Reportajes

Candela Manrique-11/07/2021

Soy Candela Manrique, tengo 34 años, nací en Córdoba Capital, viví ahí hasta los 5 años, luego nos mudamos a San Juan porque mi papá es sanjuanino, mi mamá es de Villa Mercedes. Vine a San Luis en el 2014. Tengo dos hermanos, Julián y Jeremías y un hijo, Ciro, de 3 años.

Tuve el privilegio de crecer en una familia que me brindó todo. Al ser la única mujer y la hermana menor, me sobreprotegían y limitaban, mientras mis hermanos varones hacían las peores picardías, me peleaban, me molestaban todo el tiempo (cosas típicas entre hermanxs), fueron mis primeros amigos. Recuerdo que mi papá era muy divertido, él siempre nos acompañaba y apañaba en todo lo que queríamos hacer, mientras mi mamá asumía el rol de ser quien ponía límites o la más temerosa de que algo nos pase.

Siempre estudié en la escuela pública, y me siento feliz, agradecida y orgullosa de la formación que tuve, tanto primario (Bernardino Rivadavia), secundario (Normal Sarmiento) y mis estudios de grado y posgrado en la Universidad Nacional de San Juan.

Recuerdo que en el último año de secundario trabajé con un grupo orientación vocacional bajo la coordinación de un psicólogo, y una de las integrantes llevó un folleto de la carrera Licenciatura en Trabajo Social, apenas lo leí me sentí atraída, quería estudiar eso, no lo dudé. El psicólogo dudaba de la rapidez con la que me decidí y me sugería seguir trabajando, yo estaba totalmente convencida, no quería buscar más, quería ser trabajadora social.

Hace poco me reencontré con diarios íntimos que escribí desde los 12 a los 23 años, y al leerlos me di cuenta que hay muchos aspectos vinculados a mi profesión que los tenía desde pequeña. Me encontré con posicionamientos políticos en defensa de los derechos humanos, con análisis feministas, con repudio hacia las injusticias, con una sensibilidad y una gran preocupación por los problemas sociales que realmente había olvidado que estaban en esa Candela adolescente. Encontrarme con esos escritos me conectó con esa “chispa”, con ese motor que creo siempre ha estado, y es lo que me impulsó a decidirme inmediatamente con solo ver un folleto. Ese era mi destino.

Mi etapa de estudiante universitaria fue de las mejores de mi vida, lo que forjó mi identidad. Me hice un grupo de amigas entrañables e incondicionales con las cuales transitamos toda la carrera hasta egresarnos. Estudié en la UNSJ, desde 2do año comencé a militar en la agrupación GETSA (Grupo de estudiantes de TS autoconvocados) teníamos como objetivo la reflexión y mejorar nuestros procesos formativos, hacerlos más críticos y comprometidos con los derechos humanos, organizábamos acciones por la memoria, viajábamos a congresos, estuvimos muy activxs y acompañamos la Ley de matrimonio igualitario, pintábamos murales, entre otras cosas.

Otro aspecto que destaco de este trayecto es que comencé a formarme en perspectiva de género, camino que sigo hasta hoy. En 4to año fui alumna adscripta (ayudante docente), a la asignatura Antropología y cuando me dieron a elegir un tema del programa para dar, elegí “antropología del género”, no tenía idea de qué se trataba, me llamó mucho la atención la palabra género y me puse a estudiar el material. Fue un antes y un después, me explicó el mundo, me explicó mi vida entera. Y marcó el tema elegido para la tesis de grado (trata de personas desde la perspectiva de género), también marcó mis inicios en la militancia feminista, comenzamos a movilizarnos y con un grupo de compañeras creamos una ONG contra la trata de mujeres y niñas, comenzamos a participar de los encuentros nacionales de mujeres, también conformamos una red nacional de organizaciones sociales. Desde que me recibí comencé a trabajar en violencias de género.

Disfruto mucho de los textos escritos por mujeres feministas, y que refieran a estudios/historias/experiencias desde esta perspectiva. 

Mi tiempo libre lo disfruto principalmente con mi hijo, jugar con él, conectarme con todo lo lúdico de su infancia. Me gusta la huerta, hacer compost, conocer lugares de San Luis, nunca deja de sorprenderme lo hermoso que es, los ríos y sierras que tiene.

La amistad es la piedra angular de mi vida. Mis amigas me sostienen y me han sostenido en los peores momentos. También me han acompañado incondicionalmente en los más felices y trascendentales. Es sanador saber que están, pasen los años, la distancia, o cualquier adversidad. Están.

Vine a San Luis por un plan familiar y por trabajo. Siempre estuve vinculada a esta provincia porque mi mamá es mercedina, y porque mi hermano se vino a estudiar y terminó quedándose a vivir.

Amo San Luis, las oportunidades y experiencias que me brindó: aquí fui madre, comencé a trabajar como docente en la UNSL, también en su protocolo institucional contra violencias, encontré un lugar en la militancia feminista a través de la agrupación “Ningunas Santas”. Entre otras miles de cosas que son difíciles de expresar pero que creo me determinan una puntana más.