Reportajes

Marcelo Gabriel Neri-25/04/2021

Mi nombre es Marcelo Gabriel Neri, nací en Buenos Aires, Partido 3 de Febrero. Mis padres son Ana María Contardo y Néstor José Neri, ya fallecidos. Él era trabajador ferroviario al igual que mi abuelo, que además hacía cuchillos.

Me dedico a fabricar cuchillos desde hace dos años, anteriormente era un hobby, pasé por muchísimos empleos, hasta que un día me decidí, pateé el tablero y me dije que iba a intentarlo.

Entre todas las ayudas que tuve, una importante fue la del gobernador. Recuerdo que un día me lo encontré, nos pusimos a charlar mientras estábamos comprando en la parte de congelados y me preguntó qué hacía y de dónde era, le conté cuánto hacía que estaba en San Luis y que tenía tres hijos, el me respondió entonces ya no sos más de Buenos Aires, que tome consciencia y diga que soy puntano, nos reímos un poco. Hace poco, por intermedio de un amigo, Leo Marinello, pudo ver mis cuchillos, en aquel momento los hacía solamente para mí, el se interesó y me compró cuchillos para hacer sus obsequios y estoy muy orgulloso de ello.

Siempre se lo quiero hacer saber pero no he tenido oportunidad. Cuando me preguntan si tengo un hobby, digo que mi trabajo y mi hobby es lo mismo. Recuerdo un jefe de una empresa cosmética con la cual me vine a la provincia, él me decía que por sus venas corría perfume, no corría sangre, y a mí me sucede eso, me doy cuenta que no soy solamente cuchillero o forjador, porque me ocupo de las vainas, los sobres o estuches para colocar los cuchillos, hago cajas a mano de madera, anteriormente tallaba madera, esculpía y un montón de cosas más, por eso no tengo un hobby.

También me gustan los deportes, juego al tenis, al pádel con mi hijo, de chico hice muchísimas artes marciales, yo respiro cuchillos, pienso todo el tiempo en los cuchillos. Algo muy importante de mi trabajo, que lo hago sin querer, charlando con clientes se convierten en mis amigos, nos juntamos, hacemos asado, cultivamos amistad. Lo que yo hago especialmente con mis clientes es mostrarles en tiempo real el proceso de fabricación: la forja, los cabos, las vainas, cómo se transforma la madera de un tronco de leña, porque yo compro retamo y lo transformo en los cabos de los cuchillos, que es una leña de las más bellas, inclusive hasta se exporta para fabricar cabos de cuchillos, por la singularidad de la veta, por las raíces de la jarilla.

Eso es muy importante, son cosas nuestras, autóctonas, a pesar que hay materiales para cuchillos muy caros, sin embargo nosotros usamos lo nuestro, que además se exporta. Tuve muchos maestros para aprender a hacer cuchillos, y me considero también autodidacta.

Tengo un sueño, como una especie de visión, que me gustaría poder concretar, hubo una época que formé parte de los talleres, ahí fue donde aprendí a tallar madera, no recuerdo si fue el gobierno o la municipalidad que contrataba a artesanos para diferentes actividades y les brindaba talleres gratuitos, en la antigua Estación de Trenes, me encantaría poder transmitir ese conocimiento, aunque algo de eso estoy haciendo porque mi hijo trabaja conmigo.

Me encantaría que la gente pueda acceder a este conocimiento y que principalmente no se pierda un oficio, que se va a terminar perdiendo porque son artes milenarios. Mi familia está conformada por mi esposa, hace ya 22 años que estamos juntos, por mi hijo mayor Matías (19) que se acaba de recibir de Maestro Mayor de Obra, mi hija Florencia (16) que estudia en Bellas Artes, y mi hijo Tomás (7) que nació en San Luis. Mi señora es profesora de yoga, tenemos un dojo, un salón que también lo construí yo, en casa, es un lugar muy espiritual, muy místico, muy cálido, ella es una profesional excelente y el lugar está muy ambientado para la práctica de yoga, creo que en la provincia no hay otro dojo con esas características.

Tuve una infancia dura, recién ahora me doy cuenta que fue dura, mi mamá tenía problemas psiquiátricos muy graves, mi papá perdió todo lo que tenía económicamente, la hizo tratar con diferentes médicos y al final logró tratarla, ahora me doy cuenta, con la vida hermosa que tienen mis hijos, que yo tendría que haber tenido una vida parecida a la de ellos, pero mi sistema de defensa era hacer que no pasaba nada y darle para adelante como un toro, obviamente me trajo consecuencias luego, pero ya pasó.

Vivir de lo que hago es una bendición diaria, me tatué en un brazo «Gracias, lo siento, perdóname, te amo» es una filosofía hawaiana, esas cosas están conmigo a diario, me ayudaron a crecer mucho y a transformar por completo la persona que soy hoy en día. Ahora precisamente estoy armando una motocicleta, es como una nueva faceta a la que me quiero dedicar, no sé si profesionalmente, pero la moto va a tener una transformación como la que tienen mis cuchillos. La madera, el acero, la transformación de los materiales es algo que me fascina y me vuelve loco.