IN MEMORIAM
El Científico
Recopilación de José Villegas
“Después que falleció, sentí su voz en el laboratorio durante mucho tiempo. Sentía sus pasos y veía recortarse su figura nítidamente. Y la imagen más persistente que me quedó, y que continúa aún en mi alma, es la de su caminar por los callejones del hospicio acompañado de Arturito, su fiel amigo. Esa imagen no se me ha podido borrar y, ya lo dije anteriormente, cuántas veces, como en un sueño, los veo venir.
Quiso Dios ponerme en ese Laboratorio de Anatomía Patológica del viejo Hospital de las Mercedes para conocer la impresionante figura y la inmensa sabiduría de Moyano (Braulio Aurelio). El era un ser único, destacaba su simpleza y la gran humildad del puntano que corría por su sangre; y yo al ser proveniente de familias del noroeste argentino, no pude más que aferrarme a su sombra con gran esmero y dedicación.
¡¡Pocos pudieron entender realmente el corazón de este gigante!! ¿Qué hacía con su soledad? ¿O donde recalaban sus huesos luego de la agotadora jornada? ¡¡Son preguntas que no se pueden contestar!!
A él no le importó. Siguió, luchó y venció. Como tantos grandes de nuestra Nación, murió en la pobreza, en una vieja cama de hospital como otros que vienen a mi mente y no puedo dejar de recordar…Dr. Ramón Carrillo. En fin… sólo yo sé que nos encontraremos en un abrazo allá donde nadie nos pueda interrumpir para seguir preguntando sobre el alma y sus posibles localizaciones en el sistema nervioso…
¡¡Hasta luego Maestro!!
Profesor Dr. Diego Luis Outes
Provincia de Salta-
República Argentina
Julio de 2003
En primera persona:
“La investigación científica es absorbente, por esto se explica en el caso de un médico, por ejemplo, que hasta esté reñida con el ejercicio de su profesión en público. Existen desde luego, notables excepciones. Hay que comenzar a trabajar temprano, lo más joven posible, las técnicas científicas –me refiero ahora a la microscópica- llevan muchos años de aprendizaje, de manera que los años decisivos en la formación de un investigador son los primeros, aquellos que siguen a la terminación de los estudios universitarios. En esos años es precisamente cuando el joven que tiene una vocación científica, está más desvalido, tiene en frente la dura lucha por la vida y en la que va a gastar sus mejores energías.
El hombre de ciencia debe ser protegido y alentado en sus comienzos, necesita entonces cuidados, como las plantas cuando crecen. La protección de la ciencia es función del Estado. Está demostrado que el poderío y la salud de un pueblo, bases de su felicidad, descansan en los laboratorios. La necesidad de estimular en toda forma la investigación científica, debe hacerse carne en el espíritu de nuestros legisladores y gobernantes. Así, los jóvenes que se inicien, aquellos que van a mantener la llama encendida, serán muchos y encontrarán menos duro el camino”.
Fragmento del discurso que en 1945 dio en agradecimiento por haber sido galardonado por la Comisión Nacional de Cultura con el Primer Premio por su obra “Anatomía Patológica de las Enfermedades Mentales”.
“…He consagrado mi vida al estudio y a la enseñanza de la estructura de las funciones y de las enfermedades del cerebro del hombre. Inicié estos estudios cuando era todavía estudiante de medicina. Ellos han absorbido íntegramente mí tiempo. A ellos he dedicado todos mis esfuerzos y sacrificios…”
Braulio Aurelio Moyano
23 de marzo de 1953.
“…El hombre de ciencia debe ser protegido y alentado en sus comienzos, necesita entonces cuidados, como las plantas cuando crecen. La protección a la ciencia es función del Estado. Está demostrado que el poderío y la salud de un pueblo, bases de su felicidad, descansan en los laboratorios. La necesidad de estimular la investigación científica debe hacerse carne en el espíritu de nuestros legisladores y gobernantes…”
Braulio Aurelio Moyano
Villa Mercedes-San Luis-1945.
“…El hombre puede esperar confiado en la ciencia, que así como ha llegado a curar las llagas de su cuerpo, también conseguirá redimirlo de los males de su espíritu…”
Braulio Aurelio Moyano
Buenos Aires- setiembre de 1945.
“Para dedicarse a la ciencia se requieren, además de la vocación, condiciones intelectuales bien modestas como son la perseverancia y la paciencia, son las fuentes de la disciplina, sin esta es imposible el trabajo de investigación científica.
Braulio Aurelio Moyano
Buenos Aires- setiembre de 1945.