San Luis de los puntanos
Por Antonio Esteban Agüero (*)
San Luis, como atracción turística, se encuentra en las etapas iniciales de su descubrimiento. Sobre todo, para quienes pregustando el sabor amargo de una desilusión más, regresan de otros meridianos, fatigados de buscar inútilmente “el pájaro azul”, porque el ave maravillosa cantaba aquí, sobre una rama del árbol argentino, y allí los esperaba para siempre.
La naturaleza fue pródiga al dotar su paisaje físico y su geografía humana. Le dio, entre otros regalos inapreciables, los contrastes necesarios para destacar los altos relieves de su personalidad. Y es así como -sobre los setenta y tantos mil km de su superficie- las llanuras sureñas, que se confunden con La Pampa, sirven para magnificar, como un basamento, las cadenas montañosas que se levantan en el centro y en el norte.
Desde el punto de vista turístico San Luis podría dividirse en tres regiones, perfectamente identificables por valores que les son propios.
La primera reconoce como centro y radiante la antigua ciudad capital de la puntanos, construida al pie de la Sierra de la Punta de los Venados, uso perfil crestado ilustra el campo del escudo provincial. Desde la ciudad de San Luis, el viajero tiene acceso a los valles de Las Chacras y al Potrero de los Funes, inmenso Coliseo pétreo este último, cuyo centro está ocupado por el lago artificial del mismo nombre, que multiplica la serenidad de los cerros circundantes, los bosques de molles, estas susurrantes alamedas que separan los huertos, y cuyo mágico espejo hace de las noches del potrero uno de los panoramas siderales más deslumbrantes del mundo. Siempre que visito este lugar recuerdo el pensamiento que Jean Giono escribió alguna vez: “… La felicidad está en los pequeños valles…”.
A poca distancia, montaña arriba, los recibe con el abrazo de suceden las llamadas y la frescura de sus frondas el valle de El Volcán, que alguna vez fue templo de los demonios sísmicos y teatro de las tragedias ígneas. Actualmente, El Volcán, figura en la “guía sentimental de los puntanos” (que tal vez pudiera escribirse) como el más elegante centro de veraneo de las familias tradicionales de San Luis, que allí tienen sus casas de descanso, el arroyo con su balneario, y la medicina geriátrica de un clima edénico.
Prosiguiendo la marcha en dirección norte noreste (todo por carreteras asfaltadas) se llega a El Trapiche, anfiteatro de montañas que encierran en lago de La Florida, propicio para todo deporte náutico y para gozar los placeres de la pesca. El Trapiche posee, entre otras atracciones, un río maravilloso, donde el agua fragante de los yuyos serranos murmura incesante la invitación a frecuentar sus remansos, a palpar su frescura traslúcida y tactarla con todos los poros de la piel soflamada de sol.
(*) Segunda parte- Este texto, publicado originalmente en abril de 1968, en LYRA, (BS.AS) se encuentra incluido en el libro Vivir en Poesía- Guiones. Discursos. Anécdotas y Poemas inéditos. Perteneciente a la primera edición, 2da reimpresión realizada por la Universidad Nacional de San Luis, quien posee los derechos sobre sus obras completas.