Federico López, 24-05-2020
Soy Federico López, nací el 25 de diciembre de 1977 en El Volcán, donde viví hasta los seis años. Mis padres estaban separados así que me internaron en el Hogar del Niño, lo que no me hace victimizarme, siempre salí adelante a pesar de todo. Tuve una infancia feliz porque aprendí mucho, soy el mayor de cuatro hermanos, el que me sigue también se crió en el hogar conmigo, mis otros hermanos se quedaron con nuestra abuela en El Volcán, yo estuve desde los 12 hasta los 15 años en la Colonia Hogar. El Hogar del Niño estaba dirigido por monjas, conviví con chicos que estaban en la misma situación, ahí descubrieron mi talento.
Aprendí a tocar la guitarra a los 8 años, sentía un vacío porque no tenía una familia, lo que me hizo valorarla aún más. Aprendí a tocar la guitarra con el profe José de Calasanz, muy conocido por entonces. A los nueve años ya estaba tocando en la iglesia, me eligieron para tocar los domingos como un premio, lo que me hacía sentir muy bien. Recuerdo que concurría gente importante con la idea de adoptar algún niño, y tuve la oportunidad de ser adoptado con mi hermano pero siempre mantenía la esperanza de que mi vieja volviera y nos llevara, mi viejo nos abandonó definitivamente. A los diez años mi mamá comenzó a tener más contacto con nosotros, hasta que un día (dos años después) nos llevó a vivir con ella y su pareja. Salía de la Colonia para cursar en la Industrial, llegué hasta tercer año y no pude continuar por falta de dinero. Con una banda de barrio hacíamos música tropical, yo tenía 14 años, se llamaba “Formación 2000”, de vez en cuando tocábamos en cumpleaños o casamientos, junto a mi hermano. Él es todo para mí, se llama Julio y es mi mano derecha.
A los 18 años entré a Los Playeros, fui el músico más joven de entonces, se puede decir que fue el comienzo de mi carrera profesional; allí tenía sueldo, ropa, grabábamos discos, hacíamos giras importantes, todo lo que había soñado. Ya estaba de novio con Marisol y pensábamos en tener nuestro dúo, a los 21 fui papá de mi primera hija que se llama Ayelén, fue cuando comenzamos a pensar artísticamente de manera independiente. Junto a mi cuñado Darío formamos el trío Mafeda, después de dos años me fui a tocar con Alcides, Borelli y otras bandas, oportunidades que supe aprovechar. En 2002 me casé con Marisol y conformamos el dúo “Sol y Fe”, que me ha dado todas las satisfacciones. Construimos juntos el sueño de viajar por el mundo con nuestra música, y logramos mucho de ello. No se puede pedir más, trabajamos en familia, hoy el dúo es con mi hija. De 2002 hasta 2007 trabajamos en bares y casinos de varios lugares, y tuvimos una época de oro en un bar frente a la plaza, donde tocamos de jueves a sábados durante más de dos años. En 2007 nos fuimos a Paraguay, donde conseguimos un contrato en dólares para tocar en casinos. En 2010 nos fuimos a La Plata en busca de algo más, conseguimos un contrato para tocar en cruceros, lo que nos ha llevado a conocer el mundo. Nos arriesgamos mucho porque ya teníamos a mi hija más chica, Jennifer. Hace seis años que estamos con otra firma internacional que nos ha llevado a recorrer otros lugares que no conocíamos.
En 2019 nos fuimos a vivir a España y estuvimos allí durante poco más de un año, hasta que llegó nuestro hijo varón, por eso volvimos a la provincia. Hace seis años que viajamos, estamos dos o tres meses en casa. Estoy aprovechando este tiempo de cuarentena para estar en familia, haciendo esfuerzos con la idea de construir nuestra casa propia. Siempre me preocupé primero por formar un hogar: eso significa padre y madre casados, hijos juntos y después la casa. Mucha gente tiene su casa, su auto, pero no tiene su hogar. El éxito para mí es el haber logrado muchas cosas juntos en familia, siendo dueños de nuestro propio destino. Hemos recorrido el mundo alegrando a la gente con nuestra música, no puedo pedir más.