Expresiones de la Aldea, La Aldea y el Mundo, San Luis

Entre ciencia y tecnología

“Te cuento mi historia”
Si sos parte del mundo y querés contar tu experiencia sumate a esta propuesta
para que nos cuentes dónde estás viviendo y a qué te dedicás.
Escribinos a: laopinionsl@grupopayne.com.ar

Immanuel Kant, filósofo del siglo XVIII, supo decir que debemos “actuar de tal manera que nuestras acciones puedan convertirse en una ley universal”. Esta filosofía no hace más que impulsar a los individuos a buscar el bienestar común, guiados por principios sólidos. El compromiso de cada individuo con el bienestar común no solo honra estas enseñanzas filosóficas, sino que también siembra las semillas de un futuro brillante.
En ese contexto, dedicar nuestro tiempo a resolver los problemas de la humanidad es uno de los objetivos más nobles que podemos tener.
Imaginemos entonces un futuro en donde herramientas como la inteligencia artificial o la biotecnología trabajen para eliminar la pobreza, erradicar enfermedades y restaurar el equilibrio ambiental.
Para llegar allí, cada uno de nosotros debe tomar la responsabilidad de contribuir, de poner su granito de arena en la vasta playa de la humanidad. Resolver los problemas del mundo no es tarea de unos pocos; es una misión colectiva. Al hacerlo, no solo honramos el legado de los grandes pensadores que nos precedieron, sino que también construimos un puente hacia un futuro donde la humanidad pueda florecer en una armonía de conocimiento, justicia y abundancia. La luz de la razón y el espíritu de colaboración nos guiarán hacia esa utopía posible, donde las ideas de hoy se conviertan en las realidades de mañana.

Permítanme contarles mi historia. Mi nombre es Marcos Arrut, nacido en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Desde muy joven, he estado apasionado por la ciencia, la tecnología y la política. Estos intereses me llevaron a ser en su momento parlamentario juvenil del Mercosur y consejero consultivo de la provincia de Buenos Aires. Paralelamente, la biología y sus mecanismos subyacentes despertaron en mí una fascinación que me ha acompañado a lo largo de toda mi vida.
Durante mi juventud, tuve la oportunidad de conocer San Luis en mi condición de cadete de bomberos. Esta experiencia me permitió apreciar la belleza y riqueza cultural de la región.
Después de egresar de la secundaria, y tomando en cuenta las consideraciones filosóficas anteriormente expuestas, decidí seguir mi vocación y comencé la carrera de Biotecnología y Biología Molecular. Mi objetivo de ese momento era claro: quería dedicar mi vida a la ciencia. A medida que avanzaba en mis estudios, mi interés se centró cada vez más en un proceso biológico en particular: el envejecimiento. Este fenómeno ha capturado la imaginación y el esfuerzo de la humanidad a lo largo de la historia, desde los alquimistas que buscaban el elixir de la eterna juventud hasta los científicos de los laboratorios más avanzados de la actualidad.

Paralelamente a mis estudios, fundé RenovaCode Therapeutics, una empresa que nació con un propósito ambicioso: nuclear a diversos investigadores del campo para desarrollar una tecnología que combata al envejecimiento. Después de años de intensa investigación y colaboración, logramos desarrollar ICER, una tecnología revolucionaria capaz de revertir el envejecimiento en células humanas.
Además de mi pasión por la biotecnología, he de decir que soy un ferviente defensor del transhumanismo. Esta filosofía sostiene que la humanidad puede y debe mejorar sus capacidades físicas, intelectuales y psicológicas a través de la tecnología. El transhumanismo plantea un futuro donde enfermedades, envejecimiento e incluso la muerte puedan ser vencidos mediante avances científicos y tecnológicos.
La invención de ICER es un reflejo de esta filosofía. Al revertir el envejecimiento, estamos no solo prolongando la vida, sino también mejorando su calidad. Imaginemos un futuro donde los seres humanos no estén limitados por el deterioro físico y mental asociado con la vejez. Este futuro no solo es posible, sino que está a nuestro alcance y será lo que marque la tendencia en los próximos años. Hacia eso nos estamos dirigiendo.

Acerca de la tecnología
Hablemos ahora un poco del envejecimiento en sí mismo y de nuestra tecnología. El envejecimiento es un proceso complejo que implica una serie de cambios biológicos a nivel molecular, celular y sistémico. A medida que envejecemos, nuestras células experimentan deterioro y acumulación de daños, lo que lleva a una disminución de la función de los tejidos y órganos del cuerpo.
Pero para entender por qué envejecemos, primero debemos echar un vistazo al interior de nuestras células.
Cada célula de nuestro cuerpo contiene la misma información genética. Esta información genética es como un conjunto de instrucciones que le dice a la célula qué hacer. Pero no todas las partes de esas instrucciones están activas al mismo tiempo en todas las células, porque no todas las células tienen las mismas funciones. Es como tener un libro gigante con muchas secciones, pero solo algunas secciones están subrayadas y se leen en cada tipo de célula.


Lo que controla qué partes del “libro” se leen y cuáles no se llama epigenoma. El epigenoma es como un gran orquestador que decide qué gen se expresa en cada momento. En un corazón sano, por ejemplo, las células cardíacas expresan los genes que generan los latidos del corazón. En el cerebro, las neuronas expresan los genes que les permiten enviar y recibir mensajes eléctricos. Y así sucesivamente.
Pero a medida que envejecemos, este “gran orquestador” comienza a cometer errores. Algunas secciones del epigenoma se vuelven menos activas de lo que deberían ser, y otras se activan cuando no deberían estarlo. Esto conduce a problemas en la función celular y, eventualmente, al deterioro de nuestros órganos y tejidos.
En pocas palabras, el trastorno en el epigenoma es como un reloj que se descompone lentamente y es uno de los principales impulsores del envejecimiento.
Lo realmente emocionante de todo esto es que ahora la comunidad científica está empezando a entender cómo intervenir y modificar este “gran orquestador” para que vuelva a funcionar correctamente.
ICER tiene la capacidad de restaurar el equilibrio perdido en el epigenoma, reactivando las partes que han sido silenciadas incorrectamente y desactivando las que están activadas inapropiadamente. A su vez se basa en la técnica de Reprogramación Celular Parcial. Lo que hacemos es introducir un conjunto seleccionado de genes en las células del organismo. Estos genes actúan sobre el epigenoma, modificando la expresión génica y revirtiendo así la edad epigenética de las células. Básicamente, estamos restaurando la juventud celular mediante la reprogramación selectiva del reloj epigenético de las células envejecidas.
Este “reinicio” del epigenoma lleva a la célula de vuelta a un estado anterior, como si retrocediera en el tiempo a un “respaldo” celular más joven. Al revertir el envejecimiento epigenético de esta manera, también se revierte el envejecimiento biológico de la célula. Es como restaurar una copia de seguridad de la juventud de la célula, lo que le permite recuperar su vitalidad y funcionalidad óptima.