Reportajes

Cecilia Sosa-20/06/2021

Soy María Cecilia Sosa, 39 años, nací en la ciudad de San Luis un 20 de octubre a las 11 de la mañana, actualmente resido en Juana Koslay, mi padre es Mercedes Roberto Sosa (como la cantante pero sin el Roberto) y mi madre Alba Geraldina Lanza, ambos nacieron en la ciudad capital, al igual que mis hermanos, Gustavo y Robertito, quienes junto con mamá partieron en 2010.

Mis días los comparto con mis grandes compañeros del mundo animal, tres gatos (Carmela, Verbena y Charly Chú) y dos perros (Rulo y Cloe), y mucha naturaleza.

Tengo una memoria olfativa muy fuerte de mi niñez. Tengo muy grabado mis días en el verano de Quines, con mis primos juntábamos granadas en las tardes. En El Durazno con mi mamá, mi tía Carmen y mi prima Ayelén, ahí mi nona China nos mandaba a juntar almendras y castañas, esos recuerdos los tengo como que ocurrieron en otoño.

El olor a la combustión del brasero, también, en la casa donde me crie en avenida Lafinur y Belgrano teníamos una estufa hogar y ahí doña Beba, mi madre, me enseñó a tejer y ovillar y ella hacía todo tipo de comidas, carbonadas, guisos y las tortas al rescoldo eran una delicia, aún puedo sentir su sabor y textura.

Y como alumbrando mi niñez la tengo siempre en la memoria del corazón a doña Enriqueta, que fue mi cuidadora cuando mis padres debían irse a trabajar. Ella tenía ojos color del tiempo, te miraba y te traspasaba el alma, era imposible no sentirse segura cerca de ella, además era una mujer robusta, pero recuerdo que muchas siestas se hacía chiquita y se sentaba en unas sillitas rosas que yo tenía para jugar y tomaba el té invisible que le servía. 

Mis estudios primarios y secundarios los hice en el Colegio San Luis Gonzaga, éramos todas mujeres, muchas de mis grandes amigas las conservo de esa época.

Luego, fui a la Universidad Nacional de San Luis, me gradué como Locutora Nacional Universitaria y después me licencié en Comunicación Social.

En cuanto al periodismo creo que algo tuvieron que ver tantas locuciones en actos, me gustaba mucho armarlos y leer las glosas, lo disfrutaba.

Puntualmente con la escritura tuve muchas influencias, mi hermano mayor leía mucho y yo heredaba esos libros; luego en la escuela siempre nombro y rescato a mi profe de Literatura Ana Kraliczek, me hizo conocer el mundo de la poesía con Pablo Neruda o Gustavo Adolfo Bécquer, ahí como que se entrecruzaron mis pasiones, porque comencé a escribir relatos, poesía y además me hacían leerlos ante la clase, ya iba perdiendo el pudor.

Actualmente, integro el grupo de periodistas de la Agencia de Noticias San Luis, soy la única periodista mujer junto a cinco varones, pero previo a ello también me desempeñé como correctora, es algo que me gusta mucho también, y antes que eso como productora en Canal 13, un año además, el de la gripe aviar, hice la conducción de un noticiero que salía a primera hora de la mañana.

Al periodismo le voy a dar siempre las gracias, primero por permitirme conocer tantos lugares bellos de mi amado San Luis, y segundo por reconectarme con mi necesidad, agonía, deseo, euforia, placer por contar a través de las palabras lo que mis ojos sentían ante esos paisajes. 

En 2018 pude concretar mi sueño de publicar mi primer poemario, Palabras Molidas en Cuencos, y ya trabajo en la edición final del segundo.

Hubo muchos momentos bisagras en mi vida, pero todos han sido necesarios para mi evolución como ser humano, para que hoy pueda sentir que mi espíritu logra despegarse de tantas cosas que pesan, y aún queda tanto por aprender. Todo lo ocurrido ha sido perfecto para mi aprendizaje.

Soy una profunda agradecida de la vida y todos los días elijo lo que me suma y trae paz, lo demás lo honro, y sigo. Me defino como una persona que aprendió a escuchar y hablar en armonía e iguales proporciones, que se ríe mucho, incluso de las cosas más absurdas, leal, honesta, frontal, por momentos ante injusticias o mentiras me encabrono bastante, luego lo dejo a un costado y avanzo.

Soy amiguera, viajera, osada, pacífica y por sobre todo, libre. Cada vez me enojan menos cosas, pero las miserias humanas me entristecen mucho.

Me emociono ante las cosas más simples de la vida, puedo lagrimear ante un lago, una montaña, un atardecer, el amor de un animal, cuando mi viejo me trae sus empanadas de carne con papa, cuando estoy en un avión que despega o en un cole que parte de la terminal.

Me movilizan versos de García Lorca o Agüero, la poesía de Juarroz, Mary Oliver o Walt Whitman. Me gustan las novelas de Capote, Hesse, King, Guillermo Arriaga, Javier Cercas o Vargas Llosa, entre otros.

Camino al aire libre a diario, estoy aprendiendo a tocar la guitarra y me gusta mucho la jardinería y pintar…paredes, maderas. Leo, escribo, viajo, me junto con amigos, comparto con mi familia.

De mis padres rescato los valores humanos, el significado de dar la palabra, la adaptación al cambio, a ser solidario y siempre que uno pueda dar una mano.

Un lugar enorme ocupa la amistad, muchos de mis amigos son familia para mí.