La Aldea y el Mundo, Notas Centrales

AL MARGEN DE LA LEY

La prisión de Guantánamo, que sigue en pie, fue construida hace 20 años, luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001

Por Guillermo Genini

Como consecuencia directa de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y de la Guerra contra el Terrorismo que se implementó inmediatamente, Estados Unidos estableció en enero de 2002 un sistema carcelario al margen del derecho internacional en la base naval que posee en la Bahía de Guantánamo, Cuba.

Su existencia continúa hasta el presente y ha convertido a los Estados Unidos en un país que deliberadamente desconoce las convenciones de los derechos humanos y los principios jurídicos internacionales. Los numerosos detractores de su existencia, tanto dentro como fuera de Estados Unidos, han denunciado que constituye un centro de detentación y tortura al margen de todo proceso legal. Si bien en la actualidad se calcula que contiene menos de 20 prisioneros, en su momento de mayor actividad albergó a más de 600 detenidos ilegalmente, de más de veinte nacionalidades, principalmente de Oriente Medio.

Su creador, el presidente estadounidense George W. Bush, tenía como objetivo establecer un centro de detención al margen del sistema legal de Estados Unidos y de las normas jurídicas internacionales para disponer indefinidamente de los prisioneros que se capturaban en su “Guerra contra el Terrorismo”. Sus víctimas fueron inicialmente presuntos combatientes de Al Qaeda y terroristas a los que se hacía responsables de los atentados del 11-S.

El origen de Guantánamo

La bahía de Guantánamo es un extraordinario sitio natural apto para un apostadero naval ubicado en el extremo sur de la isla de Cuba con una pequeña y resguardada apertura al Mar de las Antillas. Se encuentra en el extremo sur oriental de la isla, a unos 70 km al este de Santiago de Cuba. Es amplia y de muy buen calado, lo que permite el amarre de grandes barcos mercantes y de guerra.

Sus grandes potencialidades navales fueron descubiertas por Cristóbal Colón, quien la bautizó en su Segundo Viaje como Puerto Grande, en abril de 1494. Pese a estas ventajas naturales, la colonización española de Cuba no la tuvo en cuenta entre sus prioridades y prevaleció el nombre indígena original de Guantánamo. Esta situación se debió a que el tráfico colonial principal se desarrolló a través del puerto de La Habana, excelente por su morfología y su calado, que protegía el puerto de ciclones y piratas. Además, al norte de Cuba se origina lo que los españoles llamaron inicialmente el Canal de Alaminos y que en la actualidad se conoce como Corriente del Golfo, corriente marina que facilitaba la navegación desde América hacia Europa. Por su parte, hasta el siglo XVIII, el comercio desde y hacia el sur de Cuba se centró en el privilegiado puerto de Santiago de Cuba.

La abandonada bahía guantanamera atrajo el interés de los marinos ingleses que la ocuparon desde Jamaica y pretendieron fundar en ella una fortaleza en 1740. Sin embargo, los españoles del sur de Cuba hostigaron de tal modo a los invasores ingleses que debieron abandonar la isla. Desde entonces los alrededores de la bahía se fueron poblando hasta que en 1796 se fundó una población en el centro del Valle de Guantánamo, con el nombre de Santa Catalina de Guantánamo, rodeada de trapiches e ingenios azucareros.

De la Enmienda Platt a la Guerra Fría

Durante el siglo XIX España procuró el adelantamiento de la población con inversiones e inmigración pero no fortificó ni militarizó la bahía. Cuando a fines de ese siglo se produjeron las guerras por la independencia de Cuba, la población de Guantánamo se plegó mayormente a la causa independentista. Con la intervención de Estados Unidos en 1898 la situación cambió rápidamente. El gobierno estadounidense derrotó fácilmente a España y la reemplazó como potencia dominante en Cuba. Sus militares habían identificado a la Bahía de Guantánamo como un lugar destacado en su expansión antillana pues era una ubicación estratégica para ser asiento de una futura base naval y retuvieron su dominio.

En 1901 y como una exigencia ineludible para reconocer la independencia de Cuba, Estados Unidos impuso la Enmienda Platt que limitaba la soberanía del nuevo Estado y la obligaba a entregar tres puntos costeros como bases navales o carboneras para la flota estadounidense. Poco después esta Enmienda pasó a formar parte de la Constitución cubana por lo que Estados Unidos tuvo el fundamento legal para apropiarse de Guantánamo. Así la bahía y el territorio que la rodeaba fue cedido a los Estados Unidos el 16 de febrero de 1903 por medio del Tratado Cubano-Estadounidense.

La cesión fue hecha a perpetuidad pues la potencia ocupante podía mantenerla “hasta que lo necesitase” por medio de un pago simbólico de 4.000 dólares a cambio de su arriendo. Como consecuencia directa de este Tratado, se construyó una base naval cuyo estatus jurídico posibilitó un siglo después la instalación de la Prisión de Guantánamo.

Una de las cláusulas del Tratado de 1903 establecía que Estados Unidos reconocía “la soberanía definitiva de la República de Cuba sobre las extensiones de tierra y agua” cedidas, pero mientras éstas estuvieran bajo ocupación estadounidense, los Estados Unidos ejercerían “jurisdicción y señoríos completos sobre dichas áreas”. Esta situación ambigua se prolongó cuando este Tratado se renovó en 1934.

Cuando la Revolución Cubana triunfó en 1959 y Fidel Castro adhirió al comunismo un año después, la Base de Guantánamo estuvo en el centro del conflicto político, diplomático e ideológico entre Cuba y Estados Unidos en el contexto de la Guerra Fría. Castro se negó a recibir el pago por la ocupación de Guantánamo y denunció en foros internacionales la ocupación ilegal de territorio cubano. Por su parte, Estados Unidos se aferró a los tratados firmados y reforzó la seguridad militar de su base naval en Cuba.

La Prisión en Guantánamo

Durante la Guerra Fría, la Base de Guantánamo logró permanecer incólume pese a las presiones cubanas y cuando se produjo el colapso del mundo comunista, en 1991, Estados Unidos le dio una nueva función a estas instalaciones que fueron el antecedente directo de la creación de la prisión.

En agosto de 1994 el presidente Bill Clinton ordenó detener en el mar a los refugiados cubanos que trataban de llegar a Florida y llevarlos a la Base Naval de Guantánamo pues en ese lugar no regían las leyes federales estadounidense ya que formalmente era territorio bajo soberanía cubana. Es por ello que a esos detenidos no se les reconocieron los derechos constitucionales.

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, el presidente Bush dictó una serie de controvertidas y severas disposiciones para implementar su lucha contra el terrorismo internacional. La más importante fue la “USA Patriot Act” que regulaba una serie de acciones gubernamentales para restringir los derechos de los sospechosos o acusados de terrorismo. Estos podían ser detenidos dentro o fuera del territorio de Estados Unidos si eran considerados “como posibles agresores”.

A su vez, Bush había sido habilitado para estas acciones por parte del Congreso de Estados Unidos mediante la “Autorization for Use of Military Force” que se dictó el 18 de septiembre del 2001. Esta autorización le permitía a la fuerzas militares y a los servicios de inteligencia como la CIA, “usar toda la fuerza necesaria y apropiada contra las naciones, organizaciones o personas” sospechosas de acciones terroristas o de apoyarlas. Claramente en esta decidida y unilateral acción no se iban a tener en cuenta la preservación de los derechos fundamentales de las personas tal como lo entendía la comunidad internacional.

Cuando comenzó la Guerra contra el Terrorismo con la invasión a Afganistán en octubre de 2001, las tropas de estadounidenses capturaron a supuestos miembros de Al Qaeda y del Talibán, considerados como terroristas bajo la calificación de “combatientes ilegales”. Este estatus servía para diferenciarlos jurídicamente del “combatiente enemigo” que estaba amparado por la Convención de Ginebra de 1949 sobre el Tratamiento a los Prisioneros de Guerra. Es por ello que en forma unilateral se dispuso de estos detenidos por tiempo indeterminado, sin una acusación de cargos formales ni juez o tribunal designado.

Paralelamente, bajo disposiciones secretas, Bush autorizó a la CIA a construir prisiones en el extranjero para mantener a estos detenidos. El lugar elegido fue la Base Naval de Guantánamo por su ambigua situación jurídica, pues formalmente está bajo soberanía cubana. Allí se alzaron rápidamente tres centros de detención y tortura con sus dependencias anexas, identificados como Camp X-Ray, Camp Echo y Camp Delta, que recibieron a los primeros detenidos en enero de 2002, provenientes de otros centros clandestinos de detención de la CIA.