Pedro Ignacio Ramón Liborio Saá-06-02-2022
Mi nombre es Pedro Ignacio Ramón Liborio Saá, soy un puntano que nació en la Capital Federal, hoy Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el 25 de Mayo de 1980.
En mi primera infancia viví en Buenos Aires, Santa Fe y luego en San Luis, donde formé mis primeros recuerdos, mis amistades y mi persona. Mi padre, Hipólito, un peronista de la resistencia, tuvo un rol importante en la formación del Sindicato de Trabajadores Municipales de la Ciudad de Rosario (su ciudad natal), ocupó varios cargos públicos en distintos gobiernos peronistas y fue secuestrado y torturado por la última dictadura militar; luego de lo cual se devino en empresario, locutor y referente del tango.
Mi madre, Beatriz, peronista de cuna y abogada, ejerció principalmente en el fuero laboral defendiendo los intereses de los trabajadores primero en Buenos Aires y luego en San Luis, hasta que fue nombrada como Secretaria del Tribunal Oral Federal de San Luis.
De mi infancia tengo dos clases de recuerdos reiterados: uno en el Golf Club San Luis, donde íbamos cada tarde de verano a pasar el día; otro en la vieja sede del Partido Justicialista en la calle Bolívar. Recuerdo jugar con otros niños mientras mis padres debatían y trabajaban pero no los detalles de lo que se diría en las reuniones partidarias, aunque sí que eran muchas y extensas. He trabajado siempre para un proyecto provincial que demuestra que la buena gestión es esencial para una buena administración con justicia social; que piense siempre en los más débiles primero pero sin perjudicar a los más fuertes.
Mis primeros trabajos fueron como diseñador gráfico junior para una conocida empresa que nos tercerizaba el servicio. En el año 2003 el gobernador me convocó para trabajar en la gobernación, acompañándolo hasta el 2011.
En ese periodo aprendí sobre compromiso con las banderas del peronismo, sobre humildad, a gestionar pensando primero en los que tienen menos oportunidades y que plantarse en defensa de los más humildes siempre es la decisión correcta. Que la Justicia Social se ejerce, que la soberanía política no se entrega y que la independencia económica comienza con una buena administración de los recursos.
En el 2012 comencé a trabajar en la Universidad de La Punta a cargo del Observatorio Provincial de Tecnologías de la Información y Comunicaciones, donde desarrollamos técnicas para hacer seguimiento de los dispositivos conectados a la Autopista de la Información, desde entonces, y hasta el 2018 lideré muchísimos proyectos. Los más importantes fueron los primeros torneos de Deporte Electrónico de la provincia, los Viajes Al Colón (donde chicos de 10 años viajaban al Teatro Colón y veían una obra clásica), la creación del Centro de Educación Musical y Artística Puntana (donde redactamos la primera entrega del Cancionero Puntano, con 20 canciones de Alfonso y Zavala). A la llegada de los primeros refugiados sirios, fue mi tarea acompañarlos y asistirlos, desde aquel momento forjamos una amistad con Majd y Lana que ha perdurado.
Durante el 2019 estuve a cargo de administrar el Centro de Convenciones de La Punta, y luego el intendente Sergio Tamayo me convocó para ocupar el cargo de Subsecretario de Transporte de la Municipalidad de la Ciudad de San Luis, que ejerzo actualmente, en el que hemos sorteado muchas dificultades con un municipio que tenía las cuentas en rojo, con un área de transporte que tenía registros incompletos y procesos ineficientes.
La primera tarea fue reordenar los procesos como el de la licencia de conducir, luego todos los legajos de los servicios de transporte (taxis, transporte de escolar, transporte de discapacitados, servicio contratado, taxi-flet); y estamos en pleno proceso de implementación de normas de Calidad ISO: 9001.
Cuando aún era adolescente tuve un periodo en donde me cuestioné la militancia política, cuando le traje el asunto a mi madre ella disipó todas mis dudas, me señaló un Carpani, un cuadro que estaba desde siempre en el comedor de casa. “¿Ves este cuadro?” -me dijo- “son trabajadores. ¿Ves los brazos y el torso musculoso? No son vagos, son gente de trabajo que está sentada porque no tiene tareas para realizar. Tienen angustia en la mirada porque les duelen las manos de no hacer nada. Por ellos se milita, para que nunca le falte el trabajo al pueblo”.
Quizás necesitaba reafirmar mi vocación, o tal vez quise cuestionar su propia militancia, lo que sí recuerdo es que reafirmó mi convicción y mi compromiso, y que estoy seguro de que lo seguirán haciendo hasta el fin de mis días. Para desconectarme del trabajo habitualmente leo, practico bridge y deporte electrónico. Comencé a leer “La estrategia de la Ilusión”, de Umberto Eco. Soy un convencido de que el Estado no solo tiene la capacidad sino la obligación de la eficiencia, y que la calidad en todos los procesos de gestión es responsabilidad de los funcionarios, por eso pongo la mayor parte de mi esfuerzo, en la gestión de cada proceso.