Dante Raúl Carreño, 25-06-2023
Mi nombre es Dante Raúl Carreño, nací en 1970 en San Luis capital. Viví mis primeros años en Villa del Carmen, porque mi padre era el director de la escuela, luego en Luján y también en las Salinas del Bebedero. En Luján, la escuela se llamaba República de Chile, hasta que mi padre hizo las gestiones para que cambiara el nombre por el de A.R.A San Luis. Desde segundo grado cursé en el Colegio Don Bosco.
Al egresar tenía la aspiración de ingresar a la escuela de la armada, me preparé académicamente y me fue muy bien, pero por cuestiones de disminución de agudeza visual no pude ingresar al escalafón que quería. Tomé el ferry de Río Santiago a Retiro y volví en tren a San Luis, uno de los últimos viajes del ferrocarril en ese momento.
Al volver retomé una actividad que tenía a mediados del secundario, de discjockey en las fiestas, reuniones, y cumpleaños de quince y así lo hice por varios años. Durante la semana trabajaba en la disquería tradicional del centro, ubicada muchos años en Junín y Rivadavia. Primero fue Elior, después Dzioba Vieira, siguió solo Dzioba y finalmente César I con otra firma. Estuve en todas las etapas de ese negocio, salvo al principio, trabajando de lleno con la música. Al margen de eso, siempre trabajé de electricista y también relacionado a las actividades al aire libre y en la naturaleza, por haber vivido desde niño en los pueblos del interior, y en la zona serrana de San Luis.
Digamos que las caminatas, travesías e incursiones en las sierras, en los salares y en el monte siempre han estado en mi vida. Me muevo mucho en el cordón de las sierras centrales, es extensísimo, en sus mayores elevaciones encontramos el Cerro Agua Hedionda, cerro Ruidito, cerro Guanaco, cerro La Conana, cerro Valle Hermoso (máxima elevación del cordón central), cerro Tinaja, el Cordón del Realito, son paisajes impresionantes e increíbles, necesitaría otras vidas para conocerlos por completo.
Hoy tenemos muchas herramientas para la actividad, al principio de los noventa no era fácil acceder a la cartografía. Me la pasaba toda la mañana en catastro, después de hacer cola y pagar un sellado de dos pesos, nos prestaban las cartas topográficas para tener referencias más precisas. También accedíamos a fotos aéreas del año 58. Lo tenía que estudiar allí, así que cuando íbamos al terreno seguro que algo nos faltaba (se ríe).
Tenemos que ser muy respetuosos y cuidadosos de las reliquias y tesoros que tenemos en nuestras sierras, porque sin exagerar es la historia del hombre. En tiempos históricos y prehistóricos la gente se movilizaba, se pueden encontrar desde ranchos abandonados de fines de 1800, manifestaciones rupestres, culturas que han ocupado los lugares a lo largo del tiempo miles de años atrás.
Muy cerca de la ciudad, uno se puede internar por las sierras y va a encontrar los vestigios de ocupación o de tránsito, morteros, pinturas y diferentes elementos arqueológicos de mucha importancia y en sitios aún no relevados. En el año 85, el arqueólogo Mario Consens vino a San Luis y se contactó con Dora Ochoa de Masramón y Julio Domínguez, allí pude trabajar, colaborar como asistente de campo de tales investigadores científicos, junto a biólogos, arqueólogos, historiadores.
También he trabajado con Guillermo Heider, con Rafael Curtoni, y a la bióloga Ana Ochoa como asistente de campo, y en la navegación, siempre aprendiendo mucho, en sus últimas investigaciones realizadas en la provincia por este equipo del Conicet. Hay que tener en cuenta que la toponimia de nuestros lugares se ha perdido, hay que recurrir por ejemplo a Germán Avé Lallermant, en su obra espectacular “Memoria Descriptiva de la Provincia de San Luis”, para encontrarlos. A lo largo del tiempo he ido generando mis propios mapas con esas posiciones relevadas, referencias de sendas y demás datos que fui recogiendo a través de los recorridos.
La facultad de Química, Bioquímica y Farmacia presentó un informe de campañas realizadas, investigando la biodiversidad en el Parque Sierras de las Quijadas, descubriendo cinco nuevas especies de micromamíferos, allí también participé. En 2019 se presentó, promovió y aprobó por unanimidad la Ley de Fomento al Montañismo, Sendas Históricas y Caminos de la Sierra, con el objeto de valorar estos patrimonios, como lo es la red vial Incaica en el noroeste argentino. Esta ley de San Luis realizada con el aporte de todos los que estamos en el tema, hoy es ley nacional.
Siempre me sorprende la pureza de nuestros lugares naturales, lo intacto, la hidrografía como gran reservorio de agua, las especies majestuosas, el vuelo del cóndor y el águila mora, pero siempre bajo un elemento distintivo: la pureza en el paisaje no intervenido, es tremendamente valorable y hay que cuidarlo. Conocer, recorrer y cuidar, son tres conceptos para realizar actividades en la naturaleza, que nos lleva a tener responsabilidades para con el ambiente.