Reportajes

Enrique Díaz, 30-04-2023

Me llamo Enrique Díaz, soy cordobés, el segundo de cuatro hermanxs. Mi mamá se llama Ana María Carullo y mi papá José Roberto Díaz, se mudaron a Córdoba capital, desde San Rafael – Mendoza- a muy temprana edad buscando “los altos estudios”. Mi viejo es de profesión abogado y docente y mi vieja docente, investigadora y formadora de formadores: militantes universitarios en todas sus aristas. Vivieron ambos la represión y el terrorismo de Estado en los 70 con mi hermana mayor “Anita” haciéndoles el aguante. Tuve un tío preso y liberado y una tía que fue asesinada por la dictadura. Me procrearon -según cuentan- en algún colchón de Alemania, durante “beca-estudio” con olor a exilio. Nací en los 80 en ese caldo terrorífico, justamente en “la docta”, entendiendo al tiempo el valor y la valentía del regreso a la Argentina.

Mi primaria… “la señorita Tuca”… la “señorita Anita” en 2do y 4to grado… definían paulatinamente mi desembocadura en las ciencias sociales, pese a mi férreo fanatismo futbolístico y mi aguerrida pasión mundialista,

Mi infancia en sociedad con mi hermano Guillermo, el “negro”, donde compartíamos tiempos intermitentes, en el club, las figuritas con olor, la televisión, los jueguitos electrónicos en PC, el conservatorio musical; buscar almejas en una playa con “medio limón en la mano” y bajar solo de noche al puente de las mojarras; mirar tele al lado del sillón patriarcal… sufriendo las intempestivas en blanco y negro de Neustadt, los carapintadas, Massera, Grondona, Susana, Mirtha… entre muebles de abuelos, historias de Filosofía, películas emblemáticas, libros muchos, viajes a Cortaderas, nacimiento de “Luli”… oxígeno… para familia… Sábados amargos de Asamblea Universitaria, multitasking… inglés, computación, música, pelota paleta y mucha tele: Menem, Tinelli, “Grande Pa”… los 90, la adolescencia, la universidad, la música y el video… desembocaron en cierta vocación de servicio “espero” sin fines de lucro por el arte, la educación y la comunicación… cosa que comparto con mi familia entera…. Franca, mi compañera, Eva… mi hija de corazón… Y el pequeñín Valentín… múltiple colapso en mi dimensión amor.

Soy docente y extensionista por vocación política, por herencia… por sensibilidad… Me interesa el campo de la experimentación entre el arte, la comunicación y la educación como músculo político para la inclusión y la expresión. Soy licenciado en cine y televisión, posgrado en artes mediales, con una maestría en comunicación y educación. Tengo experiencia diversa como guionista, productor, director, editor o diseñador gráfico. Fui proyectorista en un complejo multicine, donde entendí procesos propios de distribución de material en 35 mm, programación de copias, estrategias en marketing, electromecánica, montaje de película, automatización, cambio de reel, producción independiente. Soy docente universitario, secundario y felizmente –aprendiendo- primario. Formé parte de talleres de creación y reflexión colaborativa. Mi vocación por la producción audiovisual, la música y el diseño me permitieron trabajar en distintas especialidades duras y sociales.

Me movilizan las desigualdades, las arraigadas e institucionalizadas, en los ámbitos de enseñanza o de trabajo creativo particularmente. Considero al arte como músculo transformador a la visión capitalista asesina de mundos y al amor por el otre como cachetazo al ego.

Me emocionan Franca, Eva y Valentín o tocar música entre muches, o saber que mis hermanes son felices… o comer rico… o recordar mirando la sierra al ritmo de la música…

Admiro a Tosco, Evita, el Flaco Spinetta, Nina Simone, David Linch, Atahualpa Yupanqui, Puiggrós, Walsh, Gieco, Ernest Ranglin o Eduardo Mateo como para hacer una pequeña playlist del momento, entre las muchas voces que inspiran.

Generalmente me gusta salir del entorno digital, lo que tiene que ver con el trabajo, ir a las sierras, agarrar alguna herramienta de carpintería, sentarme en el sillón a tocar la guitarra.

De mis padres, la honestidad, el compromiso con los otros, el arte se lo debo un poco a ellos, en su insistencia de creer en el arte como motorcito de cambio, y la práctica política universitaria o la convicción también de que es la política la herramienta que puede transformar y transformarnos, eso es lo que le debo a mis padres.

La amistad para mí es un poco la forma de vincular con seres queridos a lo largo de esta cortita historia de vida, cosechados entre la música, el cine, el arte en general, pudiendo enriquecer y nutrir eso seguramente con encuentros felices. El cine por otro lado me ha dado grandes amigos y grandes compañeros con los que aún encaro algunos proyectos integrales.

Vivo en San Luis desde la casa de mis abuelos en Villa Elena… la quebrada… la cumbre, el chorro chico, “Los Carullo”, que por cosas del destino vieron crecer la casa de los “Tessi”… y de ahí me enamoré y es que estoy aquí.