Recordar siempre a Mario Benedetti
Editorial
Las letras uruguayas tienen nombres propios inolvidables: Juan Carlos Onetti, Eduardo Galeano, Mario Benedetti, Horacio Quiroga, Florencio Sánchez, Juana de Ibarbourou. Hoy recordamos a Mario Benedetti. Nacido en 1920 en Paso de los Toros y fallecido en Montevideo en 2009 en la entrañable Banda Oriental. Poeta, novelista, dramaturgo, periodista, cuentista y crítico, uno de los grandes nombres del boom de la literatura hispanoamericana. El cine y grandes cantantes han inmortalizado su obra.
El gran éxito de Poemas de la oficina (1956) hasta los cuentos sobre la vida funcionarial de Montevideanos (1959), se debió al reconocimiento en el retrato social. Esta actitud se ve un ensayo ácido y polémico: El país de la cola de paja (1960), y en dos novelas importantes: La tregua (1960), historia amorosa de fin trágico entre dos oficinistas, y Gracias por el fuego (1965), denuncia de la corrupción del periodismo.
En el segundo periodo de este autor, sus obras se hicieron eco de la angustia y la esperanza de amplios sectores sociales por encontrar salidas a la represión militar. Mario Benedetti vivió en Cuba, Perú y España como consecuencia de esta represión. Su literatura se hizo formalmente más audaz. Escribió una novela en verso, El cumpleaños de Juan Ángel (1971), así como cuentos fantásticos como los de La muerte y otras sorpresas (1968). Trató el tema del exilio en la novela Primavera con una esquina rota (1982). En su obra poética se vieron reflejadas las circunstancias políticas y vivenciales del exilio uruguayo: La casa y el ladrillo (1977), Vientos del exilio (1982), Geografías (1984) y Las soledades de Babel (1991). En teatro, Mario Benedetti denunció la institución de la tortura con Pedro y el capitán (1979), y en el ensayo comentó diversos aspectos de la literatura contemporánea en libros como Crítica cómplice (1988). En esos años recopiló sus numerosos relatos breves en la colección Cuentos completos (1986).
En 1997 publicó la novela autobiográfica Andamios. En 1998 regresó a la poesía con La vida, ese paréntesis, y en 1999 obtuvo el VIII Premio de Poesía Iberoamericana Reina Sofía. En 2001 recibió el Premio Iberoamericano José Martí. Publicó El mundo en que respiro (poemas) y dos años más tarde presentó un nuevo libro de relatos: El porvenir de mi pasado (2003). Al año siguiente editó Memoria y esperanza, una recopilación de poemas, reflexiones y fotografías.
Ese mismo año fue investido doctor honoris causa por la Universidad de la República del Uruguay; durante la ceremonia recibió un calurosísimo homenaje de sus compatriotas. En 2005 fue galardonado con el Premio Internacional Menéndez Pelayo. Sus últimos trabajos fueron los poemarios Canciones del que no canta (2006) y Testigo de uno mismo (2008), el ensayo Vivir adrede (2007) y el drama El viaje de salida (2008).