Expresiones de la Aldea, La Aldea y el Mundo, Notas Centrales

#VIVAS NOS QUEREMOS

Tras un nuevo 25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, se vuelve necesario identificar y sostener las consignas que inspiran las luchas

Por Majo Corvalán

Cada 25 de noviembre las mujeres, el colectivo LGBTTTIQ+ y las activistas feministas salimos a las calles de toda Latinoamérica para visibilizar la violencia machista y exigir nuestras demandas. Lo hacemos desde que Patria, María Teresa y Minerva Mirabal, activistas contra el régimen de Trujillo en República Dominicana, fueron asesinadas el 25 de noviembre de 1960. “Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte” solía decir Minerva Mirabal cuando ya se sabía amenazada.

Desde ese momento hasta hoy hubo algunos avances, pero las consignas de cada declaración, las frases de cada pancarta y las voces de quienes luchan dejan ver las innumerables vulneraciones de derechos aún vigentes en toda la región.

Quizás pudimos teorizar y poner en la esfera pública esto que nos pasa desde hace siglos puertas adentro. También pudimos definir desde la ONU que la violencia contra las mujeres es: “Todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la prohibición arbitraria de la libertad, en la vida pública o en la vida privada”. Pero estamos lejos de erradicarla.

Escuchar las demandas, entender las consignas, generar cambios e invertir en esos cambios puede ser un camino, pero es necesario comprometerse más allá de la foto en las redes sociales. La violencia machista es mundial, histórica, estructural y social, por ende requiere de las mismas dimensiones para combatirla.

Estas son algunas consignas que nos representan en las marchas, en las redes, en las asambleas, en las convocatorias y en los medios. Estas son nuestras demandas.

Hermana #YoSíTeCreo: Esta frase apunta a apoyar a quienes denuncian violencia y luego son atacadas, maltratadas, ignoradas, acusadas de mentirosas o deslegitimada su  palabra. Porque como sabemos, la voz de los varones tiene mayor credibilidad, porque en la sociedad está relacionada con lo serio, en cambio la voz de las mujeres es asociada con la emocionalidad y la histeria ¿O no escuchamos a veces que lo denunció por despechada? Cambiar los paradigmas para que las mujeres seamos respetadas y consideradas iguales es una premisa fundamental del feminismo.

#AbortoLegal: Solo dos países lograron la legalización del aborto voluntario en la región, mientras que otros solo lo despensalizan por causales o lo persiguen penalmente. Esto genera aumento de los abortos clandestinos e inseguros, riesgo para la salud y vida de las mujeres, desigualdad e imposibilidad de ejercer la autonomía a la hora de decidir el propio proyecto de vida. En los países legalizados, como Uruguay y Argentina, hay barreras para acceder a este derecho que impulsan los sectores religiosos, conservadores y escasez de capacitación y difusión de la ley.

Más oportunidades, menos mandatos: La desigualdad es la principal causa de la violencia. Las mujeres tenemos menos oportunidades para estudiar porque se nos atribuyen las tareas de cuidado, menos oportunidades para obtener trabajos, porque suponen que vamos a faltar o que estamos menos calificadas, y si trabajamos tenemos menos oportunidades de ascender. Los mandatos sociales nos oprimen y es una lucha diaria ocupar el espacio público, lo que no se consigue con mérito sino con políticas que apunten a la igualdad.

No estamos todas, faltan las asesinadas: No importa en qué plaza estemos, esta consigna nunca falta. Porque el índice de femicidios aumenta en todos los países o en el mejor de los casos se estanca, pero nunca disminuye. En Argentina nos matan a una por día. La mayoría había hecho varias denuncias que fueron ignoradas y tenían en sus carteras una orden de restricción de acercamiento, que sabemos, no frena a ningún violento. Otras tantas debieron deambular de casa en casa para no volver con el agresor, sin apoyo psicológico, económico, sin acceso a un trabajo que les permita independizarse y es muy probable que con escasas herramientas para sobrevivir. Marchamos por las que ya no están y para que sus homicidas vayan presos, no para que sean absueltos. Y para que los jueces que los absuelven también vayan presos.

Vivas se las llevaron, vivas las queremos: No nos escapamos con un noviecito, nos secuestran. No estamos de joda porque así somos, nos capta una red de trata de personas con fines de explotación sexual. No nos fuimos a buscar una aventura, el tipo no nos deja salir. No puede haber más excusas para no buscarnos, buscarnos mal o buscarnos tarde. Es urgente que haya mecanismos de búsqueda y que se activen de forma inmediata porque las niñas, adolescentes y mujeres estamos en riesgo.

Vivas y libres nos queremos: Esta consigna muestra lo importante del debate hacia adentro del feminismo porque no solo demandamos que dejen de matarnos sino una vida libre de todas las violencias, libre de la opresión, los mandatos, la falta de oportunidades, el acoso, la violencia naturalizada y la cosificación de nuestros cuerpos. Una vida sin miedos, sin tener que cruzar la calle si vemos varios varones, por las dudas. Sin tener que mandar un mensaje a nuestras amigas al volver a casa, avisando que llegamos bien, que en el bondi no nos manosearon o que el taxista no se fue por otra calle.

Si tocan a una respondemos todas: En algunos casos es así y esto demuestra que se multiplicó y se fortaleció la organización dentro de los feminismos. Feminismos múltiples con diversidad de enfoques y algunos permeado por ideologías partidarias, sindicales, etc. En general, hay una respuesta colectiva a hechos de violencia que consiguen difusión lo que genera, en algunos casos, acciones en redes, callejeras, etc. El feminismo es una filosofía que, bien entendida, apunta a no dejar a nadie atrás.

Se va a caer: Es una consigna ligada a otras tantas como “lo vamos a tirar” y “nos mueve el deseo”. El deseo de cambiar lo hostil que puede ser el mundo para las mujeres, lesbianas, bisexualas, trans, travas y no binaries. El deseo de vivir sin miedo por nosotras y por las otras, de dejar de defendernos, de poder ser sin restricciones, de poder decir y hacer sin limitaciones.

NO es NO: ¿Por qué será necesario llevar un cartel por toda latinoamérica con una frase tan obvia?  Porque los varones la ignoran. Es sí cuando decimos sí, y es no cuando decimos no. No nos estamos haciendo rogar, no somos histéricas ni tontas que no sabemos lo que queremos. Además, cuando estamos borrachas, dormidas, inconcientes o no podemos dar consentimiento a una relación sexual o a alguna acción sexual es violación. Y es tan importante que se entienda como lo es derrivar la cultura de la violación, esa que nos usa para vender cerveza, autos, perfumes, fiestas, viajes y casi todo porque es es lo que somos para el machista, un objeto de consumo.

Basta de Justicia machista: “El patriarcado es un juez, que nos juzga por nacer, y nuestro castigo es la violencia que ya ves”.Así empezaba la performance de “Las tesis” que recorrió todo el mundo y se replicó por miles de intervenciones con niñas y mujeres cantando contra la impunidad y la violencia. La justicia ha sido durante mucho tiempo el enemigo de las mujeres y es porque en su mayoría son hombres con nula perspectiva de género y amantes de los procedimientos sin importar qué les pase a las personas, salvo honrosas excepciones. Las mujeres esperamos años una cuota alimentaria mientras nos autoexplotamos para llegar a fin de mes, sin que los jueces se detengan a ver en verdad cada situación. Las mujeres acumulamos copias de denuncias con delitos graves de violencia que nunca son suficientes para que el agresor vaya preso. Acompañamos años a nuestras hijas a declarar contra su abusador para luego cruzarlo en la plaza, libre e impune. La justicia la hacen personas que no van a cambiar su forma de administrar por recibir una vez al año una charla en el marco de la ley Micaela pero, que se construya con más empatía y atención al resguardo de las mujeres es quizás la exigencia más urgente.

¡NI LA TIERRA NI NUESTROS CUERPOS SON TERRITORIOS DE CONQUISTA!

El movimiento feminista durante esta última década creció exponencialmente en América Latina y se transformó en una fuerte avanzada de las organizaciones desde México a Argentina (y otras partes del mundo). Ahora, una de las corrientes que se desprende de esta matriz de pensamiento, el Ecofeminismo, está cobrando relevancia en el continente. El término fue utilizado por primera vez en 1974 por la feminista francesa Francoise D’eaubonne para destacar el potencial que las mujeres podrían tener en una revolución ecológica. Las mujeres estamos más emparentadas con la tierra, el ambiente, la naturaleza tal como sostienen Marta Pascual Rodríguez y Yayo Herrero López:

“La comprensión de la cultura como superación de la naturaleza justifica ideológicamente su dominio y explotación. La consideración de la primacía de lo masculino (asociado a la razón, la independencia o la mente) legitima que el dominio sobre el mundo físico lo protagonicen los hombres, y las mujeres queden relegadas al cuerpo, al mundo inestable de las emociones y a la naturaleza. Las mujeres han tenido y tienen un papel protagonista en movimientos de defensa del territorio, en luchas pacifistas, en movimientos de barrio. Si los recursos naturales se degradan o se ven amenazados, a menudo encontramos a grupos de mujeres organizados en su defensa”.