Reportajes

Romina Fernanda Alias, 13-11-2022

Mi nombre es Romina Fernanda Alias, nací el 16 de noviembre de 1984 en Buenos Aires. Estuve viviendo en Mendoza y a los veinte años me vine a estudiar a San Luis. Estudié filosofía y letras, también música, y cuando me salió la posibilidad de venirme a estudiar psicología me mudé a San Luis. Pasé mi infancia en Buenos Aires, rodeada de mi familia, y como los padres de mi mamá vivían en Mendoza nuestras vacaciones las pasábamos allá, hasta tenía un grupo de amistades cada vez que viajaba. Vivíamos en el piso once y nuestros juegos eran restrictivos, jugaba con mi hermano y siempre dentro del departamento.

En cambio en Mendoza la libertad era total, los carnavales en la calle, jugar en la vereda, las fiestas, tal vez por eso mi viejo decidió que nos fuéramos a vivir allá. La música estuvo bastante presente desde siempre, mi mamá es profesora de piano, tocaba cada vez que viajábamos a su casa natal, ya que allí estaba el piano, ella lo estudió en su infancia cuando se obligaba a las niñas a tocar el piano. Yo hice contacto con la música a los catorce años, al quedar seleccionada para el coro de la Universidad de Cuyo, aún siendo chica porque se ingresaba a los diecisiete.

Tuve mi primera banda de trova cubana, seguí con el folclore un tiempo breve y cuando me vine a San Luis al poco tiempo, en 2003,  junto a cuatro mujeres formamos “Missia”, una banda de música propia, que nos costó instalar por el hecho de ser una formación solo de mujeres. Tocamos en Potrero Rock, fuimos teloneras de Los Rancheros, junto a Noe Molina, Caro Díaz y Natalia Rodríguez. Yo tocaba la guitarra pero sentía que me limitaba en lo vocal por la expresión, así que decidí dejar de lado el instrumento y dedicarme solo a lo vocal. Junto al lugar donde alquilaba vivía el “pato” Rodríguez, aún vive allí, con él canté en una banda llamada “Moebius”, donde aprendí mucho del canto popular, y a pisar escenarios locales, viajamos a Mendoza, y Buenos Aires mientras estudiaba. Luego pasé a una banda llamaba “En 5 voy”, que presentaba temas propios, allí estuve unos tres años, también tocamos mucho en Mendoza porque uno de los integrantes es de allá. Escribí un par de letras y la guitarra me sirvió en su momento, me hubiera gustado seguir.

Comencé a cantar luego en “Ciudad de Ángeles”, pero era más grande, tenía otra impronta, ya me había recibido, había nacido mi hija, tenía como otra energía. Nos dedicábamos a full a la música, el poco tiempo que teníamos, fue como por objetivo, haciendo temas conocidos, reversionándolos de acuerdo a nuestro estilo e influencias, pero siempre en el ámbito del blues, del jazz, del funk y del rock. Nos iba muy bien hasta que llegó la pandemia, y junto a la guitarrista Roxana Cruceño formamos “No tan cuerdas”, que es nuestro dúo acústico, con el que actualmente nos movemos por todos lados.

Hacemos los temas que nos gustan a las dos, la interpretación con la guitarra es de una manera diferente, que hace volar muy lejos del tema original. Trabajamos mucho con la energía de la gente, yo pensaba que el idioma nos alejaba al cantar en inglés, pero Rox tenía razón, sucede una magia súper linda que solo es capaz de generarlo ese idioma universal de la música, hacemos que la canción encaje aunque no sea originalmente de ese estilo.

La idea es tener también en el repertorio temas propios, y volver al formato banda en algún momento, tratar de pisar escenarios grandes mostrando el talento o el don de cada una desde la creación. Nos ha costado mucho llegar a tocar un sábado o un viernes, los miércoles o jueves son un bajón, hay lugares específicos donde va mucha gente y nos cuesta un poco. Cuando una banda es de mujeres no te contratan tanto, como cuando es una banda de hombres y canta una mujer, todavía pasa, menos, pero pasa. También canto en el coro de la ULP dirigido por Ale Moreti, que también es amigo.

Ejerzo de mi profesión de Psicóloga y vivo de ella, siempre tuve consultorio privado, hasta hace poco ya que trabajo actualmente en un centro de salud. Allí se atiende a niños, adolescentes, y adultos. Mi especialidad es en perspectiva de género, violencia de género, igualmente atiendo a toda la población según sus necesidades en el centro de salud.

No puedo obviar la problemática, ya que estamos naturalizados por la presencia de la violencia en la sociedad, de hecho muchos creen que no sufren violencia, el discurso es muchas veces violento, en el día  a día hay diferentes formas de violencia, la psicológica y la verbal, las que están fuera de las explicitas que uno no las ve, y piensa que no existen.

Mi vida musical sería imposible sin la presencia de mi pareja, Negro, y mi hija Vera, es difícil encontrar un compañero, que siempre ha hecho todo muy fácil, desde mi libertad y el uso de esa libertad, realmente no lo podría haber hecho sin ellos. Estoy en el momento que siempre quise estar que es la psicología comunitaria, desde lo musical aprendo todos los días, aspiro a ser plena en cada momento, en cada cosa que hago, no registro mi vida sin plenitud.