San Luis, Tertulias de la Aldea

Lanza que pide volver; árbol que quiere brotar

Por José Villegas

Pregunta: el asesinato de Peñaloza ¿habrá sido un acto de barbarie ejecutado por un civilizador?

Nuestro puntano, uno de los más valientes intelectuales que dio nuestra tierra, el Dr. Nicolás Jofré, escribía en 1915 sobre aquel acto: “Bárbaro fue el asesinato del Gral. Peñaloza, benemérito de la Patria; que fue perseguido, y combatió contra la tiranía: bárbaro fue porque rendido y prisionero en su propia casa, atado de manos y al lado de su esposa, fue cruzado de lanzazos, degollado, mutilado en miembros que por pudor no nombro, y puesta su cabeza en un palo de la placita de Olta. ¡Y ese crimen fue aprobado por el Delegado Nacional Don D. F. Sarmiento!”

Y, sigue Jofré enumerando tan solo algunos actos de barbarie, “Bárbaro fue Sandes que conducía a sus prisioneros desnudos, con los pies desollados y fusilados por la espalda; Bárbaro fue el degollamiento de ocho oficiales y ochenta soldados todos prisioneros que hacía Sandes en los llanos de La Rioja; Bárbaro es el siguiente Decreto: San Juan, mayo 29 de 1863. DECRETA: Art. 1° los jefes de las fuerzas nacionales en operaciones en La Rioja, ordenaron la entrega de carabina y recortadas y pasado el término que se fije, se aplicará a los infractores la pena de doscientos azotes” firma Domingo Faustino Sarmiento. Bárbara fue la persecución de ñaembé contra López Jordán en 1871: en la batalla murieron 300… mientras que en la persecución, 500… Bárbaro fue el decreto que puso precio de 3.000 pesos fuertes al que presentase la cabeza de Ricardo López Jordán.”

Entonces habrá que preguntarnos nuevamente, una y cien veces, ¿Quiénes son los bárbaros?, ¿Quiénes los civilizados? ¿Acaso Irrazábal venía a traernos civilización? ¿Qué hizo Irrazábal con Doña Vito (Victoria Romero de Peñaloza), esposa y eterna compañera del Chacho? Exultante el asesino psicópata ordena aplicar tortura a esa digna mujer, a quien tuvieron que despegar a palos del cadáver de su compañero. Luego vendrán los grillos y el tortuoso traslado a San Juan donde el gobernador Sarmiento la está esperando para darle lecciones de comportamiento decente, es decir, someterla a la humillante tarea de barrer la plaza central todos los días, arrastrando cadenas y con custodia.

Nuestro villamercedino León Benarós escribía allá por 1969, “Visión Cabal del Chacho”, extenso, conmovedor y emotivo poema épico en el que nos cuenta la vida del caudillo desde su niñez hasta su muerte. La obra fue musicalizada por Eduardo Falú y Carlos Di Fulvio quien fue el primero en interpretarla. Luego Jorge Cafrune la cantará en un maravilloso trabajo discográfico. Tras relatar la muerte del Chacho, Benarós cierra su maravillosa obra con los siguientes versos en tiempo de chaya riojana.

El general Peñaloza, solo y perdido, me dicen que va./Lloran las piedras también tristes de verlo pasar;/ le tiende sus ramas el algarrobal./ El general Peñaloza, solo y perdido, me dicen que va./

Desde su tierra natal como un girón del ayer,/ levantando lanzas siguen los riojanos/ la sombra del Chacho que quiere volver./ Pregunta el quimil; responde el tunal:/la lanza del Chacho tal vez volverá.

El general Peñaloza, ya se levanta de su soledad./ Lanza que pide volver; árbol que quiere brotar./ La voz de los llanos lo vuelve a nombrar./ El general Peñaloza ya se levanta de su soledad.

Desde su tierra natal, como un girón del ayer,/ levantando lanzas siguen los riojanos/ la sombra del Chacho, que quiere volver./ Pregunta el quimil; responde el tunal:/ la lanza del Chacho, tal vez volverá.

Nos relata Alfredo Terzaga que “el año 63 terminaba así con la heroica, sangrienta y porfiada resistencia opuesta por los pueblos del interior a la “pacificación” ordenada desde Buenos Aires. Esta resistencia no sería sin embargo la última.

En el mes de diciembre se realizaba en Montevideo un simbólico funeral en memoria del Chacho, al que asistieron los muy numerosos emigrados federales. Encabezaban el duelo el expresidente de la Confederación, Santiago Derqui, el porteño reformista Nicolás A. Calvo y el bravo general puntano Juan Saá.

Victoria Romero de Peñaloza fue una militar argentina, esposa de Ángel Vicente Peñaloza.