Todas somos gato
Las visitas de personas a la Quinta de Olivos durante la cuarentena despertaron la polémica y delataron nuevamente la misoginia con la que se ataca a las mujeres
Por Majo Corvalán
Gato, yiro, turra, atorranta, zorra, perra, puta, trola, buscona, y de muchas más formas se insulta a diario a las mujeres en las redes sociales, en las letras de las canciones y hasta en algunos medios de comunicación.
“¿Yo tengo hoy que salir a aclarar que no soy el gato del Presidente? ¿Yo tengo hoy que salir a aclarar en mi programa que no soy la petera del Presidente?” Dijo hace unos días Florencia Peña indignada por la violencia recibida cuando se difundió que había visitado al presidente en Olivos para expresar su preocupación por cómo afectó la pandemia a la industria audiovisual.
Esta situación no hace más que exponer lo que a diario nos sucede a miles de mujeres, famosas y no, activistas feministas y no, periodistas y no en el mundo virtual que da rienda suelta a la misoginia, el machismo y el odio.
Si la desigualdad genera violencia y la violencia machista afecta todos los ámbitos en los que nos desarrollamos también se traslada a internet, y los ciberataques, lejos de quedarse en el mundo virtual, afectan seriamente e impactan en la vida y la salud de las mujeres.
Violencia de género on-line
El acoso de género on-line es un tipo de hostigamiento que se basa en el uso de adjetivos ofensivos en relación a la condición de género o en contra del feminismo. Este tipo de violencia genera insultos, refuerza estereotipos, prejuicios y a menudo, produce contenidos gráficos y audiovisuales con mensajes hostiles hacia las niñas y las mujeres, por el solo hecho de ser mujeres.
Usualmente los acosadores recurren a frases ofensivas como las del inicio de esta nota, pero como a las mujeres nos atraviesan múltiples discriminaciones según el color de piel, el tipo de cuerpo, dónde hayamos nacido y a qué nos dedicamos, suelen sumarse algunos tales como “feminazi”, “abortera”, “gorda”, “histérica”, “seguro estás menstruando”, “mal c……”, y el más elegido “loca”, esto sumado a comentarios sobre la apariencia física con el objetivo de cosificar y denigrar. Este tipo de comentarios y publicaciones a veces escalan y se transforman en amenazas de violación o feminicidios.
Al igual que en el mundo no virtual, lo que buscan es intimidar, silenciar e infundir miedo, para que ninguna se exprese libremente o para que desaparezcamos de las redes sociales.
Muchas mujeres y feministas activas en internet tienen que lidiar con este tipo de violencia, que no es ni nueva ni exclusiva del entorno conectado, pero que en internet y en las redes sociales va en aumento. Sin embargo, desde el feminismo y haciendo uso de estas mismas plataformas digitales, se producen datos y sistematización de estos ataques, redes de apoyo y solidaridad con las personas bajo ataque. Como respuesta se suele utilizar la ironía y la comedia como recurso para ridiculizar a los que nos violentan.
Ciberseguras, es una alianza de grupas ciberfeministas que incluye a Clandestina (Brasil), Ciberfeministas GT (Guatemala), Derechos Digitales (Chile-México), Dominemos la tecnología – APC, Luchadoras (México), Nodo Común (Bolivia), SocialTIC (México) y que distribuyen material sobre seguridad, privacidad y protección en Twitter, autocuidado, ciberfeminismo, recomendaciones y más.
Ellas consideran que “el discurso de odio no es libertad de expresión. En la mayoría de los países, el discurso de odio está prohibido cuando incita a la violencia o a acciones perjudiciales contra otras personas, mientras que sólo en algunos abarca la denigración o intimidación. Teniendo en cuenta el artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, es posible buscar protección y reparación bajo la ley civil, la ley penal o ambas”.
Las ciberseguras, saben que las mujeres que escriben sobre género, entre ellas periodistas, blogueras feministas o las mujeres que abordan temas en apariencia dominados por hombres, como los videojuegos o la política, reciben una cantidad desproporcionada de comentarios violentos y amenazas.
“Se les ataca no por sus ideas sino por su género, sexualidad y apariencia física, o simplemente porque son mujeres vocales que utilizan sus voces para expresarse y dar a conocer sus opiniones. En estas situaciones, la meta de los abusadores es intimidar y, en última instancia, silenciarlas a través de la censura directa o la autocensura”.
Pero, además del acoso y los mensajes de odio, hay otro tipo de violencia machista en las redes y es el discurso peligroso. Se trata de una expresión particular del discurso de odio que, según lo investigado por la profesora Susan Benesch (2013), tiene una probabilidad razonable de catalizar o amplificar la violencia de un grupo hacia otro.
“Algunas de las estrategias para contrarrestar el discurso de odio consisten en usar y promover la comunicación activa y no violenta, así como producir activamente contra-narrativas. Crear contra narrativas en línea, o ‘contestar a conciencia’, busca hacer visibles el sexismo y la violencia de género en respuesta a los ataques y persecuciones en línea”.
Cuando planeamos un contradiscurso es importante preguntarse a quién va dirigido, cuáles serán los principales objetivos que perseguirá dicho discurso (llamar la atención, cambiar las normas, apoyar a otras, compartir experiencias) y de qué maneras se alcanzará ese objetivo (usando la parodia, el humor, el chequeo fáctico, la llamada a acciones, etc.).
En Argentina
De las usuarias de plataformas digitales que sufrieron este tipo de agresiones, un 59% fue objeto de mensajes sexuales y misóginos, mientras que un 34% recibió mensajes con lenguaje o comentarios abusivos en general.
Un 26% de las mujeres víctimas de violencia o abuso en las redes sociales recibió amenazas directas y/o indirectas de violencia psicológica o sexual, según Amnistía Internacional. Esta misma organización realizó una encuesta en 2018, durante los meses en que se trataba por primera vez en Argentina el proyecto para legalizar el aborto voluntario y su resultado mostró el nivel de acoso y violencia machista online.
“El debate por la legalización del aborto generó una movilización masiva y las redes sociales han sido un canal muy valioso. Sin embargo, muchas veces pueden volverse espacios hostiles.
Como resultado de la violencia y el abuso en las redes, muchas mujeres limitan su participación en el debate público y se autocensuran. De esta manera, la libertad de expresión que tanto promueven las empresas dueñas de las plataformas termina no incluyendo importantes grupos de la población, en este caso, las mujeres”, señaló Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina.
Como en el espacio público, en el ámbito político, académico, laboral y hasta en los grupos familiares o de amistad, en internet también suele molestar que las mujeres opinemos, accionemos, nos organicemos, debatamos y reclamemos lo que por derecho nos corresponde. Molesta ver que una mujer es capaz de elaborar propuestas, contenidos, estrategias o que pudo reunirse con un presidente. Sin embargo, muchos hombres lo hacen y no son calificados o humillados. Todavía soportamos que algunos, aunque cada vez menos, crean que nuestros logros son intercambios por favores sexuales.
Para avanzar sería ideal que los hombres dejaran de respetar a algunas mujeres porque son sus esposas, madres o hijas y empezar a respetar a todas, porque somos personas.
Es muy cierto las mujeres son maltratadas y violentadas por los hombres y su machismo algo que hay que cambiar empezando por el sitimas que los maneja