Reportajes

Pablo Borello, 25-09-2022

Mi nombre es Pablo Borello, nací el 3 de febrero de 1987 en Rosario, Santa Fe. Me vine a vivir a San Luis a los cuatro años, mis padres son de Entre Ríos y Rosario. Ellos se vinieron por cuestiones laborales, yo después me fui a estudiar y volví. Crecí en el centro de la ciudad y también cerca de Juana Koslay.

Estudié en varios colegios, Don Bosco, Causay, San Agustín y Santo Tomás, de chico estuve relacionado más a los deportes, al fútbol, karate, tenis y otros, recién a los trece años incursioné en la música. Mi familia no es que sea de músicos, pero siempre se escuchó música en casa. Hace poco encontré un recorte de diario que hablaba de Alfonsina Storni y su maestro de música, de apellido Borello, mi tatarabuelo creo.

Cuando comencé a interesarme por la música quise aprender a tocar la batería, me dijeron que era como incómodo para trasladar y me aconsejaron la guitarra, comencé a tomar clases con Martín Giménez y después con Willy Bazani, también tomé alguna clase de piano y de edición de partituras. Cuando me regalaron una guitarra eléctrica me dediqué a tocarla haciendo tributo a Rata Blanca, Hermética, Almafuerte, me gustaba todo lo que era rock, power metal, así me fui metiendo en este estilo musical, eran mis últimos años de secundaria.

Terminé el colegio y me preparé para la carrera de medicina, que cursé durante año y medio en Rosario, me fue bien pero no me gustaba. Volví a San Luis y hablé con mis viejos, les dije que quería estudiar guitarra y composición, me aconsejaron que eligiera algo más conveniente laboralmente hablando y me sugirieron que averiguara sobre el estudio del violín. De paso mi abuelo tenía uno guardado al que accedí y me encantó, me voló la cabeza, y me abrió muchas puertas. Si bien ya había subido a escenarios con el rock, el violín me puso en  espacios donde no había estado nunca.

Comencé a tocar en la Orquesta Sinfónica Juvenil de la Universidad de Rosario, después comenzaron a invitarme para tocar en orquestas de tango, de música árabe, bandas de folclore, y otros estilos. Seguí estudiando guitarra y finalicé, hoy soy profe de guitarra y no de violín, porque no me dieron los tiempos estudiando los dos instrumentos simultáneamente, aunque me dedico al violín y no a la guitarra.

Todas las carreras de instrumentista implican siete años de estudio, en etapas de instrumentista, profesorado y licenciatura. Toqué en la Orquesta Escuela de Tango de Rosario, una orquesta típica con la cual tuve una muy linda experiencia, también toqué en bandas de folclore, orquestas independientes, hasta que regresé. Aquí seguí acompañando formaciones de las cuales no fui fundador, estuve con Marisol Mediavilla y un proyecto fuerte también fue “Pluie Trío”, de violín, chelo, y flauta Traversa, con la que primero hacíamos música clásica, y después fue mutando a música de películas; armamos un show audiovisual con clásicos de películas, interpretando soundtracks de películas famosas y proyectando escenas de esa película, era como un tráiler mientras tocábamos en vivo. La idea era tocar en casamientos, pero a partir de ahí comencé a dedicarme a tocar en eventos y es hoy mi proyecto principal de solista.

En la docencia comencé a dar clases en 2013, fue en la Orquesta Infanto Juvenil, después en la Orquesta Infanto Juvenil Municipal, en una escuela también, y desde 2019 en la Escuela de Música de la ULP y en la Universidad Nacional de San Luis como profesor de lenguaje musical en el Profesorado de Nivel Inicial. En este camino aprendí a tener amplitud, en su momento escuchaba solo rock, hoy disfruto mucho de la música en general, no por un estilo, disfruto  escuchar y hacer, de lo que surge en el momento, si tengo que hacer rock, música clásica, pop internacional lo hago y lo disfruto. Tenía mis reservas porque en el ambiente musical hay muchos prejuicios y juicios, existen etiquetas negativas para ciertas músicas, pero esto depende para qué grupo realmente, porque si uno le lleva a los chicos de nivel inicial una sinfonía de Mozart seguramente no les va a resultar nada, pero si les llevo trap o folclore, tal vez les puede resultar más significativo.

El violín es muy versátil, pero en realidad cualquier instrumento lo es, el tema es la versatilidad del músico. Los prejuicios están tan instalados que al final uno se los termina creyendo, cuando me empezaron a pedir en los eventos un tema de bachata o reggaetón, yo me decía ¡pará, yo soy violinista!, ¿que no se puede?, ¡sí, se puede! Si la gente está en una cena, no quieren escuchar a Brown, quieren escuchar a Prince Royce, entonces hay que tener cintura para moverse entre lo que el mercado busca. Hoy estoy tocando en una banda de folclore, “La Cuerda”, también con mi proyecto solista grabando contenido para las redes. Mi sueño es poder viajar con la música, pero mirando a largo plazo. La versatilidad es algo que me define, soy una persona en permanente cambio. Lo único constante en mí es el permanente cambio, esa es mi filosofía de vida.