Expresiones de la Aldea, San Luis

Semiesferas

Por Viviana Bonfiglioli (*)

Un emperador mandó a construir una pared a mitad del océano para evitar que llegaran los invasores. La obra, que había ocasionado más muertes que una peste, hundía sus cimientos en el fondo del mar y se elevaba hasta las nubes.

El mundo quedó dividido en dos semiesferas. Desde cada una de ellas podía verse esa cresta gris embestida por las olas.

El tiempo la convirtió en un límite o en un mito; luego occidente y oriente asumieron que su mitad era la única que existía. Y cada una tuvo sus idiomas, sus constelaciones, sus profetas y sus guerras.  

Una de las mitades ejecutó al cauteloso emperador un minuto antes de que se lo llevara la vejez.

En el mar, la pared lo supo y como las mascotas que escoltan la muerte de sus dueños, empezó a disolverse.

Dicen que un hombre que pasaba con sus carabelas y sus indultados encontró una grieta por la que pasó a la historia; el muro, ya casi impalpable, se derrumbó sin emitir sonido.

Ese día, ambas semiesferas comenzaron el lento proceso de la mezcla o de la conquista.

“La conquista española de la Nación Azteca”. Mural de Diego Rivera en el Palacio Nacional (México).

(*) Una sencilla contabilidad registra: cinco hijos, tres hermanos, ocho mudanzas, cincuenta y ocho años de responder a este nombre, catorce trabajos, dos estudios superiores, diecinueve años coordinando el taller de los Silenciosos Incurables. Todo ha sumado.