Reportajes

Ezequiel Alcaraz, 18-09-2022

Mi nombre es Ezequiel Alcaraz, nací el 29 de enero de 1986 en San Luis. Crecí en la zona de calle Mar del Plata y Aristóbulo del Valle, la casa de mis abuelos maternos. Se puede decir que también crecí en el campo con mis otros abuelos, los paternos, muy cerca de Villa de la Quebrada.

Tuve una infancia llena de música, aunque sin la oportunidad de poder interpretarla hasta mi juventud. Escuchaba y veía a mis abuelos y a mi viejo hacer folklore, no de manera profesional sino para ellos, me crié en ese mundo: escuela, amigos, fútbol, y música.

Ya desde niño me incliné por la guitarra, a los diez años fue mi primer intento de aprendizaje con un profe que daba clases en la calle Martín de Loyola y Riobamba, esos fueron mis inicios, ya de chico tocaba un poco de oído, allí aprendí las notas y a relacionarlas, pero poca lectura de música en realidad. Recuerdo que escuchaba a la Sole y seguía el punteo de sus canciones. Me acuerdo que había cursos de enseñanza en la ex estación de trenes, allí estaba el gran profesor “Cholo Torres”, de las Voces del Chorrillero, y yo asistí, ya estaba cursando el secundario, continué por un tiempo aprendiendo con el gran maestro, podría decir que con él aprendí todo lo que sé.

Me encerraba en mi pieza y tocaba para mí, escuchando música y sacando temas. Una tarde cuando me preparaba para ir a jugar al fútbol, me llamó Paula Coria, amiga y compañera del secundario, para preguntarme si estaba haciendo música, si estaba tocando la guitarra. Nosotros habíamos tocado juntos en un par de actos de la escuela, por eso me llamó y con la idea de acompañarla en un grupo que estaba formando para tocar en La Casa de la Música, me cayó como un balde de agua fría, porque pensaba que no estaba preparado, le dije que quería probar de qué se trataba. Fue a casa para ver qué salía, ensayamos y creo que desde el primer tema fue todo como si tocáramos juntos desde hacía mucho tiempo, fue impactante para mí.

Así comenzamos y sucedió todo muy rápido. Si hablamos del repertorio es un trabajo interno donde cada uno pone lo suyo, coordinamos entre todos lo que vamos a hacer, siempre dentro del folklore norteño, que además nos gusta. Ya desde que íbamos a la escuela pensaba en tener la oportunidad de acompañar a Paula en la guitarra, porque yo sabía que si Paula se dedicaba a la música andaría muy bien. Siempre pensé en tener esa oportunidad, y bromeaba con ella en ese aspecto, se lo dije desde un principio (se ríe).

Actualmente trabajo en una empresa que se dedica a la venta y recarga de matafuegos, realizamos fumigaciones y limpieza, mi trabajo consiste en retirar y recargar matafuegos, hacer fumigaciones, y mi tiempo libre se lo dedico a la música.

En algún momento espero componer, me sale naturalmente, tengo una zamba a la que Paula le puso la letra, estamos viendo de trabajarla bien y registrarla. Me inclino mucho por el folklore norteño: la chacarera, las zambas carperas, me erizan la piel, y también el chamamé. Los intérpretes que me gustan son: Los Manseros Santiagueños, Peteco Carabajal, Raly Barrionuevo, Lázaro Caballero, y Ahyre.

En mis proyectos está seguir aprendiendo todo lo que pueda, brindando siempre un buen espectáculo, acompañar a Paula y que ella se sienta bien respaldada. Mis viejos son César Alcaraz, y Marcela Mendoza, ellos siempre están, como cuando tengo alguna presentación, son mis pilares. También mis tíos que están en Buenos Aires y que cuando pueden nos siguen mucho.

Nos han pasado muchas cosas y muy rápido, todo es muy lindo, después de grabar un Ep en Casa de la Música tuvimos la oportunidad de tocar en Nueva Galia, en el festival del Caldén de 2020. Nos avisaron que hacíamos la apertura y fue muy bueno para nosotros. Ese día mis compañeros se fueron más temprano, yo trabajaba y me fui después junto a mis viejos, salí como al mediodía. Cerca de llegar pinchamos un neumático, me agarró desesperación, no había señal, nuestras herramientas no funcionaban y pasaba el tiempo. Tuvimos la suerte de que paró un viajante que tenía todas las herramientas, le contamos adónde íbamos y nos ayudó.

Faltaba media hora y recién habíamos terminado de cambiar la cubierta. Llegamos sobre la hora y pasé derecho al escenario sin ensayar lo que habíamos planeado. Fue tremendo para nosotros: el sonido, la gente, el clima que se dio, una locura hermosa que no olvido jamás, fue lo más grande que nos ha pasado.

Soy un agradecido a la familia y a los amigos, quiero transmitir lo que voy sintiendo a cada momento con la música y que la gente lo sienta así como nosotros.