Reportajes

Emmanuel Leandro López De Filippo,14-05-2023

Soy Emmanuel Leandro López De Filippo, nací el 24 de septiembre de 1985 en Morón, Buenos Aires, en un barrio de inmigrantes italianos, como eran mis abuelos.

Mi familia está compuesta por mis padres, Susana y Horacio, y mi pareja, Carla. A mis seis años nos vinimos gracias a la promoción industrial, mi padre era gerente de una fábrica de cajas de cartón corrugado. Me marcaron esos años, ayudándolo a él y conociendo la realidad del trabajo. Siempre tuve una visión federalista, nacionalista y desarrollista, el parque me enseñó eso. Fui al Colegio San Luis Rey, después pasé al Colegio Don Bosco, venía de la Escuela Félix Uriburu, que era de franciscanos y pasé a un colegio de salesianos. Cuando salió el monotributo tenía trece años, comencé a ser monotributista y ya estaba emancipado, la casa de Buenos Aires estaba a mi nombre. Tenía algunas inversiones, ahorraba mucho y mi nona siempre me regalaba algunos dólares gracias a su pensión de Italia, por la Segunda Guerra Mundial.

Recuerdo cuando mis viejos viajaron a comprar un camión a San Rafael, nos pedían 27 mil dólares, ellos tenían 25 mil, me preguntaron si les prestaba el resto. Yo acepté, de regreso les dije que no quería el dinero, sino ser parte de la pequeña empresa que estaba naciendo, con la inicial de mi nombre incluida en el nombre de la firma. Tiempo después vendimos los camiones, pusimos un nuevo negocio llamado “Todo por dos pesos”, yo tenía participación de un local en Quines, cerramos y abrimos otro en el Shopping, donde tenía el manejo casi total.

Al principio tuve que imponer mi juventud sobre la situación, ya que con diecinueve años estaba a cargo de gente mucho mayor. También tuvimos una forrajería donde vendíamos gas y leña en Juana Koslay, repartiendo en El Volcán, Potrero, y la ciudad. Este extenuante trabajo me trajo problemas físicos en la cintura, mientras cursaba mis estudios secundarios, tanto que más de una vez me perdonaron las faltas.

Está siempre la visión de que el hijo único es un malcriado: no es mi caso, desde chico me puse la camiseta del trabajo, del esfuerzo y de responsabilidades, en mi casa no había plata y había que salir a repartir leña, cortarla, yo manejaba una camioneta Ford, tenía diecisiete años.

Me fui a Mercedes con la idea de estudiar Ingeniería Electromecánica y después rendir las equivalencias para irme a Buenos Aires a estudiar Ingeniería Mecánica, en el medio ocurrió la crisis del país, me volví para estudiar Ingeniería Electrónica, pero volví al trabajo para retomar mis estudios más adelante, hasta que finalmente ingresé a la regional de Haedo para cursar Ingeniería Mecánica. Conclusión: era inteligente pero no era ni constante ni disciplinado; no tenía metodología de estudio, no pude avanzar y me volví, decidí hacer lo que mejor me salía, dedicarme a los negocios. Se dividió la sociedad que tenía mi viejo en Metro Pizza, pasando a ser “Decímetro Pizza”, desarrollé todos procesos productivos de manera industrial, sin perder lo artesanal.

Actualmente represento en CAME a San Luis y presido una nueva comisión en la Cámara de Comercio, Industria y Producción de San Luis, con la visión de hacer una institución más horizontal y abierta, mostrando su potencia y la la fuerza de la iniciativa privada, teniendo como objetivo buscar el bien común, generando desarrollo económico, productivo y social. Pensando que si le va bien al vecino, ayudará que me vaya bien a mí, no me está sacando gente, sino que son mis potenciales clientes. Pensando de esa manera seremos más competitivos, y el beneficio será para todos.