Expresiones de la Aldea, San Luis

Grupo Ciudad: 40 años de una emoción adolescente

Por Polaco Altavilla

Entusiasmados con formar un conjunto musical, el 12 de octubre de 1982 estudiantes del colegio Santo Tomás de Aquino dieron el puntapié sónico que 40 años después sigue activo. El cantante y guitarrista Víctor García Garro, Eduardo “Yayo” Mazzola en guitarra líder, Carlos “Cholo” Bustos en bajo y coros, y el baterista Gabriel “Chicho” Cipriani formaron Grupo Ciudad inspirados en sus ídolos, del palo nacional con Luis Alberto Spinetta y Charly García; y Yes, Génesis, Pink Floyd y otras influencias de Rock Sinfónico. 

“Teníamos un compromiso artístico y social y contábamos con los instrumentos y equipos de mi padre”, recordó Cipriani y agregó sonriente: “ensayaba con una banda de jazz y a excepción de la batería -armada con las cacerolas de mi madre- estaban disponibles”, contó Chicho, hijo de Pietro Cipriani, saxofonista y director de la primer Banda Infanto Juvenil de San Luis, y esos jazzistas eran Las 5 Monedas, con Paolo Altavilla en trompeta. 

“Éramos amigos en el colegio, coincidíamos en los gustos artísticos y en hacer un repertorio propio”, aseguró Víctor, que revolvía un café y al dejar la cucharita se marcó como un sello ocre en una servilleta. “Los logros fueron importantes: empezamos el primer movimiento de rock puntano”, expresó el vocalista, profesor en Ciencias de la Educación. “Actuamos dentro y fuera de la provincia, con gran afluencia de público en bares, colegios, clubes, plazas, cines, teatros y estadios”, repasó Víctor, en pareja y con un hijo de 17 años. 

Todos tienen 55 años, pero son personalidades distintas: ninguno coincidió en “su canción favorita” de Ciudad. Será esta la primera vez sin una letra. En junio de 2012, la columna fue con Aunque Mañana No Estemos, siguieron Con Todas Las Puertas Cerradas (junio de 2015) y Veintipico (septiembre de 2018). En la columna del 11 de octubre de 2020, García Garro opinó del legado de John Lennon en Gimme Some Truth (Imagine, 1971). 

Para Víctor, compositor “desde el 82”, la elección recayó en Payaso Gris, “sencilla y profunda”. Chicho fue hacia lo musical: “las que me dan placer tocar en las teclas o la bata, las que me impactan en su creación y producción musical”, y enumeró a Veintipico, Abril y Calles Perdidas. A Mazzola le gustan las baladas. “Víctor es un extraordinario baladista y creo que el Rock Nacional le debe un reconocimiento”. 

“Me costó esa pregunta, la ‘mastiqué’ algunos días porque tengo varias respuestas, pero elijo Con Todas Las Puertas Cerradas”, se sinceró Cholo. “Ciudad fue un grupo disruptivo porque rompió con estructuras cuando no estaba firme el clima democrático. Era difícil y éramos muy chicos, pero irrumpió en el escenario cultural y creó una movida interesante, ese es el aporte cultural en la sociedad ¡fue un sacudón interesante!”, precisó el bajista, padre de 3 hijos y “¡con una nieta hermosísima!”. También es otro habitué de café y sobremesas con amigos. Concentrado en el contexto nacional y provincial, Bustos sintió que la banda trascendió varios aspectos culturales desde su núcleo.

“Cómo maduraron Víctor la cuestión compositiva y Chicho los arreglos musicales es donde se reconoce un estilo propio y muy de San Luis, forjado en la línea inglesa de los Beatles y de Jeff Lynne y otros más, mezclado con tango y baladas con impronta propia. Puedo nombrar muchas canciones de Ciudad que, en cuanto a la progresión de acordes, a la estructura melódica y las armonías, son raras y no las vas a encontrar en otra producción musical: ahí está lo medular de Ciudad”, acotó Cholo en el bar y con los dedos índice y pulgar apenas separados repetía un pedido de café. 

“Me quedo con los años inolvidables de una sana adolescencia, maravillosa y llena de magia musical y amistad, y el reconocimiento de una generación que compartió y acompañó nuestro sueño hasta hoy”, planteó Yayo (casado, con 6 hijos y 5 nietos; abogado y gerente de Hielo Tankito) que es Licenciado en Guitarra y docente en la UNSL (actualmente cursa el Doctorado en Educación en la UNSL) y fan de Los Beatles y del Rock de los 70 y 80 “¡a morir”!, aseguró el violero, quien, fiel a la costumbre de los guitarristas poseídos por el instrumento -que nunca sueltan y dejan descansar en su regazo- tiene un tic nervioso (¿o virtuoso?) de puntear las cuerdas al responder. 

En 1989 editaron “Veintipico”, un casete de 10 tracks grabado en Estudios Zanezzi (Mendoza) y años después en CD. En los 90 acompañaban al Dúo Silencio (los mimos Lalo Chade y Edu Arias), en 1995 tocaron en el programa “La Página del Rock” (ATC, hoy Televisión Pública) y reversionaron Calle Angosta combinados con Las Voces del Chorrillero. Esa osadía cultural, con adeptos y detractores, fue gratificada en la Feria Industrial con el premio Sol de Plata a Revelación Musical. 

El 25 de noviembre de 2021, el Concejo Deliberante de San Luis reconoció su trayectoria y aporte cultural. Esa mañana, recordaron que siempre estuvieron activos y con distintas formaciones, a Víctor y Chicho los acompañaron Rodolfo “Pichi” Piscitelli (guitarra), Víctor Acuña, Guillermo Anzulovich y Sergio Daldi (bajo), Rafael Villazón (teclados), Javier Bentivegna, Juanjo Acosta, Alejandro Fulco y ‘Tola’ Ponce (batería), Alejandra Patafio y Karina Soria (coros) y David Cipriani (trompeta), y a “personas que ayudaron y aún guían desde arriba”: el Maestro Miguel Ángel Reinoso y el representante Chacho Aníbal. 

“Fui pionero con pistas musicales en los 90 ¡y ahora soy antipista!”, declaró con una sonrisa Chicho, padre de un hijo adolescente. “Comparto con los cantantes la misma emoción que gozan una voz y las teclas”.

Cipriani reposa en la banqueta de su batería en La Salita, el estudio y sala de ensayo casero donde dicta clases y practica con sus proyectos: con dúo, trío y grupos mantiene una envidiable racha de actividades musicales. Era baterista “porque los temas tenían un tinte rockero y se adaptaba la bata y el formato con violas”, y como las composiciones de Víctor “eran melosas y me sugerían arreglos de teclados” cambió de instrumento… pero los tocaba al mismo tiempo. “Me las ingenié con un tecladito cerca de mi batería Colombo. Usaba la mano izquierda para sonidos sintéticos y con la otra tocaba la bata”. El recurso fue efectivo pero agotador, hasta que lo solucionaron con otro colega. 

Aún entrevistados por separado con el mismo cuestionario, era sentirlos en el mismo espacio: sin estar de acuerdo, los conceptos coincidían con las respuestas del otro. 

Una simbiosis que en cuatro décadas sigue inalterable. 

Podés seguirlos en sus redes:

@victorgarciagarro 

@gabrielchicho 

@eduardo.mazzola 

@carlosbya