Una carta de amor a Gabo Ferro
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“La elección de una carta se debe a dos razones; la primera es que la epístola es la única manera en que puedo escribir en segunda persona sintiéndome sincero; y la otra es que escribir así, a mi manera de ver, está muy cerca de rezar”. Así define Pablo Ramos a su más reciente libro, El hambre y el Arcángel, una historia de un amor, de un encuentro, de una amistad eterna, y de cómo el arte puede acontecer en las situaciones más insólitas. El destinatario es el fallecido Gabo Ferro.
A lo largo de un año, a través de e-mails y audios de teléfono, Pablo Ramos, desde Berlín, y Gabo Ferro, desde Buenos Aires, lo hicieron posible: a la distancia, compusieron un disco en el que Ramos escribió las letras de las canciones y Ferro les puso música. Se llamó El hambre y las ganas de comer y desde que se editó se fue convirtiendo en una obra de culto, en un objeto tan inclasificable como sus dos autores.
Escrita como una larga carta al amigo que ya no está (Gabo Ferro murió en octubre de 2020), la nueva obra de Pablo Ramos ofrece, con generosidad, la historia de 13 canciones (y alguna más) que surgieron de la comunión entre dos artistas que siempre persiguieron la belleza.
Pablo Ramos nació en 1966 en Avellaneda. Ha publicado el libro de poemas Lo pasado pisado y las novelas El origen de la tristeza, La ley de la ferocidad, El sueño de los murciélagos, que recibió el galardón The White Ravens, y En cinco minutos levántate María.
Su libro Cuando lo peor haya pasado obtuvo el primer premio del Fondo Nacional de las Artes en 2003 y el primer premio Casa de las Américas de Cuba en 2004. Publicó también el libro de relatos El camino de la luna y el de crónicas Hasta que puedas quererte solo.
Su obra ha sido traducida al francés, al alemán, al serbio y al inglés. Como músico, lidera la banda Analfabetos y es coautor de las canciones de El hambre y las ganas de comer (Premio Carlos Gardel 2011), junto a Gabo Ferro.
Como guionista, obtuvo el Premio Opera Prima del INCAA por El estaño de los peces basado en su novela El origen de la tristeza, junto a Oscar Frenkel, y el Premio Tato al mejor guion televisivo 2015 por Historia de un clan, junto a Luis Ortega. Escribió y condujo el programa de TV Animal que cuenta, emitido por canal Encuentro.
Un pasaje de El hambre y el Arcángel:
Gabriel Ferro querido, Arcángel, fuiste y sos y serás un lucero imponente y dulce en mi vida. Fuiste y sos y serás el que me devolvió la ilusión que había perdido, esa de volver a cantar, esa de volver a hacer canciones, esa de volver a querer saber y aprender con la música. Fuiste y sos y serás quien me devolvió la alegría de estar arriba de un escenario. Además de un gran amor, ya que el amor de un amigo es tan profundo como el pasional pero además es indeleble, no muere ni se contamina nunca, no tiene nerviosismo y aunque tiene un gran enemigo que es la envidia, ella jamás habitó entre nosotros. Gracias, querido Gabriel, por llevar ese nombre, un nombre construido como una estrella, un nombre usado por mí antes de que vos fueras quien sos en mi vida, antes siquiera de sospechar tu existencia. Un nombre sobre mi nombre, un nombre de arcángel con trompeta, un nombre eterno entre todos los nombres eternos de esta vida que nunca termina, que siempre renace, que siempre espera que vuelvas para seguir dando más y más, para seguir agitando este mundo con tu voz, empujándolo desde abajo hacia el cielo de las almas más nobles. Porque cada mañana nuevas viudas aúllan, nuevos infantes lloran, nuevos insultos abofetean la cara del cielo, es que te digo adiós. Porque decir “Adiós” es despedirse y también es desear divinidad. Divinidad, entonces, querido Arcángel, de esta manera te digo hasta siempre, de esta manera te digo adiós, hermano, adiós”.