Reportajes

Pablo Emanuel Mínguez-15-05-2022

Mi nombre es Pablo Emanuel Mínguez, nací un 24 de enero de 1998 en San Luis. Me crie en la zona céntrica junto a mi familia. Fui siempre al colegio Santo Tomás de Aquino. Desde los cinco a los trece años jugué al básquet, una infancia con mucho deporte, el colegio muy presente, y con el mismo grupo de amigos. Mi mamá trabajó toda la vida en el Colegio San Luis Gonzaga y mi papá es camionero.

Comencé a jugar al básquet en categoría mini y mosquito, en el club de la universidad, lo disfrutaba mucho porque no era competitivo, jugábamos solo para divertirnos y con muchos viajes. En el colegio teníamos un taller extra de hándbol, me gustaba y comencé a jugarlo. Paralelamente iniciaron los intercolegiales y me di cuenta que me destacaba y me iba bien; recuerdo que me fueron a buscar varios jugadores de clubes porque era más alto que otros chicos.

Cuando viajé a los Juegos Evita en 2010 y 2011 terminé de convencerme que me gustaba más que el básquet. Me metí de lleno y comencé en el club de Hándbol San Luis, paralelamente entrenaba con la selección provincial lo que sumaba estímulos durante la semana, si bien era un nivel bajo de juego, teníamos buen nivel de entrenamiento. A los quince años jugué mi primer Juego Binacional de Integración Andina, logrando un tercer puesto histórico, enfrentándonos a las potencias, un gran logro para todos. Tuve entonces los primeros llamados para integrar el Seleccionado Argentino, ya en quinto año viajaba permanentemente a Buenos Aires y Córdoba para concentrar.

Mi horizonte en ese momento era más distante, al conocer la realidad amateur mi objetivo no era ir a un club de Buenos Aires, porque sabía que mis padres no me podían mantener en otra provincia y yo quería seguir la universidad. Al terminar el colegio comencé la carrera de Contador Público en la católica, y antes de tercer año me llamaron para integrar el seleccionado nacional con el objetivo del mundial en 2019.

Fui convocado a ese equipo de talentos y logré destacarme nuevamente, el técnico me aconsejó que me fuera jugar a un club de Buenos Aires, tuve que repensar todo y frenar la universidad, dejar la familia, dar un salto de fe. Conseguí algunas becas a través de la selección, la ayuda del gobierno provincial y de mis padres, y me vine a vivir en 2018 a Buenos Aires. Entrenando con el seleccionado vinieron a vernos técnicos de diferentes equipos y me seleccionó el equipo de Dorrego, de Morón, que es uno de los tres mejores del país. Me encontré con un lindo grupo y dentro de lo amateur un equipo muy profesional. Ese año logramos algo histórico para el club, salir campeones en sub 21 y mayores.

En la mañana entrenaba con la selección en capital, a la noche con el club y algunos días también en la noche en el C.E.N.A.R.D. con la selección mayor. No llegaba a estudiar, seguí apostando al deporte con la meta del mundial 2019, donde tuve la suerte de formar parte del equipo. Fue un gran mundial, tuvimos una gira por Portugal y luego el mundial junior de España.

Una experiencia increíble poder enfrentarnos a las potencias mundiales, no fue el resultado esperado pero fue emocionante vestir la camiseta y cantar el himno, muy movilizante después de tantos sacrificios por ese objetivo. Luego del mundial me encontré de nuevo con la pregunta si terminar la carrera o apostar de nuevo al hándbol, decidí finalizar mis estudios, y fue la decisión más acertada porque 2020 y 2021 prácticamente no se jugó al hándbol por la pandemia.

Aproveché para terminar la cursada, sabiendo que tenía las puertas abiertas en el club para poder continuar. Muchos de mis compañeros se fueron a Europa donde el hándbol si es profesional. El año pasado fui entrenador de la Selección Femenina de San Luis, y pudimos lograr el tercer puesto que fue histórico para los binacionales del año 2021 en la provincia.

Sigo en Dorrego, el equipo se había desarmado porque muchos se fueron a Europa, y con técnico nuevo, pero estamos bien en el campeonato, mucho mejor de lo que esperábamos, estamos muy entusiasmados. Dentro del amateurismo que mencioné se entrena de forma profesional, lo sabemos por aquellos que ya han jugado en Europa. Tengo un emprendimiento de ropa online, que administro y con ello solvento mis gastos.

Tengo veinticuatro años, juego de lateral, que es una posición de mucho contacto y roce, se juega hasta los 37 años aproximadamente, no hace falta ser muy joven sino estar en buen nivel para ir a jugar a Europa, que es mi proyecto para el año próximo. Hace poco mi hermana me dio un sobrino y es a quien más extraño, la posibilidad de jugar afuera conlleva el sacrificio de alejarse de la familia, porque siempre hemos sido muy unidos y es duro. Me considero alguien proactivo, viendo todo el tiempo qué hacer, muy amigable, gran parte de mis afectos están en mi provincia, creo mucho en mí, pienso que el sacrificio es la base para los logros, estoy disfrutando mucho lo que estoy viviendo.