Reportajes

Julián Manrique-19/09/2021

Me llamo Julián Manrique, soy docente universitario, músico, guitarrero y cantautor de historias sociales de mi pueblo. Mi padre es sanjuanino y mi madre puntana.

Pasé gran parte de mi infancia en los ríos de traslasierra donde solíamos a vacacionar en familia y, por lo tanto, me considero un residente “transcuyano”.

Actualmente vivo en San Luis, al pie de las sierras de Los Puquios, en una vivienda ecosustentable donde además funciona una pequeña escuela de música latinoamericana de la educación no formal a la cual asisten niñes de la zona a estudiar gratuitamente nuestras expresiones del arte popular.

San Luis es la tierra que elegí para quedarme ya que me concedió grandes amistades, hermosos recuerdos como estudiante universitario, paisajes admirables, una gran compañera de vida y una pequeña hija que amo con todo mi corazón.

Tuve una infancia hermosa y divertida pero atravesada por grandes crisis sociales y emergencias económicas que me prescribieron un modo crítico para posicionarme frente a la realidad.

Las huelgas docentes, las manifestaciones sociales, los saqueos a supermercados y el contexto argentino de los años 2000 fueron determinantes en mi construcción identitaria. Pero más allá de esta realidad compleja, de niño, me crie en San Juan rodeado de canales, viñas, semitas caseras, buenas amistades que todavía mantengo.

Tuve una infancia plena, llena de vida y aprendizajes nuevos.

Estudié siempre en el ámbito público, tanto escolar como universitario y por lo tanto sostengo, defiendo y lucho día a día para que la educación estatal sea verdaderamente más accesible y represente un derecho real de la gente.

De joven encontré contención en las expresiones artísticas, sobre todo en actividades escolares.

A los 10 años llegó a mi vida una guitarra y supe que sería un lindo sendero a transitar.

Un referente principal fue mi abuelo materno, “don Berna”, quien trabajaba como camionero y en sus tiempos libres tocaba la guitarra y cantaba en familia. De niño, solía llevarme en sus viajes y me transmitía maravillosos consejos sobre cómo afrontar la vida de manera honrada, con humildad y sencillez.

Estudié en la Universidad Nacional de San Luis la carrera Licenciatura en Comunicación Social y me propongo volcar todos esos saberes para comunicar a través de la música.

En pocas palabras soy un comunicador social que usa la música (y sus letras) como medio.

Integro un proyecto de “Música Afro Cuyana de corte social contestaria”. Una propuesta para divertirse, escuchar, bailar y reflexionar que pretende resignificar y poner en valor nuestra idiosincrasia. Las letras de las canciones reflejan una fuerte impronta socio comunitaria y de convergencia con los sentires del barrio, lo actual y lo urbano converge en el característico formato sonoro de raíz “afrocuyana”. Esta característica, hace aún más distintivo a este proyecto ya que, genera directa empatía con el público joven por su relación mundana con las historias de las canciones.

Tengo varios momentos bisagras en mi vida. Hace varios años tuve un problema de salud y pude desarrollar la resiliencia para afrontarlo. Viví esta crisis como una oportunidad y llegando al límite me di cuenta que nací para ser músico, cantar, contar, escribir y componer canciones.

Me definiría como un ser en constante búsqueda y revisión de la identidad, en proceso de deconstrucción de todo lo aprendido en cada mandato social heredado.

El trabajo socio comunitario me moviliza, me apasiona escribir y llevar a canciones historias de vidas de personas comunes con realidades complejas y difíciles. Me molesta y me enoja el hecho de que a veces no logro ser consecuente con mi discurso o me cuesta serlo por diversos motivos. Allí es donde reviso mis prácticas y vuelvo a empezar aceptando mis errores.

Admiro la música de autor/a. Más allá de la especie, me quedo con aquella canción que moviliza cuando encuentra las raíces, lo visceral del ser humano.

Disfruto de mi tiempo libre siendo, haciendo sin programar.

Trato de entender y aceptar a mis viejos como son. Agradezco toda entrega, lo que hacen e hicieron conmigo y mis hermanos. Siento que dieron lo mejor aprendiendo a paternar y maternar.