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“El Negro” Guzmán, un caudillo del fútbol

Nota: Mario La Torre. Fotos y texto extraídos del archivo de El Diario de la República

Miguel Ángel “El Negro” Guzmán marcó un antes y un después del fútbol puntano. Dirigentes, ex dirigentes, amigos, ex jugadores, hinchas, ex rivales y equipos que integró y dirigió, así lo certifican.
Era un distinto, a tal punto que hasta en sus peores momentos mostraba una faceta distinta.
La experiencia alcanzada en tantos años en el fútbol mendocino, fue muy bien aprovechada en este medio. Juventud Unida fue el club elegido para mostrar todo lo aprendido por esas tierras.

(Foto 1) En 1971, Juventud obtiene otro lauro para sus vitrinas y se queda con el título de la Liga Puntana. Juventud Campeón: Miguel Ángel Guzmán, (DT). José Gregorio García (U), Pedro García, Ramírez, “Patoruzú” Vega, “Pocho” Presti, Víctor Hugo Sosa, Carlos Lucero, “Lalo” Maldonado, “Piruco” Quiroga, “Richard” Barloa, Reina, Ramosca, Aravena y Luis “El Gato” Lepori.´
En sus épocas de gloria como jugador, la dirigencia de San Martín después de haberlo prestado a Independiente Rivadavia de Mendoza y a Belgrano de Córdoba después, empezó a preparar una nueva movida en el fútbol del “Chacarero”, pero Guzmán ya había decido: quería volver a San Luis y firmó para Juventud.
Sin embargo, el fútbol le tenía preparado otro hito en su inigualable trayectoria: sin querer se encuentra dirigiendo al primer equipo de Dos Anclas, de un club ya desaparecido de Salinas del Bebedero.
Era un hecho inédito y único para “los salineros”. Pero también tenía un porqué: “El Negro” estaba suspendido de Juventud cumpliendo una larga sanción y para “despuntar el vicio”, se paró detrás del alambrado asesorando a la gente de Salinas. Fueron sus primeros pasos como DT.
En 1975, Miguel Ángel Guzmán asume la dirección técnica del club Sportivo Estudiantes donde arma un buen equipo integrado entre otros por Hugo “Cogote” Ledesma, Víctor Sosa, Atilio “Tero” Muñoz, “Lalo” Maldonado, Enrique “Chalita” Maldocena, Antonio “El Loco” Camargo (que no alcanzó a jugar porque se retiró) y Mario Alberto “El Gato” Magallanes. Ese equipo obtuvo el torneo local y se clasificó para el Regional.
Después –siempre hay un después- Guzmán regresa por un corto período a San Martín y una vez allí es tentado por la gente de Juventud que logra su contratación y se arma un gran equipo.

(Foto 2). Juventud obtiene la plaza al Nacional de AFA. Américo Sosa Sánchez (AC). Miguel Ángel Lucero, Agustín Emilio Lucero, Horacio “Lacho” Rosales, “Jocho” Fernández, Mario Alberto Magallanes y Miguel Ángel Guzmán. José Amieva, “Lalo” Zabala, Ricardo Santos Logiácono, Osvaldo Barrera, Ciro Magallanes y Hugo “Toro” Gómez.

(Foto 2 bis). Una histórica hazaña en 1979: por primera y única vez clasificó a un equipo puntano al campeonato nacional de AFA.

(Foto 3). La plaza se definió por penales con Independiente de Neuquén.

Ya como uno de los protagonistas del inolvidable campeonato Nacional, en su zona se enfrentó con grandes equipos del interior y de los llamados grandes como San Martín de Tucumán, Independiente Rivadavia de Mendoza, Atlético Ledesma de Jujuy, Ferro Carril Oeste, Independiente de Avellaneda y Vélez Sarsfield.
Guzmán siguió siendo el DT y el equipo desarrolló una gran campaña. Pero pícaro, “El Negro” reforzó sus líneas con jugadores como Antonio “Cura” Vergara, “el Mono” Olmos, el rubio Uzín (ex San Lorenzo) y Genolet.

(Foto 4). “Tuve la suerte de haber integrado equipos grandes del interior con jugadores de primerísimo nivel como Rubén Ambrogi y Osvaldo Sosa, y de haber recibido los consejos de Raimundo “Mumo” Orsi, un director técnico que me aplacó, que me cambió la vida. Precisamente compartiendo largas mesas con Orsi y su compadre Renato Cesarini, aprendí la mayoría de las cosas que ahora me atrevo a inculcarles a mis jugadores”, reconoció Guzmán.
“Renato sabía una barbaridad y estaba en River Plate cuando nosotros (por San Martín de Mendoza) participamos del Nacional de 1967. Yo nunca fui un jugador técnico. Me decían caudillo porque nunca arrugué en ninguna cancha y eso es lo que pretendo transmitirles a mis muchachos. No tengo mucha facilidad de palabra, pero ellos me entienden y la prueba está en que para ganar la clasificación pusieron un corazón más grande que una casa. Ahora en frío los puedo analizar uno por uno”, contó.