BITÁCORA DE PANDEMIA
Hojear sin juzgar el cuaderno de bitácora de viaje en esta pandemia en el que diferentes y distantes personas escriben reflexiones y sentires de esta historia
La Opinión/ La Voz del Sud
Nos asomamos al cuaderno del abogado Diego Gonzáles quien reflexiona desde Villa Mercedes: Angustia, enfermedad y demasiadas muertes nos rodean; seres esenciales nos abandonan antes de tiempo. El año pasado parecía inconcebible vislumbrar una situación casi de guerra mundial como la que estamos sufriendo.
Siempre andamos por la vida buscando culpables, aunque en este caso el único condenado se llama COVID- 19 –ni a Orwell se le hubiese ocurrido un nombre peor- y camina hacia un merecido cadalso, él es el único culpable, él y sus creadores, o él y los que dejaron que se “escapara” de aquel lejano laboratorio de Wuhan.
Pese al virus, y a todo, la humanidad sobrevivirá, volviendo a descubrir que el amor debe reinar en nuestros corazones, que la empatía es más que una palabra bonita, que la solidaridad es hermosa, que el máximo triunfo será abrazarnos otra vez y que el futuro espera, paciente, por nosotros.
Temis Lorda es médica pediatra en San Luis y un pensamiento se desprende de su viaje: Pienso que este tiempo tan particular, que obliga a muchos de nosotros a detener los egos o por lo menos a colocarlos en otro lugar de prioridad, nos permite descubrir la fragilidad individual y la potencial fortaleza colectiva.
Revalorizar los vínculos, establecer redes de mil maneras antes no imaginadas y encontrar la libertad en nuestro mundo interno.
No sé cómo saldremos de esto como sociedad, ni si esta etapa cambiará del todo la manera en que funcionábamos, pero sí sé que hay interrogantes que quedarán planteados y procesos que habrán tenido comienzo y ambas cosas trabajarán en el sentido de llegar algún día a ser una sociedad más justa, más amorosa, más generosa.
Pablo Arrieta es un ciudadano argentino viviendo en Francia, se convertía en papá casi a fines de febrero cuando la pandemia estaba por declararse y deja su mirada: esta pandemia me ha hecho reflexionar que vivimos en una rueda, que somos un engranaje de una gran maquinaria que no estaba dispuesta a detenerse, nosotros parecíamos no dispuestos a detenernos.
Así es que estábamos pensando todo el tiempo cómo estar mejor para lo que la sociedad marca que es “estar mejor”. Tener un mejor trabajo, una mejor calidad de vida decimos, pero ¿qué es una mejor calidad de vida? Es todo muy relativo y a la vez no. Si bien cada uno tiene una visión de la vida y de lo que necesita para sentirse bien, pero el sistema lo vuelve relativo a esto, porque te empuja a que seas parte de eso, para no sentir que quedas afuera. Entonces la mejor calidad de vida se reduce al hecho de pasarse todo el tiempo en el trabajo viendo cómo mejorar, pero para consumir.
He reflexionado sobre eso, que hemos perdido el contacto con lo importante. Por ejemplo, con la naturaleza. Hoy viendo toda la tecnología que el ser humano creó considero tendríamos que parar. Dejar de ser autómatas, cómplices de la maquinaria del sistema.
Estar encerrado en la casa me puso a pensar en esas cuestiones. Si se quiere eso ha sido positivo para mí, pero obviamente hemos visto o sabido de mucha gente que lo ha pasado muy mal con todo esto. Gente que se ha sentido muy sola, gente a la que nadie ayudaba, eso dio señales de lo deshumanizados que estamos.
Todo lo que ha pasado debería hacernos reaccionar, modificar y crear nuevas formas de pensar en los demás, formas que nos incluyan a todos, nos integren. Es preferible avanzar lentamente, todos juntos, a que avancen algunos cuando esto implica que otros quedarán por fuera de lo que de verdad importa, y que no es lo estuvimos consumiendo hasta ahora.
Buenísimas reflexiones!!