Ángela Isabel Giménez Abregú- 19-12-2021
Soy Ángela Isabel Giménez Abregú, nací el 10 de diciembre de 1973 en San Miguel de Tucumán. De madre santiagueña, ella me tuvo a los 17 años, no conozco a mi padre biológico, quien era del interior de Tucumán.
Soy la mayor de ocho hermanos, crecí y estudié en Tucumán hasta los diecinueve años que salí a recorrer el país. Mis hijas son Yamila, de 19 años, que está estudiando en Buenos Aires, y la más pequeña, que se llama Morena y tiene 9 años de edad.
Estuve en Santiago del Estero, Salta, Catamarca, Mar del Plata, La Plata, San Martín de Los Andes, Bariloche, Córdoba y ahora en la zona comechingona. Llegando al paraje Balcarce de Cortaderas, con el papá de mi segunda niña, construimos una casa juntos, cultivando la tierra, y allí nació mi segunda hija. También elaboraba quesos de cabra en un tambo de la zona, y haciendo panificación con harinas integrales, de algarroba y de maíz, labor a la que ya me venía dedicando con anterioridad. Luego de la separación comencé otro mini recorrido subiendo por Cortaderas, Carpintería y ahora Merlo.
Llegué a la provincia luego de la erupción del Volcán Puyehue de Bariloche, coincidiendo con mis inquietudes personales. El sur es bellísimo, pero necesitaba un clima más cálido y más seco. Conocí la zona en unas vacaciones previas desde La Punilla hasta Merlo. Había algo muy familiar relacionado con la vegetación y el clima que me generaban cierta sensación de familiaridad y tranquilidad. Con el tiempo reparé que era muy parecido a la vegetación de ciertas zonas de Santiago, de donde es mi familia materna.
Continúo cocinando, tengo un emprendimiento de hamburguesas vegetarianas, veganas, brotes, y lo relacionado a una comida más saludable, se llama “Las Morenitas”, me presenté en la Feria Franca de la Villa de Merlo y en comercios de la zona. Siento que cocinar y nutrir es como ir a mi infancia la cual tenía muchas carencias también en la alimentación. Supongo que algo de eso hay en cuanto a mi búsqueda personal, estudiando Psicología Social, Psicodrama, expresión corporal y cocina sana y consciente.
Pasé por varias etapas estudiando cómo alimentarme y nutrir. A esta altura de mi vida estoy siendo más flexible en lo personal, incorporando una escucha más activa a lo que siente y necesita el cuerpo. La alimentación es una pata muy importante, pero no la única, en cuanto a la salud física, mental y espiritual.
En este proyecto estoy desde hace más de seis años, lo que me permite crecer desde un lugar más completo: material, energético e individual. Volviendo a mis orígenes soy afrodescendiente, teniendo en cuenta que Tucumán y Santiago del Estero son provincias donde existe una importante población de ascendencia africana, como en gran parte del país.
En La Plata me acerqué a la danza afro, y desde ese re-encuentro con el cuerpo también resurgió la búsqueda de mis orígenes. En Merlo me encontré con un grupo de mujeres formado por Aldana Sánchez, Melina Villalba y Sixcelis Ramírez, y compartiendo nuestras experiencias decidimos dar vida a “Trenzar Raíz”, para celebrar y conmemorar el 8 de noviembre, día que también es el día de la visibilización de las y los argentinos afrodescendientes y la lucha y militancia de muchos hermanas y hermanos en todo el país.
Con la ley 26.852 del año 2013 se recuerda a María Remedios del Valle, capitana del Ejército de Manuel Belgrano, día que se incorpora al calendario escolar y esperando que no solo quede allí. La negación de la raíz afro ha sido permanente, fue y sigue siendo un gran aporte de la comunidad afro en la construcción de nuestro país. Es hora de cuestionar, reencontrándose y apropiándose sin negar que nuestra raíz también es afro. Se llama “Trenzar Raíz”, recordando que las trenzas fueron usadas para dibujar mapas en la cabeza de las esclavas en su camino a la libertad tan anhelada y para llevar semillas, para poder plantarlas en ese hogar libre.
Mi sueño es encontrar y re-construir esa identidad.