Expresiones de la Aldea, San Luis

Persecución y huida

Por Alejandra Etcheverry

Sabía que él estaba presente en algún lugar.

Sabía que latía con fuerza destructiva y que esperaba el momento oportuno para desplegar su ataque.

Casi podía sentirlo, pero aún no tenía conciencia de lo que realmente ocurría.

El temor siempre le daba vuelta la cara hacia otro lado, prefería no mirar.

Los días comenzaron a apretar esa extraña latencia y supo que el enemigo invadiría el terreno.

Ya no era uno solo, como al principio.

Si la extraña multiplicidad llegaba a alcanzarlo sabía que sería el final.

Quedaba solo la huida. 

Se fue arrinconando poco a poco y el terreno que antes era suyo, fue aumentando bajo las temibles pisadas extranjeras.

Pronto el recinto al cual quedara confinado era el último bastión donde sus fuerzas lucharían por la vida, por su vida.

Las barreras se quebraron, la defensa desecha no soportó el peso de tan portentoso avance y ya nada lo haría.

El alma salió del cuerpo, ya no había lugar allí para ella.

Por Alejandra Etcheverry.