cuando la militarizaron con la excusa del brote de covid diciendo que había que poner a la comunidad en fase roja.
En ese marco, hace unas semanas, se hizo la caminata número 583, pacífica, y ahí la justicia dice que se detecta que un grupo no identificado comienza con los incendios. Había policías por todos lados pero justo en esa zona no había ninguno. El incendio siguió, no hubo intervención de bomberos que estaban a media cuadra y por esta causa detuvieron a voceros de la lucha, que son docentes, musiques y personas que llevan la voz hacia afuera”.
Vizcarra asegura que estas detenciones tienen la intención de desgastar la lucha y quiebran las voluntades. “Hicieron allanamientos violentos con policías armados que entraban entre 30 y 40 en cada domicilio. Golpearon al compañero muralista que hace los flyers de las convocatorias. Infundieron el miedo y los detuvieron de manera ilegal. Antes este NO rotundo y contundente, el Estado no respeta y vulnera los derechos del pueblo, es un fiel ejemplo de la violencia patriarcal y machista.
En 1994 iniciaron las obras de infraestructura del yacimiento Mina Bajo la Alumbrera, en un acto con más de cien personas en donde el gobernador de ese entonces dijo: ‘hoy comienza el despegue, el día soñado para esta provincia tan postergada’ mientras Menem, por entonces presidente de la Argentina, aseguraba que ‘esta es la Argentina que necesitamos, que se abre al mundo, que recibe inversiones, que promete un futuro’. La población, que había sobrevivido de los frutos de la tierra por casi 400 años imaginó la actividad minera tal como la desarrollaban sus ancestros, pero nada iba a ser lo mismo”.
Rosa Farías tiene 57 años, es docente jubilada, vecina de Andalgalá y parte de esta lucha desde sus inicios.
¿Cómo empezó todo?
En 1996 nos pusieron un emprendimiento minero y no sabíamos qué era. Un día nos citaron al Concejo Deliberante y nos contaron de qué se trataba la megaminería, sus consecuencias y la utilización excesiva de nuestra agua para el procedimiento que usaban. Empezamos a informarnos y fuimos corroborando cada cosa que nos habían dicho.
¿Eran muchas personas al principio?
Al inicio éramos pocas personas. En el 2009 nos dijeron que iban a hacer un nuevo proyecto pero esta vez más cerca de Andalgalá y ahí decidimos cortar la ruta por donde subían las máquinas. Éramos vecinos de la zona que queríamos cuidar nuestra comunidad, no más que eso. Así se conforma la asamblea El Algarrobo, porque hay un árbol ahí, un algarrobo, y justo ahí cruzamos la bandera argentina para parar las máquinas.
¿Les fue fácil organizarse y hacerse escuchar?
Nos empezamos a juntar y nos dieron espacios en las radios para que contáramos qué estábamos haciendo y por qué, para explicar de qué se trataba el proyecto que iban a meter. Además hacíamos semanas de guardia para impedir el paso de la minera.
¿Qué reacción hubo?
Los policías hacían inteligencia y se nos infiltraron, nosotros nos dábamos cuenta porque se paraban cerca cada vez que había asamblea, porque nuestras asambleas siempre estaban abiertas. En 2010 fue la represión y después se armó la pueblada, la gente estaba enojada por cómo nos habían golpeado.
¿Qué hicieron después?
Presentamos un amparo ambiental que salió después de dos acampes que hicimos en Buenos Aires en 2014 y 2016, y mientras estábamos ahí entrábamos a la Corte a hablar con el secretario del juez Lorenzetti para hacer aporte. En marzo del 2016 nos resultó favorable un fallo que le dijo a la minera que debían paralizar las actividades.
¿Y con eso se resolvió?
En 2016 también logramos una ordenanza municipal para la protección de la cuenca del río de Andalgalá a la que apelaron. Estas empresas cambian el nombre del proyecto cada tanto, ahora se llama Proyecto MARA, pero es la misma del principio que tiene participación estatal del estado de Tucumán. Lo que quieren es sacar el mineral y hacer el proceso con las instalaciones de la anterior minera. Hay muchos involucrados, es bueno que se sepa.
¿Cómo lograron despertar a tanta gente?
Como asamblea hacíamos acciones sobre concientización, traíamos gente de otro lugar para dar charlas, además todos los sábados marchábamos en la plaza, esto hace 586 sábados. Es más, había una época en la que caminábamos dos veces por semana, y en una pantalla se pasaban unos videos explicativos que nos hacía un vecino cineasta. La gente despertó por la saña del gobierno, por cómo nos pegaron y porque van detrás del agua y el mineral. Esto es una cuestión regional porque el mineral sale de nuestro valle pero afecta a varias provincias.
¿Cuál es el rol de las mujeres en esta lucha?
¡Somos bravas! muchas veces vamos al frente las mujeres, somos como más peleadoras aunque los hombres también hacen falta con sus aportes. Creo que somos más mujeres en la asamblea, o al menos se notan más. Y muchas veces vamos con los niños a las asambleas o acciones.
Andalgalá es una comunidad afectada seriamente por las consecuencias de la megaminería, un informe del 2010 realizado por médicos catamarqueños detectó la aparición de enfermedades raras para la zona, y compararon su incidencia a nivel país. “El cáncer de hueso es tres veces más alto. La incidencia de esclerosis múltiple, 500% más alta. Los casos de cáncer son 800% más frecuentes. Las enfermedades respiratorias en niños son superiores al 300%”.
En unos de los últimos comunicados de la Asamblea El Algarrobo, tras enterarse que la fiscal, ex empleada de la minera, pedía una fianza de 300.000 pesos para liberar los voceros de la lucha, publicaron en las redes sociales:
“nuestrxs compañerxs seguirán judicializadxs, nuestra lucha sigue siendo criminalizada, y no olvidemos que esto sucede por defender el agua. No se está respetando el acuerdo de Escazú, que fue avalado por el mismo poder provincial que hoy nos persigue.
Y mientras esto sucede, la empresa minera continúa realizando perforaciones a solo 700 metros de glaciares inventariados por el SEGEMAR, IANIGLIA y el mismo Ministerio de Minería.
¡Libertad definitiva a nuestrxs compañerxs, libertad para nuestro cerro!
Hoy cada uno logró su liberación y la asamblea se dispone a reunirse para seguir trazando estrategias. Ya no son simples vecinas, saben de leyes, de química, de impacto ambiental, de organización, de activismo, de procesos de extracción y de los beneficios impositivos a los que acceden las multinacionales. Por eso Andalgalá Resiste.
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