San Luis, Tertulias de la Aldea

El Romance Desconocido

Por José Villegas

El folleto fue impreso por la imprenta Casa Iglesias – San Luis, posiblemente entre las dos primeras décadas del siglo pasado (1910-1920). Infiero esto pues no posee fecha de edición. Se titula “Romance del Coronel Pringles y de Panchita Hernández” y su autor firma bajo el seudónimo Silvestre del Campo.

Comunico a nuestro lector/a que conozco muy bien al dueño de ese seudónimo, pues durante años he seguido su inagotable vida con pasión, dedicación y admiración. Mas su nombre será develado al final de este escrito.

De todos sus escritos, éste es su único trabajo literario en forma de romance, por lo que deberíamos lamentar que no haya incursionado más en el tema. Quizá su talento lo hubiese situado cerca de al menos dos de los mejores romanceros puntanos como lo son León Benarós e Hipólito Saá. Pero lo cierto es que este intelectual formado por el sarmientismo, luego devenido en revisionista, federal y radical revolucionario, nos cuenta en sus versos épica y cronológicamente el derrotero de nuestro insigne guerrero Juan Pascual Pringles, ocupándose además de su compañera de lucha: la Pancha Hernández.

Sin caer en ficciones, nos va relatando con absoluto rigor histórico las acciones de estos dos personajes citando al pie de página en varias oportunidades las obras consultadas, entre ellas la irrefutable “Biografía de Pringles” del Gral. Espejo y la documentación recopilada tenazmente por el Dr. Ángel Justiniano Carranza, que luego el Prof. Juan W. Gez publicará como “Apoteosis de Pringles”.

Develando a nuestro romancero diremos que se trata de nada más y nada menos que del Dr. Nicolás Jofré. He aquí un fragmento en el que nos narra algunas facetas de la conmovedora vida de Francisca Hernández:

“Ya eres Cabo
por tus hazañas, Panchita;
pero has de ser más heroica,
y también más abnegada
en los ‘Desiertos de Illio’
del sol ardiente y sin agua,
allá, cuando
como un ‘Ángel de la Guarda’
la sed a apagarla vayas,
del moribundo soldado
que tendido
sobre la arena abrasada,
dirige al cielo los ojos,
¡Pidiendo agua! ¡Pidiendo agua!

Y tú con caramayola,
sobre la tierra caldeada,
tú cruzabas refrescando
¡Una a una las gargantas!..
…y así de nuevo ha salvado
a su noble compañero, 
por lo cual su Regimiento,
en los campos de batalla,
tiene ya un nuevo sargento.

Y, ascendida Pancha Hernández,
de Moquehua va a Junín,
y de Ayacucho a su cumbre,
¡¡empujada hasta el confín!!...
Ya acallaron las trompetas
de las cargas temerarias…
… y con dolor y tristeza
¡se alontana solitaria!...
¡Pobre Pancha!
Va esfumándose a lo lejos
la silueta
de la egregia campesina
que, irá pensando en su tierra,
en su madre, en su familia.
… pero retorna silente
sobre el piélago azulado,
regresando tristemente 
cual San Martin ¡¡olvidado!!
De nuevo cruza Los Andes
y las pampas de su Patria,
la tierra que tanto amó:
más, no para descansar
para marchar al Brasil.


Cuando después de “Oncativo”
A Pringles le han preguntado:
-¿Qué fue de la Pancha al fin?
… Surcó su frente un dolor
contestando acongojado:
 -¡La vio el olvido morir!...
“¡¡Como a todos los soldados
que fueron de San Martin!!”
El Dr. Nicolás Jofré y damas puntanas, en un brindis en la ciudad de San Luis, hacia 1935. Foto José La Vía.