La Aldea y el Mundo, Notas Centrales

HOJA DE RUTA

Por Soledad Sallenave

Licenciada en Ciencias Biológicas (*)

Celebrado por primera vez el 5 de junio de 1974, el Día Mundial del Medio Ambiente es el mayor evento anual de las Naciones Unidas para fortalecer la concientización y promover la acción ambiental por nuestro planeta.

Este año, el tema es la “restauración de los ecosistemas”, razón por la cual se aprovecha para realizar el lanzamiento formal del Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de Ecosistemas 2021-2030. Si, 10 años para dejar nuestra Casa Común “pipí cucú”.

Pareciera una tarea titánica, casi imposible, pero no lo es. Y creer que podemos lograrlo es el primer paso certero hacia su concreción.

Antes de empezar, dada la complejidad del objeto de estudio, debemos reconocer algunos supuestos subyacentes:

1-No hay una única solución mágica. Todas las iniciativas suman, desde locales hasta globales; desde individuales hasta colectivas.

2-Todo tiene que ver con todo. Por esta razón, nuestras acciones sobre un factor ambiental pueden impactar positiva o negativamente en otro u otros factores, muchas veces insospechados.

3- El ambiente es un tema estructural de nuestra vida cotidiana, no coyuntural. En este sentido, creo que la situación de pandemia que hoy nos toca transitar como humanidad, no ha hecho mas que poner de manifiesto que debemos abandonar definitivamente las dicotomías: salud-economía; desarrollo–ambiente; producción–conservación; etc. La calidad ambiental es un tema que condiciona la supervivencia de nuestra especie, no hay términos medios, no es un berretín de un puñado de soñadores altruistas.

Dicho esto, empecemos. ¿Por dónde? Por casa. Es importante conocer cuál es la situación de nuestro entorno más inmediato en materia ambiental. La propia casa, el barrio, el municipio, la provincia. El campo y la ciudad. Las sierras y la llanura. Todas situaciones diferentes, todas igualmente importantes, todas partes de un único territorio.

Separar residuos; reciclar; realizar compostaje en la huerta familiar o utilizar biomasa para generar energía; forestar el patio de casa o forestar los espacios públicos; educar y concientizar sobre el cuidado de lo propio, de la flora y la fauna; diseñar autos eléctricos o cambiar a luces led; utilizar paneles solares en aquellos parajes rurales distantes de la electricidad o establecer un campo de paneles solares que inyecte energía en el sistema interconectado.

No importa la escala de acción, todo suma.

Ahora bien, si la suma de todas las acciones se realiza en un marco de planificación y gestión del territorio que permita aunar esfuerzos; potenciar las sinergias para hacer más efectivas las iniciativas y organizar y orientar la inversión tanto pública como privada, mucho mejor.

Una hoja de ruta para que durante los próximos 10 años nos integremos al trabajo mancomunado de restaurar no solo ambientes degradados sino nuestra forma de vincularnos con la naturaleza.

(*) Magíster en Gestión Sostenible del Ambiente

Imagen dividida con manglar y una muestra de peces tropicales con esponjas submarinas,
mar Caribe, Panamá. Por Damsea / Shutterstock.