Algunas cosas muy, pero muy bien dichas…
La Columna de Iris
“Quien se para a llorar, quien se lamenta contra la piedra hostil del desaliento, quien se pone a otra cosa que no sea el combate, no será un vencedor, será un vencido lento”. Miguel Hernández.
Cualquiera sea el escenario en el que se lucha, se lucha por la misma causa. De manera que no hay que mirar al costado para ver lo que hace el compañero, hay que mirar al frente, para ver lo que hace el enemigo. Juan Domingo Perón
Piu Avanti No te des por vencido, ni aun vencido, no te sientas esclavo, ni aun esclavo; trémulo de pavor, piénsate bravo, y arremete feroz, ya mal herido. Ten el tesón del clavo enmohecido que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo; no la cobarde intrepidez del pavo que amaina su plumaje al primer ruido. Procede como Dios que nunca llora; o como Lucifer, que nunca reza; o como el robledal, cuya grandeza necesita del agua y no la implora… ¡Que muerda y vocifere vengadora, ya rodando en el polvo, tu cabeza! Almafuerte
“Si te postran diez veces, te levantas otras diez, otras cien, otras quinientas: no han de ser tus caídas tan violentas ni tampoco, por ley, han de ser tantas”.
Nena te quería dejar estas frases que siempre vienen bien. Cosas bien dichas por gente que sabe decir cosas.
Miguel Hernández (Orihuela, España, 30 de octubre de 1910 – Alicante, España, 28 de marzo de 1942). Poeta y dramaturgo español.
Juan Domingo Perón nació en Lobos, provincia de Buenos Aires, en 1895, y no tengo ganas de contar que se murió.
Pedro Bonifacio Palacios, conocido también por el seudónimo de Almafuerte, fue un maestro y poeta argentino, considerado como uno de los «cinco sabios» de la ciudad de La Plata, junto a Florentino Ameghino, Juan Vucetich, Alejandro Korn y Carlos Spegazzini. Nació en San Justo, provincia de Buenos Aires el 13 de mayo de 1854. Murió en La Plata, capital de la misma provincia, el 28 de febrero de 1917.
Así mezclando todo como me gusta a mí. ¿Sabés de la vida terrible de Miguel Hernández? Te cuento: de familia humilde, tiene que abandonar muy pronto la escuela para ponerse a trabajar; aun así desarrolla su capacidad para la poesía gracias a ser un gran lector de poesía clásica española. Forma parte de la tertulia literaria en Orihuela, donde conoce a Ramón Sijé. A partir de 1930 comienza a publicar sus poesías en revistas como El Pueblo de Orihuela o El Día de Alicante. En la década de 1930 viaja a Madrid y colabora en distintas publicaciones. A su vuelta a Orihuela redacta Perito en Lunas (1933). Ya establecido en Madrid, trabaja como redactor en el diccionario taurino El Cossío y en las Misiones pedagógicas de Alejandro Casona; colabora además en importantes revistas poéticas españolas. Escribe en estos años los poemas El silbo vulnerado (1934), Imagen de tu huella (1934), y el más conocido: El Rayo que no cesa (1936). Condenado a pena de muerte, se le conmuta por la de treinta años, pero no llega a cumplirla porque muere de tuberculosis el 28 de marzo de 1942 en la prisión de Alicante. Durante la guerra compone Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1938) con un estilo que se conoció como “poesía de guerra”. En la cárcel acabó Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941). En su obra se encuentran influencias de Garcilaso, Góngora, Quevedo y San Juan de la Cruz.
En una mirada mucho más sentida, Felipe Pigna suele escribir: “…Flameaba por allí cierta poesía, la Federico, la Machado y la del querido y dolorido hasta el final, Miguel Hernández, el poeta que sobrevivió a la guerra, pero no a la pena, ni a la cárcel ni a saber que su hijito Manuel Miguel pasaba hambre y se alimentaba “con sangre de cebolla”, aquel niñito que le quitaba soledades y le arrancaba cárcel, al que estaba dispuesto a traerle la luna cuando era preciso y le pedía a aquel hijito que no se derrumbara, que no sepa lo que pasa ni lo que ocurre. Años de humillación de su amada Josefina Manresa, recorriendo las distintas prisiones donde los asesinos de Federico, los exiliadores de Machado que lo mandaron a la muerte, lo iban confinando en condiciones cada vez peores…”.