“Pipi” Alí
Mi nombre es Ernesto Nader Alí (*), nací el 4 de octubre de 1971 en La Toma, San Luis. Soy hijo de Sisi Pini y el “Ñato” Alí, como se los conoce en el pueblo. Mi hermana mayor se llama Cecilia Verónica, mi esposa se llama Carolina y mi hija más grande también lleva ese nombre, Ernesto es mi hijo del medio y Rodrigo el más chico. Tengo los mejores recuerdos de mi niñez, no había centro ni periferia, todo quedaba muy cerca, la bici nos permitía jugar en tres o cuatro canchas por día, era muy lindo y se interrelacionaba toda la sociedad.
Tuve una infancia espectacular, éramos felices con nada, vivíamos con lo justo, sin grandes elocuencias, nunca nos faltó nada. Jamás fui a la escuela enojado, pese a que a veces el frío de invierno era tremendo. En 1983 estaba en séptimo grado y viví el retorno de la democracia de una manera muy especial, también fue muy fuerte el día que nos enteramos de la guerra de Malvinas, fue un shock para todos.
Otro momento que se me viene a la memoria fue una campaña que se hizo en el pueblo para comprar una ambulancia, nos movilizó a todos, tanto que se pudo comprar. En mi pueblo no había nada, era famoso por los cardos rusos, mi padre tenía canteras camino a Paso Grande y el camino era de tierra, el único asfalto era hacia San Luis capital. En la primaria teníamos sólo dos maestras, mi tía Vitucha y la maestra Nelly, la secundaria la cursé en la escuela de Comercio Juan Martín de Pueyrredón, en el último año fui presidente del Centro de Estudiantes y me empezó a interesar la política.
Por entonces un hecho político del gobierno de Adolfo (Rodríguez Saá) cambiaría mi vida y la del todo el pueblo, fue cuando llegó el gas natural. Me fui a estudiar a Buenos Aires, mi hermana estaba estudiando abogacía allí, inicié también la carrera de Periodismo Deportivo, otra de mis pasiones. Cuando mi papá me pidió las libretas de las carreras vio que en periodismo era un crack y en abogacía tenia saldos en rojo. Me dijo que terminara Abogacía y que después siguiera con lo que quisiera. La terminé y me faltaron seis meses para terminar periodismo. Hace poco la retomé on line para cerrar ese ciclo de mi vida, me cansé de decir “yo estudié”, quiero decir “yo soy”. Siempre me guiaron mis padres de manera perfecta, hoy me doy cuenta de su sapiencia, me costó un poco adaptarme, pero era la oportunidad de estudiar y yo siempre se los agradezco con toda el alma. Me recibí y volví a La Toma, trabajé en el estudio jurídico del doctor Marcos Bustos, paralelamente militaba en el
Partido Justicialista que me permitió ocupar todos los cargos que un militante puede ocupar. En 1997 fui elegido secretario general del Concejo Departamental. Cuando asume Alberto (Rodríguez Saá) rompe paradigmas, entre ellos, con el Plan de Inclusión. Asumí mi primer cargo en el ejecutivo en un momento que se llamó la “peronizacion del gabinete”. Fui jefe del Subprograma de Vivienda. Tuve la suerte de tener de ministra a Graciela Corvalán, ella me enseñó que el trabajo verdadero era mucho más del que yo conocía (se ríe), ¡cómo trabaja esa mujer! Luego fui designado en Obra Pública y posteriormente volví a Vivienda; también junto al doctor Gonzalo Estrada trabajé como jefe de Área Legal del Ministerio de Gobierno Justicia y Culto.
En 2007 fui designado jefe del Área Legales de Vialidad Provincial con “Peluca” Bassi, hasta el 10 de diciembre de 2011 donde me fui a mi casa. Después Zulema, a quien considero mi hermana, me distingue de sobremanera con la Asesoría Legal de la presidencia del Concejo Deliberante de San Luis. Cuando vuelve Alberto a la Gobernación me designó como jefe del Programa Sumarios, donde estuve casi once meses, luego fui designado en el Ministerio de Trabajo de la Nación, pero muy poco después me ofreció el cargo de ministro de Seguridad.
Siempre supe que es un lugar complicado, pero es un honor y un orgullo distinguirme con este cargo. Los conductores, para mí, son los líderes más importantes de la Argentina; muchas veces pensé que estaba ante lo máximo que se podía lograr en relación a las políticas o a hechos realizados, pero inmediatamente después descubro que hay algo más y que es mejor que lo anterior. Hace pocas horas se anunció un aumento histórico, pero puedo asegurar que siempre se está trabajando en cientos de políticas que tienen la misma trascendencia. Eso no existe en el resto del país y formar parte de este gabinete es una satisfacción enorme. Estoy comprometido en darle respuestas a la gente, que cuando le pasa algo grave no espera de respuesta una estadística sino soluciones, y está bien que en San
Luis se apunte a lo mejor. Nuestro objetivo es limpiar la droga de los jóvenes, limpiar la droga de la provincia, no puede existir el narcomenudeo, estoy convencido que lo vamos a lograr. Si bien es cierto que depende del ámbito federal, pero trabajando en conjunto de alguna manera lo vamos a resolver. Nuestro ministerio está siempre abierto y el diálogo es fundamental.
(*) Entrevista publicada en semanario papel el sábado 11 de marzo de 2017