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El horóscopo: predicción y conversación

Por Eliana Cabrera

“El zodiaco es un contenido omnipresente” sostiene Juan Plaza, doctor en comunicación, refiriéndose al horóscopo en su artículo sobre el discurso del éxito en revistas femeninas. Lo cierto es que esta sección, aunque pueda pasar desapercibida y se incluya como contenido casi por inercia, tiene una fuerte presencia en los medios de comunicación y lleva mucho tiempo siendo considerada una sección tópica en diarios, revistas, programas radiales y televisivos, entre otros, además de ser uno de los principales motores de búsqueda en Google.

Podría decirse que personas de cualquier género (aunque se siga sosteniendo que predominantemente es el femenino) y edad recurren al horóscopo en busca de algo de certidumbre sobre el futuro o bien alguna vez han leído “por curiosidad” cuáles eran las predicciones para su signo.  Pero, ¿qué más hay detrás del propósito de saber qué nos depara el destino, si lo hay?

El horóscopo constituye un género en sí mismo ya que se trata de un producto final ofrecido por los medios de comunicación a un determinado público. Puede comprender textos e imágenes que juntas forman un género específico y reconocible, incluso ocupan lugares fijos en revistas y diarios, como las últimas páginas, o días de emisión específicos en radio y televisión, como el primer día de la semana o del mes. Hay quienes lo toman como verdad absoluta o sujeta a interpretaciones, con potencial predictivo, pero otras personas también lo toman como guía, inspiración, incluso como lectura poética que dispara preguntas internas.

El horóscopo crea alrededor de sí mucha socialización y charlas, quizás hasta se convierte en la excusa para hablar de quiénes somos y cómo nos percibe el resto. Podemos leer la descripción o vaticinio para nuestro signo y tomarlo como hecho definitivo o bien podemos reafirmar lo que dice, cuestionarlo e incluso negarlo. Cada quien decide cómo interpretarlo y qué hacer con eso, pero todo lleva a la expresión personal.

Laurence Bardin, autor de El análisis de contenido (1996) sostiene que el horóscopo no revela gran cosa con sus predicciones sobre el futuro pero que cumple otras funciones. Centrándose solo en el lector, el horóscopo tiende a tener un papel de apoyo moral, brinda una serie de consejos y “órdenes” precisas que el sujeto debería seguir para alcanzar la felicidad.

Tarot de hombre salvaje, por Mina Mond. 2014, Francia.

Según este autor, en esa valoración o rechazo a determinadas actitudes para lograr ser feliz se difunde un modelo de conducta que él llama “moral del esfuerzo”, es decir, la idea de que si se hace lo necesario y se trabaja en ello el sujeto alcanzará la satisfacción que anhela.

Bajo estos presupuestos, este género poseería ciertas características “estándar”: las frases se presentan como  instrucciones, frases comparables con los refranes y proverbios de la sabiduría popular. Los mensajes suelen resultar ambiguos, misteriosos, ya que se suavizan las informaciones demasiado precisas de modo que “el lector es quien escoge”.

Otro aspecto recurrente es que el horóscopo tiene una función apelativa, es decir, está enfocado en establecer y personalizar el contacto con el lector, en ganarse su confianza, tener un vínculo de complicidad.  Además, gran parte del texto suele encontrarse en modo imperativo, es decir, utilizando verbos que aluden al mandato, a la imposición, al consejo determinante: hacé, confiá, animate, cuidate. Si bien se espera que un texto que supuestamente busca predecir algo hable del futuro, la mayor parte de los horóscopos se enfocan en dar una serie de pasos a seguir o sugerencias para lograr el bienestar personal o el éxito.

No son ingenuos los horóscopos. En una revista de moda, por ejemplo, pueden alentarnos a realizar ciertas compras o reproducir estilos de vida hegemónicos, sin mencionar los estándares de belleza y relaciones románticas que suponen que sus lectores desean. Es común que personalidades famosas sean además asociadas a sus signos buscando quizás que la gente común elabore simbólicamente alguna identificación o justificación en las características de ese o esa estelar.

Sin embargo también existe esa otra lectura, la de la inspiración e interpretación libre, una lectura del horóscopo que se convierta en el medio para otra cosa; fuente de debate, de charlas, de asociación libre o de simple ritual y encuentro con otras personas, más allá de sus intenciones de vaticinio. No por eso deja de ser menos “serio”, al contrario, ¿qué más importante que ir hacia la conversación con otras personas?