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Leyes de la Naturaleza

Por Mariana Specogna

Huele a moho y humedad que llega hasta los pulmones: alrededor se volvió pantano. Es una tormenta que transformó todo en terror hace rato.

Llega la hora en que tenemos que salir,  no hay más nada que esperar. Demorar la salida, en el preciso instante en el adentro se vuelve más peligroso que el afuera, te puede ahogar.

Es un hecho excepcional, una tragedia, la naturaleza que no siempre sigue el curso esperado, el agua sí: de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba, hasta que encuentra por dónde huir. Nada de lo veo lo entiendo como real, pero avanzo lenta y desarmada, con la única certeza de que hay una ley de gravedad. Los pies me pesan, despegarlos del piso cuesta. Estoy rodeada de gente tan espantada como yo que quiere ayudar  y no sabe cómo. Y Lautaro que ya no puede avanzar…y yo lo arrastro. Cuando lo veo completamente destruido, sin poder seguir, lo abrazo como puedo y le juro (le miento) que es el último esfuerzo, que ya llegamos y se termina. Siempre hubiera imaginado que en una situación así, quizás él por ser  hombre, quizás por ser él, sería el más fuerte de los dos y lideraría el camino. Solo queda seguir, vaya a saber hacia dónde, donde sea que encontremos un lugar seco, refugio, más de las almas que de los cuerpos. Claramente sin cosas, porque ya no importan.

La cartera me pasa y recuerdo que la llevo colgada ¿pará qué salir con documentos, celular, llaves?, me pregunto. Y me contesto, disociada, que la agarré para poner a salvo el peluche, lo único que quise llevar.

Siento agua sucia que sube y arrasa y en un llanto me derramo.

-Nunca, como aquel jueves, estuve tan convencida de que los rituales sirven, hay poder en lo simbólico.

-La cartera sí me pasaba.

-El 28 de octubre de 2010 no solo no llovió, sino que fue uno de esos preciosos días de primavera, bastante fresco al comienzo, pero con un sol intenso hacia la tarde. Esa perfección me perturbó bastante.

-El cementerio de La Plata es un lugar horrible, pero esa mañana logró tener algo de belleza.

Foto Revista: ”Cementerio de La Plata”, crédito de Miriam E. Sotelo.