Me llamo Hilda Estela Rodríguez. Tengo 77 años. Nací en Villa Mercedes, San Luis. Actualmente, vivo en esa ciudad.

Mis padres eran Esteban Rodríguez (mi Dios en la Tierra), y Orocia Rodríguez. Los dos oriundos de San Luis. Mi madre, vivía, en el campo, en la zona de Vizcacheras. Y mi padre también en el campo, en la Estancia La Suebia, donde actualmente, está el INTA.

Tengo dos hermanas por parte de padre. Mirta Liliana y Fanny Elizabeth Rodríguez. Tengo dos hijas. Gaby Estela Vargas y Mónica Rosana Vargas. Y siete nietos. Vivo sola. Comparto mi vida con mis dieciséis perros.

De mi niñez, los más lindos recuerdos. Fui única hija del primer matrimonio de mí padre. Juegos, tenía de todo. Un triciclo, autito a pedal, monopatín, muñecas, juegos de mate, de cocina, mesita, sillitas. Una planchita a carbón. Una maquinita de coser. A los nueve años, ¡”los Reyes Magos” me trajeron la bicicleta! Un gran acontecimiento para mi!

Viví con mis padres, en Vizcacheras, hasta mis cuatro años. Después nos vinimos a vivir a Villa Mercedes, hasta mis nueve años. La época de vacaciones escolares, la pasábamos con mi papá, en la Estación de Trenes en la que le tocaba trabajar. Cramer, Pedernera, Río Quinto, Huejeda.

Ahora paso a mi vida escolar. Fui, desde Jardín de Infantes hasta 3er grado, a la Escuela Madre Cabrini, de la zona Estación. 4to, 5to y 6to, lo hice en la Escuela Ricardo Rojas, que estaba en la calle Suipacha entre calles Aviador Origone y Francia. En 6to fui abanderada de la Bandera Nacional.

Desfilé el 9 de Julio de ,1956 llevando con honor nuestra gloriosa bandera celeste y blanca. A los nueve años, tomé mi Primera Comunión, en la Parroquia San Roque. ¡¡¡Un gran acontecimiento!!! Seguidamente, cursé el secundario en la Escuela Normal Mixta, Dr. Juan Llerena. Y me recibí de Maestra Normal Nacional. En el año 1966.

Comencé a trabajar como Maestra de Grado, en el año 1972, en la Escuela Nro 301, de Justo Daract. Así inicie mi carrera docente. Y después seguí trabajando en Escuelas de Villa Mercedes.

Me jubilé simultáneamente en la Escuela Nro 388 “Sargento Eduardo Romero” y en la Escuela Normal.

En cuanto a mi amor por los animales, lo tuve desde siempre. Cuando era chica, siempre hubo animalitos en mi casa. Perros, gatos, catitas verdes que mi papá recogía cuando caían de los nidos, en las estaciones del ferrocarril en las que él trabajaba. Y nunca estuvieron enjauladas. Y yo crecí, viviendo ese amor y respeto por la vida de los animales.

Siempre recogí perras de la calle. Porque eran las más expuestas a sufrir embarazos y tener sus hijitos en la calle. Y cuando mis hijas se casaron, y se fueron de mí casa, entonces pude albergar a más perros y perras abandonados. He tenido, a veces, más de treinta perros. Y he tratado, siempre, de darles buena vida. Hice siempre por ellos, todo lo que pude. Eso me hizo y me hace feliz, muy feliz.