SOLANIN
Por Eliana Cabrera
“Solanin [solanina]. Glucósido presente en plantas de la familia solanaceae. Se encuentra en grandes cantidades en las papas inmaduras. Es una toxina de sabor amargo que al ingerirse como producir síntomas como dolor estomacal y mareos”. Así inicia este manga cuyos personajes son un grupo de jóvenes intentando lidiar con la adultez y sus inquietudes.
¿Qué provoca más náuseas, crecer y encontrarse con su complejidad poco a poco, o descubrirse de pronto como adultos con pensamientos que no son precisamente “maduros”?
La cultura japonesa cada vez va ganando más terreno dentro de los consumos culturales de gran parte de la sociedad, trascendió sus fronteras de origen y su presencia se naturaliza poco a poco en la cotidianeidad. Música y baile k-pop, clases de japonés, cosplayers y masivos encuentros de en las ediciones de Comic Con dan cuenta de su popularidad.
Dentro de la literatura, tampoco se queda atrás. Las historietas y los mangas, que son su equivalente japonés, se han convertido en una de las primeras lecturas de adolescentes y jóvenes. La diferencia entre ellas no solo tiene que ver con su forma de lectura, ya que los mangas se leen de izquierda a derecha, tomando el libro “al revés”, sino que sus historietas tienen un fuerte componente cultural japonés que escapa aún a la occidentalización. Pese a las traducciones al español, las onomatopeyas y el ritmo del texto conservan su propia impronta, similar a los programas de anime en su idioma original.
Inio Asano es uno de los mangakas, creadores de mangas, que más se destaca en el último tiempo, conocido por la crítica como “el cronista de su generación”. Su popularidad se debe a la crudeza y realismo de sus obras, donde aborda temas como el paso hacia la adultez, la incertidumbre de la juventud y el encuentro y desencuentro entre sueños y necesidades acrecentadas por la sociedad capitalista.
Una de sus obras más leídas, y la más recomendada como primera lectura para conocer al autor, es Solanin. Se trata de un tomo único donde se relata la historia de Meiko, una joven que luego de terminar la universidad comienza a trabajar, se muda con su pareja, Taneda, y lleva una vida común con las preocupaciones diarias de quienes inician la independencia. Sin embargo, comienza a cuestionarse si realmente quiere ese trabajo, deseando la libertad de poder hacer algo con su vida que deseé más y no solo conserve por el dinero. Taneda, por su parte, trabaja a medio tiempo como ilustrador en un diario. Pese a tener tiempo libre, desiste de triunfar con una banda de rock que había formado con sus amigos durante la universidad.
Esa es otra preocupación de Meiko: lograr motivar a su pareja para que tome en serio su proyecto musical y no solo como un hobbie. Cuando ella renuncia, Taneda promete hacerse cargo de los inconvenientes económicos que eso puede generar, pero es cuando la pareja empieza a desequilibrarse. “Cuando renuncié a mi trabajo, más que por estar insatisfecha, lo hice porque odiaba a la Meiko que volvía cada vez más cansada. No hablo con Taneda nada en concreto sobre nuestro futuro porque siento que nuestra relación se va a desmoronar”, vaticinaba Meiko. Luego de algunos conflictos, justo cuando comienzan a reponer sus sentimientos, un hecho trágico hace que tanto Meiko como sus amigos, atravesados aún por la vida adulta, tomen el sueño de Taneda como un objetivo que los unirá y resignificará muchas de sus decisiones.
Inio Asano no suele relatar hechos demasiado heroicos ni sobrenaturales, sus personajes no tienen giros inesperados en sus vidas más que los que cualquier persona podría tener en su día a día. Solanin, categorizado como un “slice of life”, es decir, un recorte de vida común, describe literariamente situaciones cotidianas reconocibles y con las cuales una persona joven-adulta se puede identificar. Su gracia reside en conmover rescatando pensamientos recurrentes de los personajes en torno a los sueños, la desesperanza, el hastío, la búsqueda de “algo” y la frustración, pero sin interrumpir sus obligaciones pues la vida sigue, y lo que nos atraviesa no es suficiente para pausar el mundo. Pero encontrar en un libro eso que nos interpela y nombra algo que nos pasa, al menos nos da la seguridad de que es más común de lo que pensamos, y que es posible compartirlo con otras personas y acompañarnos desde la literatura.