Expresiones de la Aldea, La Aldea Antigua, San Luis, Tertulias de la Aldea

LA ENCOMIENDA

Por José Villegas

Así como Fray Antonio de Montesinos, Fray Bartolomé de las Casas, los curas de San Ignacio y tantos otros, en el San Luis de las primeras décadas del 1600, también hubo defensores de los originarios  que vale la pena rescatar. A través de la Encomienda, el Rey asigna a quienes han prestado servicio a la Corona, un grupo de habitantes autóctonos, que deben trabajar en forma forzosa en las explotaciones agrícolas o mineras.

Escribe el obispo de Santiago de Chile, Francisco de Salcedo, el 16 de mayo de 1626: “Habiendo visitado las ciudades de San Juan, Mendoza y el Valle Fértil y Capayanes, en la provincia de Cuyo y esta ciudad de Santiago, hemos hallado por dicha visita y memoriales que nos han dado personas de experiencia y temerosos de Dios, que es caso de llorar lágrimas ver que a más de 60 años que las dichas ciudades están pobladas y por estar y asistir los vecinos encomenderos a esta de Santiago y Coquimbo, traen la tercia parte de los indios que tienen encomendados, para servirse de ellos y alquilarlos para edificar casas y hacer adobes y otros menesteres más trabajosos…”. “…muchos vienen forzados de más de 100 leguas, desamparando sus mujeres e hijos, pasando a esta tierra por temples contrarios a los de su patria y naturaleza, y no los dejan volver a ella hasta que dando lugar las nieves de la cordillera, se vuelven sin licencia de sus encomenderos, y otras veces en tiempos de invierno, sabiendo que no han de enviar a prenderlos, se van a sus tierras huyendo, de que ha resultado de haberse helado por pasar las cordilleras nevadas, como hoy se ven los cadáveres en las cuevas, donde se habían refugiado para repararse de las inclemencias del tiempo. Los indios, para no ser conducidos a Chile, huyen y se esconden en los montes y en las lagunas; pero sus perseguidores cuando los encuentran, los meten en collera y los traen pereciendo de sed y hambre. Y trayéndolos acollarados ha acontecido que, muriéndose uno de los dichos indios, por no soltar a los demás, para sacar al difunto le han cortado las manos”.

Bartolomé de las Casas (Sevilla, 1474 – Madrid, 1566) fue un encomendero, teólogo, filósofo, fraile dominico, sacerdote y obispo español del siglo XVI, famoso como historiador y reformador social. Fue nombrado el primer obispo “protector de
los indios” nombrado oficialmente.