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Otra mujer, otra cara. La del billete de dos mil pesos

Editorial

La doctora Cecilia Grierson, primera médica de nuestro país, constituye un verdadero ejemplo de lucha y dedicación. Nació el 22 de noviembre de 1859 en Buenos Aires, en el seno de una familia de inmigrantes acomodados. Sin embargo, tras la muerte de su padre, Cecilia se vio obligada a trabajar para ayudar al sostén de su familia. Fue maestra, incluso antes de obtener el título habilitante. La docencia era su vocación, pero resultó no ser la única. La tristeza provocada por la enfermedad de su mejor amiga la decidió a estudiar medicina, batalla compleja de librar a fines del siglo XIX, cuando la universidad era un mundo enteramente masculino.
Luego de sortear trabas administrativas, pero, sobre todo, prejuicios, Cecilia fue admitida en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires en 1883. Egresó seis años después, convirtiéndose en la primera mujer graduada de esa casa de altos estudios. Habría querido ser cirujana, pero no se lo permitieron por cuestiones de género, motivo por el cual se orientó a la kinesiología y la obstetricia.
Espíritu imparable, Cecilia no se conformó con mantener el statu quo. Fue pionera en sus campos de especialidad, además de la puericultura y la accidentología. Fundó la Escuela de Enfermeras del Círculo Médico Argentino, la Asociación Médica Argentina, la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios y la Asociación Obstétrica Nacional de Parteras. No conforme con eso, fue vocal de la Comisión de sordomudos, secretaria del Patronato de la Infancia e inspectora del Asilo nocturno, institución que daba albergue a personas desamparadas. Fue, también fundadora de la Sociedad Argentina de Biotipología, Eugenesia y Medicina Social, y autora de numerosas obras sobre enfermería, primeros auxilios y educación de personas no videntes.
La docencia siguió presente en su vida. Pese a que le negaron la posibilidad de ser profesora titular de la cátedra de Obstetricia para parteras –cargo para el que estaba sumamente calificada– fue docente adscripta de la cátedra de Física Médica y Obstetricia. Fuera del ámbito académico, creó la Escuela Técnica del Hogar y el Liceo de Señoritas, orientados a la capacitación de las jóvenes. Porque fue también pionera en la lucha por los derechos civiles y políticos femeninos. En 1900 creó el Consejo Nacional de Mujeres y, en 1904, la Asociación Universitaria Argentina.
Cecilia Grierson murió el 10 de abril de 1934, tras una vida de servicio. Su fuerza y su ejemplo abrieron camino a las siguientes generaciones. Su lema siempre fue “Hechos, no palabras”.