“La tristeza le ganó a lo deportivo, a la recreación. Ya no tiene la misma concurrencia. Es muy triste lo que está pasando. Es como no tener nada…”, reflexionó un vecino que tiene su casa muy cerca, en el barrio AMEP.

Era una zona inclusiva, llena de sonrisas, de alegría, de los festejos por un gol o de alguna otra conquista deportiva. De los alientos a los jugadores y jugadoras. Era un espacio de convocatoria, de encuentro de familias, de mateadas, de agradables charlas entre amigos/as, para caminar en silencio o escuchando música. Era sinónimo de progreso. Tenía luz. Ese imán que era la Villa Deportiva San Luis ahora es todo lo contrario.
Desde el 10 de diciembre de 2023 a la fecha se convirtió en una zona de exclusión. La villa de la noche a la mañana se quedó como muda, olvidada, oscurecida. La algarabía perdió, casi a cero, su intensidad. La concurrencia de público mermó. El progreso se detuvo. Y, por ello, pasó a ser casi como la “villa del abandono”. Perdió su brillo, su luz y su escencia.