La Aldea y el Mundo, Notas Centrales

“SOMA” Y LITERATURA EN UN MUNDO FELIZ

Por Eliana Cabrera

Un mundo feliz es la obra más reconocida de Aldous Huxley, escrita en 1932. El autor nos presenta una distopía, una sociedad artificialmente constituida gracias al avance de la ciencia y marcada por el autoritarismo, cuyo propósito es la completa estabilidad del orden y la felicidad. Para eso, se utilizan todos los medios posibles de “condicionamiento mental” de sus ciudadanos, para imponer ese orden como el aceptado y deseado por cada uno de ellos. ¿Cómo se construye el orden en este mundo ficticio y a costa de qué?

Para lograr ese ideal de estabilidad se procede de distintas maneras. En principio, la reproducción humana no es natural sino que los sujetos son creados genéticamente, eliminando el concepto de familia. Se realiza una división en clases: alfas, betas, gamas, deltas y epsilons, condicionadas mentalmente para cumplir ciertos roles en la sociedad y mantener las distancias entre ellas. El amor, el romanticismo y la monogamia son reemplazados por la liberación sexual; el sexo es concebido como una práctica común de placer sin dependencias sentimentales.

Uno de los rasgos más particulares de esta sociedad es la eliminación las emociones fuertes, sobre todo las de infelicidad, para lo cual es diseñada la droga “soma”, que se reparte a modo de antidepresivo y supresor de tristezas, reemplazando al cristianismo y al alcohol: “uno puede tomarse unas vacaciones de la realidad siempre que se le antoje, y volver de las mismas sin siquiera un dolor de cabeza o una mitología”. Los habitantes de esta nueva sociedad conciben a sus antepasados como miserables e irracionales. Critican su excesiva sensibilidad como un obstáculo para la estabilidad y la civilización. En este contexto, la historia y la literatura son concebidas como algo inútil.

Helmholzt es un personaje que se dedica a escribir “slogans” que luego serán utilizados en la hipnopedia, frases que escuchan los niños mientras duermen para formar sus mentes. Sin embargo, se siente demasiado consciente de sí mismo, a diferencia de la gran mayoría de los miembros de la comunidad. Es gracias a esto que siente la falta de trascendencia y de profundidad; desea escribir algo más importante, cree tener la capacidad para hacerlo pero no logra descifrar cómo.

Con la aparición de John, el salvaje, sus intuiciones se materializan. Como representante de la cultura de aquel pasado que se rechaza, John llega a la nueva sociedad con grandes expectativas. En su infancia, encontró un libro de obras completas de Shakespeare. Luego de aprender a leer, el encuentro con este libro le hizo apreciar la literatura desde el momento en que se sintió identificado con aquellas palabras bellas y estéticas.

Su llegada simboliza el encuentro del pasado y el presente-futuro, contraponiendo sus diferencias. El salvaje logra establecer una buena relación con Helmholzt, ya que solo con él puede compartir su entusiasmo por Shakespeare, y este descubre las posibilidades estéticas del lenguaje de un escritor antiguo. Pero, ¿por qué no es conveniente Shakespeare ni ningún otro tipo de arte y literatura en esta sociedad?

La respuesta es brindada por el Interventor, cuando Helmholtzt, Bernard y John se reúnen con él tras un revuelo que el salvaje provocó en la distribución semanal de soma. Este sostiene que el hecho de que sea antiguo es la principal razón por la cual las personas no deben leer, puesto que no son útiles.

Ante la insistencia del Salvaje por la lectura, el Interventor sostiene que “Actualmente el mundo es estable. La gente es feliz; tiene lo que desea y nunca desea lo que no puede obtener. Está a gusto, está a salvo; nunca está enferma; no teme a la muerte; ignora la pasión y la vejez; no hay padres que estorben; no hay esposas, ni hijos, ni amores excesivamente fuertes. Nuestros hombres están condicionados de modo que apenas pueden obrar de otro modo que como deben obrar. Y si algo marcha mal, siempre queda el soma”.

Este último fragmento sintetiza los principios de estabilidad de la sociedad. Es entendible por qué la literatura u otro tipo de arte son prohibidas: condensan en sí mismas todo aquello que se desea evitar y atenta contra la ansiada y felicidad plena y constante. No hay lugar para el goce estético, la creatividad y la apreciación de la vida con profundidad.

Huxley nos lleva a preguntarnos finalmente, ¿deseamos esta clase de “mundo feliz”? ¿La estabilidad es deseable, a pesar de que eso implique eliminar toda emoción y arte? ¿Queremos nuestra ración de “soma” también?

Portada del libro “Un mundo feliz”. es la novela más famosa del escritor británico Aldous Huxley,
publicada por primera vez en 1932.