Expresiones de la Aldea, Notas Centrales

BITÁCORA DE PANDEMIA


Hojear sin juzgar el cuaderno de bitácora de viaje en esta pandemia en el que diferentes y distantes personas escriben reflexiones y sentires de esta historia

La Opinión/ La Voz del Sud

Nos asomamos al cuaderno de viaje en pandemia de Luis Mondelo, dirigente político que escribe desde Córdoba:

En los primeros días de la pandemia comprendí en una dimensión absolutamente nueva para mí, que hasta ese momento habíamos vivido en una burbuja que nos daba una falsa ilusión de seguridad, la Covid-19, destruyó esa sensación y es que en realidad no hay garantías ni certezas de nada, vivimos, aún sin saberlo, en un estado de fragilidad permanente.
Con el paso de las semanas y con la mayor información se fueron confirmando lo correcto de las medidas y protocolos de protección que impulsó el gobierno nacional ante la gravísima situación mundial, política que, con el correr de los meses, se fue desdibujando en forma lamentable.
Desde mi perspectiva, la aparición del virus, no es un fenómeno por sí mismo, es más bien un síntoma más del curso inviable del modo de producción industrial del capitalismo, solo uno más.
No olvidemos que se suma a otros como: La gripe aviar, virus y bacterias porcinas consecuencia directa de como se producen los alimentos en el mundo y si a esto le sumamos la hiper explotación de las reservas naturales de los continentes, de los mares, del ambiente…

El capitalismo y su modo de producción, es el responsable de estas catástrofes dramáticas que golpean a la naturaleza y a la humanidad poniendo en riesgo su existencia tal como la conocemos.
Estoy convencido que solo la irrupción mundial de los damnificados por estas políticas, (los de a pie, los hundidos en la miseria y el hambre, los obreros, los trabajadores, las clases medias empobrecidas, etc.), solo ellos pueden darle no solo un nuevo curso a la historia, sino una verdadera esperanza a la existencia de toda forma de vida en este maravilloso planeta.
Creo que las crisis, sobre todo las grandes, sacan lo mejor y lo peor de nosotros, así es como he podido ver emocionado la abnegación, la generosidad, el heroísmo de muchísima gente.

Destaco al personal médico, enfermeros, técnicos, muchos de los cuales han entregado su vida para cuidar y preservar la de otros. He visto un esfuerzo inconmensurable de los trabajadores del campo científico, trabajando a destajo para crear los medios de protección necesarios para preservarnos, desde barbijos, hasta las vacunas, sin olvidarnos de los que siguieron trabajando y murieron para garantizar que el pan y todos los bienes necesarios lleguen a nuestros hogares.
Por otro lado, también dolorosamente he visto lo peor, como la inmensa mayoría de los medios de comunicación, las redes sociales, sectores mayoritarios de la clase política, saboteando ellos mismos y arrastrando con éxito a los ciudadanos a sabotear las medidas y protocolos necesarios para preservar al conjunto de la población.

Sin dejar de lado la rapaz y genocida actitud de muchos gobiernos y la mayoría de los laboratorios apropiadores de los desarrollos de la ciencia, lucrando con estos logros que son de la sociedad toda, en beneficio propio, de manera que vergonzosamente tenemos países del llamado primer mundo, como Estados Unidos entre otros, que han acaparado miles de millones de vacunas, mientras que países como Haití, o la inmensa mayoría de los países de África, ven morir a sus ciudadanos como moscas y no han colocado una sola vacuna porque no tienen el dinero para comprárselas a estos especuladores que privilegian sus ganancias por encima del derecho humanitario.

Lamentablemente entre los que pusieron lo mejor de sí y los que nos siguen abofeteando con sus privilegios y codicia irrefrenable, hay una diferencia de peso terrible en favor de estos últimos, pareciera que el futuro ha llegado y es distópico. Mientras exista la supremacía del sistema capitalista o sea del 1% (dueño de más del 50% de la riqueza del mundo) sobre el 99% restante, cuesta ser optimista.
Nuestro planeta es muy antiguo, unos cuatro mil quinientos millones de años, sospecho que a lo largo de su vida ha visto surgir y hundirse otras civilizaciones tecnológicas.
No sé si realmente vamos a superar esta encrucijada  de vida o muerte que enfrentamos, o si finalmente nos hundiremos en la oscuridad de los tiempos como otro experimento fallido de la naturaleza. Solo sé que como decía Albert Einstein si queremos obtener resultados distintos debemos dejar de hacer lo mismo.

Este sistema autodestructivo, basado en la codicia, la explotación del humano por el humano, y la destrucción del planeta, debe ser arrojado junto con sus defensores al basurero de la historia: Nuestra supervivencia como especie y la existencia del planeta depende de ello. 
“Durmiendo a pesar de todo”, por Susana Mingram. Estudiante de primer año en “Arte en la época del Coronavirus” – del programa de Dibujo y Pintura de la Universidad de OCAD. Toronto, Canadá.